86. cuenta regresiva pt. 1

14 2 0
                                    

El testamento.


Y de acuerdo con las escrituras y testamentos dejados por el alfa Jung Jihu, su última voluntad se da pie con las siguientes palabras que fueron escritas en un simple papel, y que han sido dejadas para llevarla ante aquellos que deben oír sus últimas palabras —carraspeo—. «Como el antecedente de todas las propiedades y metas que la familia Jung dejo en mí, entrego, al joven Jung Hoseok, mi hijo adoptivo, todas ellas. Se le concederá toda y cada una de mis propiedades, cuentas de ahorros, contratos y pólizas, con la condición de que mi legado siga en pie. —el abogado subió su mirada al beta, pero este aún seguía con la mirada perdida hacia la pared de color rojo—. Yo, Jung Jihu, además de entregar mis bienes, doy como último regalo, mi mayor tesoro... » —bajo la mirada a su maletón y saco un objeto envuelto en un color café cartón—, ah, aquí está: «... Mi libro —alzo el objeto ya quitando el papel y mostrando un pequeño libro de bolsillo con cubierta roja desgastada—, mi favorito de ellos, "cifra, dígito", escrito por el fundador del grupo 89, Jung Isao, con la esperanza que entre aquellas páginas que devoré, mi hijo, Jung Hoseok, encuentre lo que significa la "pasión" y que sea como un "instructivo" de vida.» Así, el alfa Jung Jihu deja sus últimas palabras a usted, joven Jung.

La sala quedó en un silencio absoluto después de lo último dicho.

Nadie hablaba o cometía una acción en falso, el beta fingía que lo que leía el abogado de Jihu era importante, más, para él no lo era; solo eran palabras vacías y brutas dejadas por un alfa que le gustaba coquetear con la muerte.

¿Es todo? —pregunto aun viendo la pared roja

Lo es.

—Bien —susurro—, gracias por... venir, sabe... ya sabe dónde es la salida y... no vuelva, por favor, no lo haga, Jihu está muerto —trago fuerte—, y usted dejó de ser su abogado después de ello.

—Hoseok —hablo el omega, pero este ni le miro

Nunca he sido un buen anfitrión —intento sonreír aun sin verle, pero solo hizo una mueca de irritación—, así que, le pido que... Se vaya —repitió mascullando cada palabra

J-Hope —rezongo un alfa de cabellera negra, que también fue ignorado

Ah, las escrituras, déjalas, por ahí —hizo un pequeño movimiento con su cabeza—, eso, la verdad es que... ja, ja —rio amargamente—, no me importan, tengo... Sí, tengo otras cosas que hac-

Antes de seguir hablando, el alfa tomo la chaqueta del beta y lo arrastro hasta que la espalda de este topara con la pared, uno que otro pequeño grito de sorpresa resonó en la "sala roja", el chico le miraba con el ceño fruncido y furioso, subió un poco a Hoseok para que este dejara de tocar el piso.

Jungkook —susurro el omega—, no hagas eso.

—¿Por qué no? —pregunto sin verle, sus ojos negros estaban puestos en el beta que ni se inmutó por su acción—. ¿Por qué perdió a alguien? —bufo mientras había remarcado la palabra "alguien"— ¿Hay que aceptar cada ofensa por un berrinche? No, no voy a detenerme V, porque él debe de entender que lo que no está se fue, que Jihu está más que muerto.

Esas últimas palabras llenaron de enojo a Hoseok.

El beta tomó cada brazo del alfa y los apretó, aunque Jungkook fuera un alfa y mayor que él, no era más que de conocimiento general que el beta podía darle batalla, así que, sus uñas se enterraron a través de su chaqueta de cuero, este le soltó y se separaron por completo.

oblivion [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora