Mi Sultana.

Amor eterno

Este amor es así, es lo que creemos que será, ya no hay más, al llegar a mis aposentos beso y abrazo a mis hijos como si no hubiese un mañana.

- mis amores, los amo tanto, recuerdeme siempre, sigan a su corazón y la justicia que su lógica les diga, amen a quienes deseen, cambien este terrible mundo, les amo con toda la fuerza de mi corazón, les amo y por favor recuerdenme.

Mustafa pregunta con su dulce voz.

M: madre estás bien? Que te pasa, por qué lloras?
Él seca mis lágrimas y besa mis mejillas.
M: mamá cuando sea sultán ninguna mujer llorara, son tan lindas que el mundo no merece sus lágrimas, y menos las tuyas madre, ya no llores más, me pone triste.

Me quedo sorprendida por sus palabras, es apenas un niño, como podría decir eso, pero a la vez sonrió la sabiduría le ha llegado.

- vas a ser el mejor sultán. Lo abrazo mientras trato de contener mis lágrimas.
Mariam aún no habla, pero la sostengo en mis brazos.
Me siento tan cansada que decido dormír, moriré descansada al menos.
En mis sueños se repite el eco de sus voz diciéndome que me ama, sus ojos llorosos me miran una y otra vez, la suavidad de sus labios me besan en la frente, su ternura me tranquiliza, ahora estoy corriendo, caigo en una tumba, lloro demasiado, solo caigo encima a llorar, siento como la tierra me abraza y el aire me arrulla, veo su vestimenta me pongo de pie y allí está, su cuello tiene sangre, en mis sueños susurro.

- madre, madre, mamá, ayúdame, mamá dime algo.
Mi madre solo me dice...
M: eres asquerosa, tu gran amor ya me hace compañía.
- madre, no te vayas vuelve, madre, por favor, que quieres decir, ¡Madre!

Despierto exaltada  gritando el nombre de mi madre.

Sumbul está al pie de mi cama.

S: sultana está bien ?

- si.

S: traigo las peores noticias.

- que ha pasado.
S: la madre Sultana está...muerta.
- No, no, no, no.