—Estoy libre y muy ansioso de verte, preciosa — le respondí de inmediato, esbozando una sonrisa de oreja a oreja.
Sequé mi cuerpo y me acicalé inclusive de más, como si en realidad fuera a verla cara a cara y no a través de una pantalla. Encendí la computadora y me recosté en el espaldar de la cama, esperando con el corazón palpitando en mis oídos a que ella me diera luz verde para por fin conocerla.
Pocos minutos después, llegó la invitación a la computadora para aceptar la videollamada de ella, y más se desbocó mi corazón. Acepté unirme a su chat con las manos temblorosas.
Mi vista recayó en su escote, en la sorprende línea y forma de sus redondos y abultados senos. Me fijé en su cuello y en el collar negro con taches que rodea el mismo, y una cadena que desciende por encima de su pecho logrando que sus encantos se vean muy apetecibles a mera vista, pero me sentí burlado, porque en lugar de dejarme ver su hermoso rostro, se presentó con una máscara de cuero a juego de su collar. Sus labios rojos y carnosos más sus ojos marrones y brillantes fue lo único que pude apreciar de ella.
—Eres incluso más atractivo de lo que había imaginado — sonrió ladeado.
—Es una pena que no pueda decir lo mismo.
—¿Insinuas que no soy una mujer bella?
—No fue lo que quise decir. Pensé que dejarías ver tu rostro, pues tu cuerpo ya lo he visto muchas veces, y de más está decir por tu aspecto físico lo atractiva que eres.
—¿Por qué estás tan cerrado a conocerme? No lo entiendo.
—Porque me fascina todo de ti — confesé sin rodeos.
Bajó su teléfono un poco, dejándolo enfocando en sus senos, y tuve que tragar saliva varias veces para no soltar todos los pensamientos impuros, pero candentes que invadieron mi mente. Hasta ahora es que me doy cuenta de que las cadenas que bajan del collar se unen al sujetador que es del mismo juego de color y textura que este. Ya no me cabe duda de que está usando uno de sus tantos trajes.
—No te voy a juzgar, si es lo que te tiene preocupada. Tampoco voy a hacer público tu rostro o algo por el estilo. Confía en mí, no soy un mal sujeto.
—Eres policía — con ese comentario lo dejó todo en claro.
—Sí, pero uno de los tantos que son buenos.
—Cierra los ojos — concertó.
—¿A qué se supone que vamos a jugar?
—Aun no me animo a mostrar mi rostro. Justamente hace parte de mi privacidad, espero puedas entenderme un poco.
—No voy insistir. Si no quieres entonces respetaré tu decisión — cerré los ojos, entre desilusionado y emocionado.
Había pensado día y noche en ella, en que mis posibilidades eran altísimas, pero está claro que ganarme su confianza no será nada sencillo. Sí quería verla y aún muero por hacerlo, pero entiendo que no se sienta en confianza con un desconocido para hacerlo.
—Ya puedes abrir los ojos, poli.
Abrí los ojos y me quedé embobado viendo su cuerpo entero. Así como el collar se une al sujetador, este lo hace con la mínima prenda que cubre su feminidad. Varias cadenas se cierran alrededor de sus caderas y se terminan de perder por el medio de sus muslos. Su piel se ve tan brillante y suave, que no puedo parar de imaginar estar ahí para perderme en ella. Todo a mi alrededor se volvió irrelevante, pues ¿quién no deja de pensar con tremendo bizcocho?
—Quizás esto — señaló todo su cuerpo de arriba abajo con su mano—, pueda ser por ahora más que suficiente.
—Por supuesto que es más que suficiente. No tienes ni idea de lo preciosa y encantadora que eres, Laura — mordí mi labio, grabando en lo más recóndito de mi memoria su esbelta figura.
—Gracias por tus cumplidos.
—Seguro todos te dicen lo mismo, pero ellos no te ven con los mismos ojos que yo sí te veo. Eres la mujer más perfecta que haya visto alguna vez en toda mi vida. Eres hermosa, preciosa por dónde sea que te vea y, lo que más me gusta de ti, es esa manera tan sensual y libre de ser. A pesar de que soy un desconocido, has confiado y me has mostrado algo que es muy significativo para mí. No me importa si no me permites ver las facciones de tu rostro, lo que a mí me importa, es que estés tan dispuesta a disfrutar libremente de lo que eres, sin que nadie más que yo tenga el gusto y el placer de ver. Puede que suene enfermo y, para ser honesto, algo extraño a tu punto de vista, que me haya enamorado de todo tu encanto.
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Obsesión[✓]
RomanceEnzo es un oficial de policía que vive sometido a su arduo trabajo para proteger a la sociedad de la maldad. Su trabajo no le permite disfrutar de los placeres de la vida como le gustaría, pero en sus cortos descansos encontró su propia diversión en...