ᵛᴵᴵ. Diferente II.
Una vez que conoció a los demás, correr con la manda era su comida del día para el chico.
Todo el tiempo que la pasaba con ellos se sentía libre, cada noche, les prometía verse donde conoció al primero de todos ellos, continuamente después de conocer un poco sobre su vida en el bosque, varios lobos siempre le regalaban rosas y flores, él creía que eran una muestra de cariño. Cuando la verdad era, que estaba siendo cortejado por muchos.
El chico al ser tan rechazado en varias ocasiones difícilmente creía que alguien lo amaría, si tan solo supiera que miles de lobos estaban enamorados de él.
En una de esas noches tan largas estando con ellos, el primero de todos, al que conoció, se acercó a él y se sentó a su lado; a diferencia de los demás, él no regalaba nada, solo su compañía, siempre que se sentaba al estar agotado por correr junto a ellos, y de alguna manera, le gustaba sentir la compañía de este.
—Muy pronto me iré de esta aldea —dijo, como si el lobo entendiera que era una conversación muy importante—. Me han dicho que hay un hombre en las fronteras llamado Jung Isao, y que es posible que él pueda curar esta rara enfermedad —vio sus manos, tan blancas cada día—. Mis padres, cuando nací, dijeron que era horrible tenerme como hijo —susurro, abrazo sus piernas y recostó su cabeza en sus rodillas, giro su vista y vio la mirada negra que perforaba su ser, en ese momento recordó al chico debajo de la luz de la luna de hace unas semanas—. Me recuerdas a él.
Cuando dijo ello, este se acercó a él y le lamió la mano, el chico la estiro y dio pequeñas caricias en su cabeza.
Después de esa noche, volvió a su cabaña, para él, era común dormir todo el día, para luego despertar cuando la luna estaba en su punto más alto de belleza, listo para su vida real. Sin embargo, ese día, cuando él despertó su casa, se estaba incendiando, pido ayuda a gritos, cuando se acercó a una ventana solo escuchaba abucheos de los aldeanos.
—¡Lárgate!
—¡No te queremos aquí!
—¡Estás enfermo!
El chico, al escuchar eso, supo que su secreto había sido descubierto, tomo una pequeña mochila y metió ropa, tendría que subir hasta la azotea y de ahí, caminar por todos los techos para salir de la aldea, una vez más, no era recibido por quien era.
Intentando subir, comenzó a toser, el fuego se esparcía más y más, dejando al pobre chico sin posición de poder huir de aquella muerte tan mal juzgada.
—¡Ayuda! —grito, pero sabía que nadie lo salvaría— ¡Por favor, yo no pedí nacer así! —rezongo— ¡Por... por favor... no es... no es mi culpa! —y se desmayó por la falta de oxígeno
—Uau, ¡buenas noches! —dijo un hombre en frente de él—. Vaya que has dormido más de lo debido.
—¿Eh? —el rostro de aquel tipo sonriente desapareció de su vista y el chico intento levantarse, pero estaba tan cansado, que era imposible
—No te muevas, tus heridas están abiertas.
—¿Mis... heridas? —murmuro
—Claro, esas llamas fueron demasiado intensas —el hombre rio y negó con su cabeza—. Por ahora te he dado medicina estos últimos cuatro días, así q-
—¡¿Cuatro días?! —el chico se alzó de golpe y cayó de nuevo—. Eso... dolió.
—Claro, que te dije que tus heridas siguen abiertas —gruño—. Lo sé, hmm, cuatro, un número de mala suerte, todo por los caracteres chinos, ¡es increíble! —grito hacia el cielo y continúo machacando unas hojas
—Yo...
—¿Qué haces aquí? —agrego mientras le daba la espalda— ¿Quién soy? ¿Por qué sigues vivo? —el otro solo asintió, aunque el hombre no lo veía—. Yo no soy el más apto para responder —dijo—. La luna fue la encargada de traerte hasta mí, chico.
—¿La... luna? —pregunto, esta vez con mucho cuidado, poco a poco se levantó y una vez sentado el hombre se dio la vuelta
—Claro, ¿qué no sabes que el alma de la luna está en la tierra? —machaco un poco más y sonrió de oreja a oreja—. Listo, es hora de cambiar las vendas.
—¡Espera! —alzo un brazo— ¿De qué hablas? Exijo respuestas.
—Ah —el hombre sin saber que hacer, dejo de lado la medicina, fue hasta un librero repleto de libros y busco entre todos, unos los leía y aventaba, hasta que finalmente encontró el indicado—. Lee y, luego hablemos, mejor dicho, habla con él.
—¿Él?
—Claro, ¿quien más?, el chico que te salvo de las llamas.
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oblivion [NamJin]
FanfictionNamjoon vivió creyendo que su mundo estaba limpio, sin secretos, misterios o temores; pero al reencontrarse con Jin después de 10 años entra en un estado de desconocer lo que sucede a su alrededor. ┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈ ✧...