oblivion [NamJin]

76. ya casi

—¿Dónde estabas?

—Leyendo algunos documentos que me dio J.J. —lanzo unas hojas—. Hay que ser cuidadosos, esta misión es demasiado para ambos, necesitaremos un miembro más.

—¿Eh? Crees que yo, un alfa de 16 años, ¿no podrá?

—Tu comportamiento es infantil JK, claramente no nos servirá.

—Hmm —rio entre dientes—, el que falta a veces por estar de novio.

—Ey, no es así.

—Sí, lo es, b-e-t-a, beta.

—Mira que...

—¡Basta, basta! —regaño un alfa mayor—. Hoseok ve a la junta, te estamos esperando.

—Claro —sonrió ladino y luego vio al joven alfa—. Adiós, alfa, c-e-l-o-s-o, celoso.

—¡No lo soy! —gruño viendo como desaparecía

Pero el castaño volvió diciéndole: —Y sí, pude deletrear dos letras más que tú —y huyo victorioso

—¡Estúpido!

—Eh —tranquilizo el de cabellos cobrizos— ¿Por qué cada vez que me acerco se están peleando? —le miro como si él fuera el culpable de cualquier pelea

—¿Yo qué, Jihu? —se defendió—. Él se siente lo mejor por ser un beta.

—No es solo un beta, es mi hijo.

—¿Cómo puede ser tu hijo un beta y no un alfa? —acuso—. Tú eres un gran alfa Jihu, ¿Cómo es que no saco tus genes? ¡Ni siquiera se parecen!

—No es como si lo fuera —remarco lo último—. Además, tú también eres como mi hijo.

—Pero no el favorito, ¿o sí?

—No tengo un favorito —alzo una ceja y el mayor solo rio—. Ja, ja, ja, si me ves así, ni yo me creo.

—Sé que mientes J.J.

—Vale, digamos que lo hago —suspiro cansado—. No te enojes con Hoseok por ser mi hijo, o el "favorito" —rio una vez más—. Además, ambos son como hermanos, no importa cómo, siempre pueden contar con el otro, ¿no?

Jungkook no respondió, solo le quedo mirando con recelo, Jihu se acercó a él y poso sus manos en sus hombros.

—Prométeme que, sin importar que, vas a estar con él como su mano derecha, él no puede confiar en nadie por miedo, pero mientras tú y Tae estén con él, bueno —dio una pequeña caricia en sus cabellos negros—, ustedes serán invencibles.

—Lo haré solo porque tú lo pides, eh.

—Ja, ja, ja.

• • •

Vio el calendario, se aproximaban a la segunda semana de mayo, y con ello, el aniversario de su muerte.

Camino de un lado para otro en la sala, no dejo de hundirse en sus pensamientos hasta que el omega le llamo.

—¿Pasa algo? —pregunto pasándole su taza y sentándose en el sillón individual

—Ya casi es su aniversario.

—Anive- —se interrumpió—. Ya se harán tres años —soplo a su té—, pasa rápido el tiempo, ¿no?