45: Libres, León y Lobo

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¿En qué se diferencian los grandes felinos con los caninos?

Estaba claro y el Leoncito podía verlo claramente, mientras sus padres y él tomaban el sol en sus grandes formas animales, el ser que en humano era Harry  con su gran lobo de color blanco parecido a la hermosa nieve, aullaba y corría de un lado a otro en busca de estirar las patas y entrar en calor.

__¿Qué haces, alfa?__preguntó el Leoncito, pues para él los juegos habían dejado atrás para madurar como el gran león que sus padres querían.

__Estoy jugando, alfita__respondió, yendo hacia el león en donde comenzó a morder delicadamente y en forma de juego, sus orejas__Juega conmigo.

El gran lobo blanco hizo su cabeza hacia un lado de forma tierna, queriendo recibir un poco de afecto y juegos de parte de ese león de melena y pelaje entre dorados y negros, quien ahora ponía una de sus imponentes patas en su lomo para que dejará de moverse.

__Como molestas__un gruñido se escucho de parte del león,  pero no era de disgusto porque ahora se le estaban contagiando las ganas de jugar de su amigo el lobo__Juguemos, lobito.

La cola del lobo blanco se agitó de un lado a otro, y el león podía verlo, estaba feliz. Y él también, por verlo en ese estado. El león agitó su cabeza y su linda melena se movió con todo el estilo del mundo a su vez, el lobo estaba maravillado ante aquel hermoso espectáculo y se concentró en verle desesperezarse por 5 minutos sin aburrirse de ello.

__Vamos__insistió en jugar, cuando vio al león de pie sin hacer nada, comenzando a tirar de la cola del felino en busca de que este se desesperara y le siguiera.

Así fue.

El león comenzó a correr tras él, un poco lento pero aún así lo hacía y él se apresuraba a alejarse queriendo ir a un lugar en donde pudieran estar solos y darse los mimos que quisieran, llegando así a una parte llena de frondosos árboles de todo tipo que por su aroma, eran buenos para ocultar sus olores elevados por la carrera que habían dado.

__¿Adónde vas, lobito?__se preguntó a su mismo, cuando perdió de vista al gran lobo blanco al llegar a una parte en donde extrañamente les dieron la bienvenida, un Rosal de un hermoso  blanco como el del lobo, para luego sentir como era empujado por este a un costado.

León y lobo rodaron juguetonamente hasta pegar en un gran árbol que detuvo su caída a un vacío de donde podían ver, era una muerte segura.

__Salvados por el gran árbol __dijo el lobo, para luego ponerse a reír como loco al ver el vacío por el cual pudieron haber muerto.

__Eres un idiota__acusó el león, riendo de igual forma.

__Tu idiota, cariño__el color rojo no podía notarse en el pelaje de los grandes animales, pero si se ponían a imaginarse como sus humanos exteriores, ambos sabían que el león tendría de un hermoso carmesí sus lindas y abultadas mejillas y el lobo una gran sonrisa marcada en su rostro, mostrando sus rosadas encías; ninguno mostrando o mejor dicho, evitando mostrar sus verdaderos sentimientos, ambos escondiéndose bajo la ya caída fachada de amistad que querían mantener.

Pero ahí, estando sólo los animales e instintos libres, podían amarse y admitir que eran el uno para el otro, sin que sus partes humanas interfieran en lo que más deseaban: entregarse mutuamente.

Pero ahí, estando sólo los animales e instintos libres, podían amarse y admitir que eran el uno para el otro, sin que sus partes humanas interfieran en lo que más deseaban: entregarse mutuamente

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COMPAÑEROS  (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora