CAPÍTULO 30

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HENRY

—Ahhh. —Gruñí en el aire contaminado mientras enterraba mi longitud profundamente en su centro.

Estaba desmayada, apenas con vida mientras la golpeaba repetidamente, sus ojos se abrían de vez en cuando me miraba y luego volvía a caer en su inconsciencia, había estado haciendo esto toda la noche, todas las noches desde que tomé su virginidad.

No sabía que era virgen hasta que vi la sangre entre sus muslos, no podía controlarme por tener que estar dentro de ella, el impulso era tan intenso, era tanto que lo haría sin siquiera darme cuenta de que lo estaba haciendo. Me gustó verla drogada y desmayada mientras escondía mi miembro furioso en las profundidades de sus paredes, había perdido la cuenta de cuántas veces le había hecho esto, se estaba convirtiendo en una adicción.

Con otro empujón de mis caderas y otra embestida en su estrecho espacio, gemí mientras vaciaba mi placer en ella. Retirándome di un paso atrás y observé cómo mi semen salía lentamente de ella, sabía lo que había hecho, me había convertido exactamente en lo que le dijeron que era, una parte de mí estaba empezando a odiarme por eso, por ser todo de lo que me habían acusado.

Una punzada de culpa me golpeó cuando su pequeña figura rota gimió mientras giraba la cabeza hacia un lado, sus ojos se abrieron de nuevo me miró momentáneamente antes de cerrar los ojos una vez más, susurrando algo muy bajo. Me incliné hacia ella sosteniendo su mandíbula entre mi pulgar y mi dedo índice.

—¿Qué? —Le insistí para que lo repitiera, pero parecía que le costaba mucho hablar, sabía que las drogas no lo harían fácil, últimamente había estado más inconsciente que consciente.

—Te odio. —Tragó saliva a través de su garganta seca y volvió a mover la cabeza hacia un lado

Dando un paso atrás mi corazón latía rápidamente en mi pecho, me dolió escucharla decir eso, sabía que también la había lastimado, pero escucharla decirlo en voz alta me estaba asfixiando, después de volver a ponerme los pantalones jalé su cuerpo inerte entre mis brazos y la lleve a la tina para bañarla después la vestí por primera vez, empujé mi camisa sobre su cabeza y la jalé hacia abajo hasta sus muslos cubriéndola de mis ojos, mis ojos pecaminosos.
Sabía que odiaba estar desnuda frente a mí, podía ver la incomodidad cada vez que intentaba cubrirse cuando yo estaba cerca.

—Sofía. —Le abofeteé suavemente la cara, sin saber por qué la estaba despertando, el daño ya estaba hecho y ahora me odiaba. —Sofía, despierta —La apreté en mis brazos como si fuera lo último que iba a sostener, no podía detener el dolor que sentía en mi pecho.

Recientemente odiarla era casi imposible, sin importar cuánto intentara despreciarla, verla tan rota y frágil me dolía, yo le había hecho esto.

—Despierta —Le susurré mientras hundía mi cabeza en el hueco de su cuello, no quería dejarla ir todavía, tenía miedo de que si alguna vez la dejaba ir nunca la recuperaría. Si la libero ahora mismo, nunca volverá a mí, ella me odiaba porque ya no era su zona de confort, me había convertido en su pesadilla.

BELLA

Salí al mundo real de mi sueño profundo cuando abrí los ojos y miré el techo, tomando un momento para asimilar lo que estaba pasando, no tenía ni idea de lo que estaba pasando, de hecho me sentía como si estuviera dormida en mayor parte ahora ya que nunca me deja estar despierta por mucho tiempo, tan pronto como abría los ojos, él está ahí para inyectarme y volverme a dormir.

La niebla en mi cabeza aumentaba por minutos y sentía que estaba perdiendo mi conexión con la realidad me sentí distante, lejos casi como si yo fuera solo piel, huesos y un corazón que late.

DESIRE |HENRY CAVILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora