DESIRE |HENRY CAVILL

CAPÍTULO 17

BELLA

Cinco días, cinco días y no había visto a Henry, me habían dado de alta del hospital hace un día y mamá pasó todo el día mimándome, fue agradable mientras duró, pero sabía que tenía que volver a casa.

Tenía que apegarme a la decisión que había tomado una última visita y eso sería todo. Escuché el silencio por un momento o dos, disfrutando de la paz antes de abrir la puerta y enfrentar mis miedos, había decidido que ya no quería visitar a Henry.

Había dejado bastante claro que no quería que lo visitara, aunque una parte de mí todavía no quería creer que él era el que dejaba las notas y trataba de lastimarme, tenía que ser racional, mi vida dependía de ello y no quería arriesgar mi vida nunca más. La verdad es que estaba empezando a asustarme, me sentía paranoica dondequiera que iba, no quería sentirme así nunca más.

Abriendo la puerta, entré en la habitación, las luces estaban apagadas y no podía ver nada, era por la tarde, ¿por qué las luces de su habitación estaban apagadas?, no tener ninguna ventana aquí lo hizo completamente negro y eso me hizo sentir aún más nerviosa.

Trazando mi mano a través de la pared tratando de buscar el interruptor de la luz, pude sentir mi pecho subiendo y bajando, me inundó el alivio cuando sentí el interruptor de la luz debajo de la palma de mi mano, pero eso terminó pronto cuando sentí su mano sobre la mía, presionando mi mano sobre el interruptor de la luz, las luces brillantes se encendieron y me encontré cara a cara con una persecución depredadora.

Estaba a centímetros de mí, su mirada tenía una amenaza que me heló hasta los huesos.

—Hola. —Mi saludo salió incómodo y jadeante cuando lo miré, odiando de repente el hecho de que era tan alto y que tenía que estirar el cuello hacia atrás para poder ver esos ojos hambrientos.

—¿Dónde has estado?—Sonaba rudo, como si estuviera enojado conmigo o tal vez incluso molesto.

Giré mi rostro hacia un lado y miré hacia la puerta del baño, no queriendo sentirme intimidada por su repentina cercanía.

—Afuera, pensando —Mi voz era apenas un susurro, tuve que cerrar los ojos y estabilizar mi respiración para poder recuperar mi tranquilidad, casi me desplomo contra él cuando sentí que sus dedos se envolvían alrededor de mi garganta, se inclinó más cerca, su aliento caliente en mi piel me generaba escalofríos.

No entendí sus acciones, en cambio, me quedé allí incómodamente mirando la puerta del baño.

—Mírame, Bella. —Exigió y no tuvo que exigir dos veces, instantáneamente lo miré directamente, no queriendo enojarlo más.

Claramente, estaba enojado y no estaba segura de por qué, estaba haciendo lo que me dijo que hiciera, que me mantuviera alejada

—ya no vas a volver

No estaba preguntando, lo estaba afirmando, como si ya supiera que había decidido no visitarlo.
Por un segundo, lo consideré un lector de mentes, pero luego lo dejé de lado, seguramente estaba perdiendo la cabeza

—No —Me dolía decirle que no, una parte de mí todavía se preocupaba por él, todavía quería ayudarlo, pero sabía que ya no valía la pena correr el riesgo.

Me miró hacia abajo, apretando la mandíbula de vez en cuando, mientras su cuerpo rígido se alzaba sobre el mío, un golpe en la pared detrás de mí me hizo estremecer, todo mi cuerpo se estremeció de miedo cuando su mano se conectó con la pared, poco después se alejó y caminó por el piso, deteniéndose momentáneamente para mirarme.

Mi corazón se partía con solo mirarlo, se veía hecho un desastre, no pude evitar querer abrazarlo y hacer que todo desaparezca, hacerle saber que todavía tengo fe en él, que todavía haría cualquier cosa para que se mejore.

Tuve que forzarme a sacar los pensamientos de mi cabeza, no quería ser estúpida, esto no era una broma y seguramente ya no era seguro, no podía ser egoísta, si algo me sucediera, mis padres serían destrozados, no podía permitir que eso sucediera.

—...Henry —Intenté decir algo, cualquier cosa, pero me interrumpió.

—No lo hagas —Caminó hacia mí, su mano en mi cabello, acariciándolo como si fuera un perro

—Todos son iguales —Podía escuchar el odio en sus palabras, él me odiaba. Tenía que creer que lo hacía.

—Vamos Bella —Se inclinó y me dejó un pequeño beso en la frente, luego dio un paso atrás, dándome espacio para irme.

No sabía qué hacer, mi mente estaba llena de pensamientos y consideré decir a la mierda y quedarme, en cambio me quedé allí mirándolo, esperando que me dijera qué hacer.

—No soy bueno para ti, vete —Me dio la espalda, mis ojos se posaron en sus puños cerrados, pude ver que estaba tratando de detenerse de algo, simplemente no sabía qué era ese algo. Salté en mi lugar cuando lo escuché gruñir la palabra

—Lárgate

Susurre —Lo siento

Y me fui, me fui con el corazón en las manos, temblaba de pies a cabeza, se sentía mal irme, darle la espalda, no tenía ninguna obligación hacia él, pero en mi corazón, había hecho mi misión de ayudarlo y aquí estaba, retrocediendo como una cobarde.

Me sentí patética, las lágrimas rodaron, por un lado, de mi cara, las sequé rápidamente, no estaba segura de por qué estaba llorando. Sabía que tomé la decisión correcta, incluso si lo ayudaba, no compensaba las cosas que había hecho.

Tendría que vivir conmigo misma sabiendo que me puse del lado de un asesino, mis pensamientos se detuvieron abruptamente cuando vi a una persona familiar por el rabillo del ojo.

Luke ¿Qué estaba haciendo aquí en el estacionamiento del Whitley Psyche Hospital? Fuera lo que fuera, no estaba bien, sus ojos estaban sobre mí, observándome mientras caminaba hacia mi auto, subiendo rápidamente, pisé el acelerador y salí, cuando me miré en el espejo para verlo, él no estaba allí, ¿Por qué sentía que la pesadilla no había terminado? ¿Por qué sentí que estaba a punto de comenzar?

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