De camino al orfanato traté de ser lo más sensible posible para decirle a Laura sobre la desaparición del menor. No sé cómo desapareció de ese lugar sin que nadie se diera cuenta, pero que ni crean que pueden verme la cara. Llegaré hasta las últimas consecuencias, y si alguien de ahí dentro tiene algo que ver, los haré pagar con creces.
Cómo era de esperarse, la reacción de Laura no fue positiva. Enloqueció con el hecho de pensar que el padre del niño se lo haya llevado a quién sabe donde. Aún no me cabe en la cabeza que le hayan soltado al pequeño así como así, pues ellos saben a la perfección que ese hombre está acusado por la muerte de Samay.
—Es increíble la negligencia de este país — Laura limpió sus lágrimas, y reprimí todos los deseos qje me invadieron de abrazarla—. ¡¿Cómo es posible que nadie se diera cuenta?!
—Srta. Bermúdez, entendemos su reacción, pero también debe comprender que el niño no es el único y, que...
—¡Me importa un carajo si son muchos niños o no a su cargo! ¡El deber de ustedes es cuidar a cada uno de ellos sin importar qué! Se supone que aquí están protegidos, que no carecen ni de sed ni de frío, pero son unos...
—Srta. Bermúdez, es mejor que se calme, no gana nada poniéndose de esa forma.
Laura miró a Gabriela con gran disgusto, esbozando una sonrisa amarga y triste.
—Deja que nosotros nos encarguemos de todo, prometo...
—¡Tus promesas me saben a mierda! — estalló—. No justifique su poco compromiso y su negligencia, Oficial Sánchez con un «Ha sido difícil seguirle la pista» porque no creo que durante todo este tiempo no hayan tenido nada de ese sujeto.
—¿Usted qué sabe del trabajo que hacemos?
—Gabriela, ve a revisar las cámaras, por favor. Acompañala — le indiqué a Mauricio.
—Sí, señor — me dio una mirada furiosa antes de irse con Mauricio y la encargada del orfanato.
Una vez me aseguré que nos encontrábamos solos, me acerqué más de lo permitido a ella y la tomé suavemente por los hombros. Esa furia que tenía en la cabeza que sentía hace un rato por haberme escondido quien era realmente, se esfumó al verla así de mal. Duele verla llorar.
—Laura sé que he fallado en mi deber, pero te aseguro que no hay día que no trate de encontrar el escondite de esa rata. Sé que ahora mismo estás angustiada y furiosa por lo que pasó con el pequeño, y no es para menos, pues sé de sobra lo mucho que te preocupas por él, pero debes calmarte y pensar con cabeza fría.
—Lo único que quiero es que atrapen a esa basura y lo hagan pagar por todo el mal que ha hecho en la vida, porque alguien como él no merece caminar por las calles así tan tranquilo — soltó a llorar, mostrando verdaderamente lo frágil que es.
—Y lo vamos a encontrar, de eso no te quepa ni la menor duda.
Nos quedamos viéndonos por largos segundos, antes de que ella tomara la iniciativa y me abrazara de esa forma tan fuerte y firme, como si con ese acto me quisiera dar a entender que es todo lo que necesita en el momento.
—Sé que para ti es difícil luego de todo lo que ha pasado en tan poco tiempo, pero trata de confiar en mí.
La engullí aún más fuerte entre mis brazos, fascinados con su olor y cercanía a la vez que experimentaba una taquicardia terrible y poco natural en mi pecho. Ella me gusta demasiado, y que ahora mismo esté en mis brazos, buscando consuelo y calma, significa mucho para mí. Me hace sentir como si fuera especial en su vida...
—Me prometes que lo vas a encontrar — levantó la cabeza de mi pecho y me miró fijamente, aún con sus ojos infestados de lágrimas.
—Te lo prometo — estampé mis labios sobre los suyos con miedo al rechazo, pero su respuesta fue cerrar los ojos y recibir mi beso de la misma manera lenta y tierna en que yo la estaba besando.
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Obsesión[✓]
RomanceEnzo es un oficial de policía que vive sometido a su arduo trabajo para proteger a la sociedad de la maldad. Su trabajo no le permite disfrutar de los placeres de la vida como le gustaría, pero en sus cortos descansos encontró su propia diversión en...