Heridas de un joven Joey

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"Lo que me dolía no era que después de abandonarme, mi mamá intentara sobrevivir a cualquier precio, si no que me generaba rechazo que se hubiera convertido en una mujer tan vulgar con una vida tan común y corriente..."

-Nana (Manga y Anime)

Ahí estaba él nuevamente; sentado en la orilla de aquella playa a la que solía ir con su pequeña hermana cuando ambos aún eran unos niños. Desde siempre el chico con cabellos de oro pensó que ese lugar tenía algo especial. No podía explicarlo pero el simple hecho de estar ahí, aún sin alguna razón aparente, le traía un sentimiento de paz como ningún otro. Se sentía completó y era casi como si el tiempo mismo dejará de correr sólo para él. Era casi como si los mismos dioses le concederán la tan anhelada plenitud que siempre había deseado desde hace años.

Cuando era niño Joey fue abandonado por su madre dejándolo a cargo de su padre después del divorcio. Se supone que el juez los había dejado a ambos (él y su hermana) a cargo de su madre, pero eso no parecía importarle mucho a ella. Joey vivía en la pobreza, debido a las adicciones y las apuestas de su padre alcohólico.

Joey tuvo que formar parte de una banda callejera para ganar algo de dinero y estuvo en la Banda Hirutani por largos periodos de tiempo aún cuando estaba en la escuela. A menudo se metía en peleas y desarrolló grandes habilidades de lucha (eso último le fue útil más de una vez, tenía que admitirlo).

Sí, su vida no fue fácil por un largo periodo de tiempo. No hacia falta mencionar que estaba más que arto del tener que sufrir por los arrebatos de ira de su padre casi diario. Él lo único que quería era salir de esa casa cuanto antes. Pero como era obvio un simple chico no tenía ni el dinero ni los medios necesarios para sobrevivir sólo, ni que decir de conseguir un techo. El chico anhelaba con todas sus fuerzas el poder salir de esa situación y dejar todo atrás. Quería llegar al punto en el que esa parte de su vida se sintiera sólo como un mal sueño. Quería alejarse de esa casa y de su padre. Quería el poder ver a su hermana. Maldita sea, sólo quería que alguien lo saque de ese horrible agujero en el que se encontraba de una ves por todas. No le importaba el costó sólo quería irse para nunca jamás tener que volver.

Todo eso sonaba como algo casi que imposible para aquel joven que sólo quería escapar de todo ese horripilante dolor que lo dejaba agobiado diariamente.

Y así fue durante año hasta que "ese" día llegó.

Una mañana de sábado sin previo aviso su abuela materna llegó por él. Con ella, venían un par de hombres vestidos en trajes de color negro a sus espaldas. Eran bastante intimidantes a los ojos del joven rubio.

En un principio no tenía idea de quién era aquella mujer ya algo mayor. Y para ser justos, su madre nunca le dijo nada de su abuela durante el tiempo que aún vivían juntos. Aparentemente y como le explicaría su abuela posteriormente, su madre y ella habían discutido al punto de cortar lazos de manera permanente. Pero, en cuanto se dió cuenta de que había abandonado a uno de sus nietos ella decidió el hacer hasta lo imposible por obtener la custodia del chico.

-Tu eres el pequeño Joey, ¿verdad?-. Preguntó de manera pausada mientras se ponía a la altura del en ese entonces preadolescente. La mujer vestía un hermosa Kimono tradicional de color rojo con decoraciones en dorado. Su cabello, negro como la noche y con unas cuantas canas visibles, estaba recogido de una manera tal que parecía ser casi perfecto. Y por último, tenia unos ojos marrones más que similares a los suyos. Ojos los cuales parecían el desbordar una tremenda carga de tristeza y arrendamiento en ellos.

Joey estaba sumamente confundido al punto en el que no podía entender nada. ¿Por qué ella no había venido antes por él? No tardó ni un segundo en hacerle aquella pregunta. Pregunta la cual recibió una respuesta casi que inmediata por parte de su abuela.

Golden Boy (PuppyShipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora