CAPÍTULO 37

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HENRY

Nada funcionaba no importa cuánto luché contra las ataduras, no me estaban liberando, por mucho que quisiera cerrar los ojos y nunca tener que verlo tocándola, no podía esconderme de eso, mis ojos estaban abiertos de par en par con rabia cuando lo vi tocarla, él la estaba tocando, tocando su delicado cuerpecito, con cada conexión que hacía con su piel me quemaba un poco más, tiré de mi silla mientras trataba de llegar a ella, mi corazón ya no existía en mi pecho y mi respiración estaba a un segundo de terminar no podía respirar ante la vista frente a mí, podía sentir mi interior revolviéndose con la necesidad de salvarla, de matarlo, de terminar con esto, no podía pensar correctamente debido a que cada vena de mi piel palpitaba por abrazarla, iba a matarlo.

—No te ves muy bien por ahí —Volvió su atención hacia mí, con una sonrisa levantando las comisuras de su boca mientras su mano encontraba su camino hacia su cabello.

¡No la toques!

Ella es mía.

Respiré hondo y traté de calmar mis pensamientos furiosos, si quería terminar con esto tenía que ser inteligente, tenía que pensar con claridad y no estoy seguro de poder hacerlo con toda la adrenalina que estaba corriendo a través de mí, mientras jugaba poco a poco sobre cómo iba a arrancarle la cabeza de los hombros, tenía que ser inteligente por ella.

—¿Te parece bien? —Se volvió hacia Sofía, sus ojos estaban sobre mí, las lágrimas habían obstruido su visión y dudo que pudiera verme a través de la cascada que vagaba alrededor de su vista.

La urgencia de sostenerla en mis brazos y decirle que todo iba a estar bien era demasiado fuerte pero no podía moverme estaba atado a una maldita silla inmóvil mientras veía sus manos bajar a su pecho, tirando de su camisa la rasgó exponiendo su sostén a los ojos de ambos, me sentí enfermo no podía ver esto y sin embargo no quería apartar la mirada, si ella estaba pasando por esto, tenía que hacerlo con ella.
Simplemente no sabía cuánto tiempo iba a durar antes de convertirme en un monstruo más grande que él.

—Vaya —Frunció el ceño mientras pasaba el pulgar por la "H" que había marcado en su piel, parecía decepcionado por la imagen que tenía delante y una parte de mí se sintió un poco feliz de verlo arder al verme sobre ella.

—Wow, él está más enfermo que yo —Me miró, sus ojos tenían un desafío pero su boca tenía una sonrisa, sabía que estaba ardiendo por dentro y no pude evitar sentirme satisfecho por una fracción de segundo.

Volviendo su atención a ella, inclinó la cabeza y la miró por un largo momento lo suficiente como para hacerme enojar justo antes de colocar su mano contra su pecho, arrastrando sus dedos por debajo de su sostén, ella cerró los ojos y giró la cabeza hacia un lado mientras él jugueteaba con los lugares que me pertenecían, tiré de las cuerdas una y otra vez, podía sentir el líquido caliente corriendo por mi piel mientras el grueso nailon se clavaba en mis muñecas y torso.
No me importaba, tenía que salir y tenía que salir ahora con cada segundo que pasaba, cada segundo que él ponía sus sucias manos sobre ella y cada segundo que ella derramaba una lágrima, me hundía un poco más, me dolía un poco más por encontrar mi camino hacia ella, yo estaba furioso mucho, jodidamente más para acabar con él

—Oh vamos cariño, no es tan malo —Él susurró en sus labios cubiertos con cinta adhesiva mientras sus manos jugueteaban con sus pechos
—No me digas que no te gusta —Se puso de pie y me miró, quería quitarle la sonrisa de la cara

—A ella le gusta, ¿no crees?

Dejé escapar un gruñido profundo desde lo más profundo de mi garganta mientras me empujaba hacia adelante, la silla se movía un poco lejos de mí, me miró cuidadosamente antes de soltarla y caminar hacia mí.

DESIRE |HENRY CAVILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora