Diversión

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Laura

Sabía que se trataba de él desde que la duda entró en mi cabeza, pero confírmalo hace que un algo extraño se instale en mi pecho y no me permita pensar con claridad. Lo detesto por muchas razones, pero también está ese lado que solo le mostró a mi otro yo y me dejó más que encantada con toda esa palabrería que suele hacerme sentir extremadamente bien.

Si bien no tenía ganas de verlo, debo admitir que esa parte curiosa de mí trataba de buscar algún indicio a como diera lugar, pero ese hombre no descansó ni un solo día hasta hoy. Por eso aproveché el momento y lanzarme de lleno a conocerlo justamente cuando lo escuché llegar a casa.

Incluso pensé que el hombre sería inteligente y se daría cuenta en el momento que escuchara mi voz, pero está tan cegado en un gusto, atracción o lo que sea que siente por mí, que no ha se fijado en otra cosa que no sea mi cuerpo. Y eso es lo que me detiene, que él solo está interesado en mí por lo que soy capaz de hacerle sentir sexualmente. Aunque no haya necesidad de que tengamos un contacto físico en persona, me siento usada y poco valorada con que solo me vea con ojos de lujuria. Más está ese lado tierno y amistoso que me ha mostrado desde que empezamos a hablar.

Es ridículo sentirme de esta manera tan contrariada por ese policía bueno para nada, que dejo en claro que no sirve para nada más que no sea calentarme en las noches más frías y solitarias.

—Sabia perfectamente que no aceptarías, pero debía arriesgarme e internarlo una última vez. Te prometo que no volveré a insistir más en el tema, pero espero seguir contando con tu amistad...

—Acepto, pero tengo mis condiciones — además de que planeo divertirme mucho con él.

—Todas las que tú quieras — sonrió enorme, demostrando una vez más lo encantador que puede llegar a ser.

Verlo sin ropa hace un rato cuando salió de tomar una ducha, me puso la mente a volar. Si con el uniforme se ve muy delicioso, sin él se aprecia el triple de comestible. Nunca había maquinado una escena en mi cabeza en cuestión de segundos, pero estoy lista de cumplir una a una de mis fantasías con su perfecto y bien definido cuerpo, y jugar un poco con la mente de este hombre. Después de todo, él no tiene por qué enterarse de que su mayor fantasía vive bajo su mismo techo. Incluso la Srta. Bermúdez que tanta protección y ayuda necesitaba quedó a un lado, pues en estas semanas que llevo viviendo en su casa, no se ha dignado a preguntarme cómo me encuentro o si sigo respirando o no; y eso es lo que más me molesta.

—Será siempre de este modo; me presentaré ante ti con una máscara siempre. Cuando sea el momento de dejarme ver, lo haré gustosa; además de que me encantaría ver tu reacción cuando te des cuenta quién soy en realidad — frunció el ceño, más no lo dejé hablar—. No puedo hacerlo todos los días, pero después nos pondremos de acuerdo para que los dos estemos libres de deberes para cuando necesitemos darnos un poquito de atención y que tu trabajo o el mío no nos afecte a ninguno de los dos. Y tendrás que usar lo que yo quiera, así que ve tomando lista de todos los productos que necesitas para nuestra propia satisfacción y diversión. Ya sabes, hay que alimentar las fantasías de algún modo u otro, y así como estoy segura que tú quieres darle de comer a las tuyas, yo quiero vivir las mías contigo.

—Haré todo lo que tú me pidas, mi diosa. Estoy listo para hacer todo lo que tú desees — mordió su labio inferior, provocándome a más no poder, pues deliberadamente se ve muy sexy haciendo ese gesto—. Siempre y cuando me prometas que seré el único.

—Tienes mi palabra, poli; serás el único hombre que tendrá el gusto de dilatarse la pupila con este monumento — sonreí malicioso, pensando en lo mucho que me voy a divertir tanto dentro de una pantalla con él como por fuera de ella.

Mis dos personalidades están listas para profanar lo más puro e impuro de ese hombre con todo lo que he venido planeando desde hace días atrás.

Obsesión[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora