#20 ¡¿Porqué me persigue la desgracia?!

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“Bienvenido a Ciudad Triste. Población: Yo. Salgan todos los demás”.

Vex

—¿Estás listo?— Cuestionó Lapis

—Casi—.

Joey se apoyó contra una pared, deshaciendo lentamente la última cinta atlética alrededor de sus nudillos. Una vez que terminó, flexionó los dedos y se aseguró de que estuvieran asegurados pero no demasiado apretados, luego arrojó la cinta terminada a un lado.

—Recuerda usar cada centímetro del entorno a tu favor. Este puede ser el oponente más fuerte al que te has enfrentado, pero definitivamente eres más rápido—.

—¿Crees que no sé esto ya?—. Le espetó a la mujer a su lado.

Lapis dio una mirada burlona en ese momento. —Estás nervioso—.

—¡Ah!—. Joey salió de la pared y comenzó a hacer shadowboxing para calentarse. —Desearías que estuviera nervioso—.

Estaban en ese lugar llenos de ruinas y bosque de nueva cuenta en medio de un nuevo entrenamiento. El hacer cosas al aire libre sin dudas era algo que le fascinaba al rubio.

Teniendo en cuenta el historial de Joey, la mujer de ojos dorados tuvo una idea. Joey era bueno cuando se trataba de pelear a puño limpio gracias a sus años como pandillero. Y justamente ella había recordado una de sus viejas lecciones impartidas por sus superiores tiempo atrás.

Existia una técnica de magia la cual le daba al usuario la capacidad de manipular magia de manera distinta. La magia era manipulada a través de ciertos estilos de lucha o de artes marciales que recuerdan las cualidades del usuario en sí. Se realiza tradicionalmente a través de los movimientos de las manos y los pies, pero ciertos usuarios pueden manipular efectivamente su magia con solo un movimiento mínimo de su cuerpo, como usando solo la cabeza o el torso. En casos aún más raros, los usuarios son capaces de realizar su magia sin la ayuda de ningún movimiento físico, utilizando en su lugar pura concentración y fuerza de voluntad, una habilidad conocida como magia psíquica.

De esta manera si bién el rubio aún dependía un poco de la magia de sus cartas, por lo menos podría defenderse con más facilidad a corta distancia de llegar a ser necesario. La peli azabache dudaba mucho que sus enemigos sólo se limitasen a atacar a la distancia. De vez en cuando tendrían que verse en la obligación de atacar directamente y ellos deberían de estar preparados para eso.

Joey vio por el rabillo del ojo que Lapis se había apartado de él para recoger algo de entre las muchas cosas que trajo consigo. Estaba vestida con un par de jeans oscuros y una chaqueta que cubría la camiseta blanca debajo. Su cabello todavía se veía mojado por su reciente baño, pero estaba cuidadosamente recogido hacia atrás y fuera de su rostro. Nadie sería capaz de adivinar que ella le había dado una paliza al rubio en una pelea hace una hora.

Sus puños se movieron rápido mientras golpeaban el aire, golpeando a su oponente invisible con todo el poder y la fuerza que podía poner detrás de sus golpes.

Lapis se volvió hacia él. —No hagas ningún sobreesfuerzo—.

Joey se detuvo a la orden y respiró hondo unas cuantas veces.

—¿Estás bien?—. Preguntó Lapis.

Joey asintió y giró el cuello.

Golden Boy (PuppyShipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora