Mi Sultana.

Mahidebran

El sultán y yo pasamos una buen día, es hora de que el Sultán se ocupe de su asuntos, así que mis príncipes y yo nos vamos al jardín,les tengo dos noticias, la madre Sultana está allí, tan bella y radiante, mala noticia está hablando con la tal mahidebran, se ven muy a gusto.
Ver esa situación hace que mi sangre hierva, tomo mis príncipes y trato de irme, pero la tal mahidebran me llama.

M: Larisa venga con nosotras a platicar y a tomar té.

Vamos mis príncipes y yo y nos acercamos.

- madre sultana. Hago reverencia.

Ms: larissa como estás ? Toma asiento.

Me siento justo a su lado, las sonrisas y anécdotas no faltan, ellas sonríen mucho, eso me causa mucha ira, no lo sé con exactitud, pero maldición estas mujeres se la llevan muy bien.
Y trato de llegar al punto y saber quién es mahidebran.

De pronto mi hijo, mi príncipe aparece corriendo de la nada, parece que está jugando con el guardia.

Mustafa: madre, madre, mira como derrotó al tirano.
Están jugando con unas espadas de madera.

M: es tan parecido a mustafa, tan juguetón.
Veo como se humedecen sus ojos.

Ms: tranquila, ya tienes que superarlo, mustafa no pudo crecer, pero está en el cielo con alah.

Amén respondemos todas.

- disculpen mi imprudencia, pero quién era mustafa?

M: era el príncipe heredero de la corona, el fue el primer hijo del sultán.

- ¿Qué pasó con él?

M: murió, de una enfermedad extraña.

Dejamos el tema hasta allí, decidí no seguir con mis preguntas imprudentes, pero ya puedo entender que no me enfrentó a cualquiera, es la primera mujer del sultán, pero bueno sigue siendo una esclava, yo tengo que ganarme el derecho de ser su esposa, y así va hacer.

Mahidebran se va, se siente la tensión en el aire, está incómoda, así que se fue, solo quedamos la madre sultana y yo, ella solo demuestra también incomodidad.

- vaya que cercanía tiene con mahidebran.

Ms: te molesta.

- para nada, es su problema si ella también fue suya.

Ms: ¡qué insinuas!
Dice en un tono molesto

- solo digo que quizás tiene Un fetiche con las mujeres favoritas del sultán.
Ella se pone de pie y lo próximo que pasa, es que me da una fuerte cachetada.
Me toma muy fuerte del mentón y me dirige a mirarla a sus ojos, aún que mi visión está nublada, ya que mis ojos están a punto de llorar.

Ms: mírame bien, soy la madre Sultana y a mí ¡Me respetas! No olvides a quien tienes enfrente, y no importa lo que paso entre tu y yo, yo soy tu sultana y tú eres la criada, no te creas mucho para que me andes reclamando ¡Entendido!
Ella se va muy furiosa, creo que sí me pase con ella, pero también estoy muy molesta con ella, me dijo cosas muy hirientes, ella cada vez más me lastima, y no sé a dónde va a parar esto, el amor más prohibido y imposible.