DESIRE |HENRY CAVILL

CAPÍTULO 22

HENRY

Me senté y miré la sangre que brotaba de mis nudillos, no estaba seguro de cuánto tiempo había estado golpeando la pared, pero no fue suficiente. Todo me dolía, todo se me subía a la cabeza, ella lo había dicho. La escuché decirlo, lo único que se repitió en mi cabeza todos estos años, lo dijo en voz alta.

Qué estúpida oruga, no quería creerlo, no tenía que creerlo. Sus ojos, ¿por qué nunca me había fijado en sus ojos?, eran los mismos ojos que miré hace años, esas palabras suaves y delicadas, eran lo mismo, la tenía justo en frente de mí todo el tiempo y no me había dado cuenta, ¿cómo podía estar tan ciego? ¿Por qué ella volvió a mi vida? ¿Fue todo esto una coincidencia o era parte de su plan? No podía decir si estaba jugando conmigo, ¿Sabía ella?. Mi cabeza palpitaba con pensamientos, una cantidad interminable de pensamientos

Ha vuelto para perseguirte.

Ha vuelto para traicionarte.

Tienes que desacerté de ella

¿Por qué... por qué estaba haciendo esto? Esperaba jodidamente, que ella no volviera, no pude contenerme de lastimarla, no pude contenerme de tomar mi última venganza. Todos estos años, ella me había dejado y ahora, estaba a solo unos centímetros de mí, la había besado. ¡Maldita sea! Gemí cuando mi puño chocó con la pared de nuevo, al mismo tiempo que ella entró.

Todo mi cuerpo se congeló ante su presencia, sabía que estaba aquí, que había vuelto, que tenía ganas de morir.

—¡Dios mío, Henry!, al escuchar sus pequeños pasos, supe que se estaba acercando.

Cerré los ojos y esperé que no me tocara, todo el odio, la rabia, me estaba alimentando de nuevo y no sabía lo que estaba a punto de hacer si me tocaba.

—¡Henry! Estás herido.

Gruñí internamente cuando sus pequeños y suaves dedos alcanzaron mi mano, tirando de mis nudillos ensangrentados hacia ella, me giré para mirarla, ¿era realmente ella?

—¿Qué te estás haciendo a ti mismo? —El dolor en su voz era evidente, pero no lo compré, estaba jugando conmigo, tratando de meterse en mi cabeza.

Es falso.

Ella es falsa

No confíes en ella.

—No deberías haber vuelto —me las arreglé para decir con los dientes apretados.

Me tomó cada onza de fuerza que tenía para no lanzarla contra la pared y quitarle su último aliento.

—Ahora no es el momento, estás sangrando. —Rápidamente, corrió hacia el baño y luego corrió hacia mí con pañuelos húmedos, frotando la sangre que goteaba de mis nudillos.

La observé, cada centímetro de ella, era tan real como parece, Incluso por un segundo había considerado que ella estaba en mis pensamientos, en mi imaginación, pero supe, mientras estaba parada justo frente a mí, envolviendo mi mano con pañuelos, que ella era real. Ella estuvo aquí.

—Te voy a dar diez segundos para que te vayas, sé inteligente. —Apartando mi mano de ella, retrocedí.

Esperando, esperando que ella hiciera lo mejor para ella. Los impulsos se estaban volviendo insoportables, no podía contenerlos por mucho más tiempo, iba a lastimarla.

Algo que deberías haber hecho hace años.

Ella te traicionó.

Ella merece ser lastimada.