T.2 E.2 (27) Cuenta Regresiva

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«"Nuestros errores pueden ser triviales en sí mismos, hermana, pero sabes tan bien como yo su gran importancia".»

Expresó una vez Sakurai.

Todo el último episodio fue claramente una gran vergüenza para ambos hermanos. Decir que Esmeralda estaba empezando a odiar a ese estúpido chucho rubio y mestizo sería quedarse cortos. Ella deseaba verlo roto, abatido, desesperado y destrozado. Sus ganas de romperle la cabeza con un fierro solo podían ir en aumento. Al final, Esmeralda consideró que la mejor opción era hablar con su hermano mayor en la intimidad de su habitación. Las únicas veces que lo podían encontrar en su habitación eran a primera hora de la mañana y a última hora de la noche. Escogió la mejor opción, subió a la habitación de su hermano y llamó suavemente. La habitación en sí poseía una luz tenue, eso junto con el tamaño de la misma y la decoración, reflejaban los gustos de su hermano perfectamente. Su hermano mayor había cerrado el libro antiguo que yacía en sus manos y estaba sentado en el borde de su cama desde donde eventualmente la había estado observando desde que entró a la habitación.

—Me informaron sobre la situación actual hace tres horas.— Comentó el mayor de los hermanos, mirándola de arriba a abajo con cierta frialdad. —Y por la forma en que se ven las bolsas negras debajo de tus ojos ahora mismo, creo que tú y Sakurai la habéis pasado bastante mal durante mi ausencia, ¿no?

—¿Podemos usar nuestros nombres reales al menos cuando estemos solos? ¿Sólo por una vez?

Para ser honestos, aquella cansada mujer ya estaba harta de tener que usar una identidad falsa después de tantos años. Sus ojos verdes observaron cómo su hermano le soltaba una leve carcajada por lo bajo. ¿Se estaba burlando de ella? Probablemente si. Su rostro a la pálida luz delataba lo disgustada que estaba.

—Bueno, ¿quién lo hubiera imaginado? Ese chico de cabello rubio todavía es bastante bueno con sus habilidades de lucha y boxeo. Aún después de todos estos años.— divago con voz perfectamente tranquila. —No hace falta que lo tomes tan en serio, hermanita. Conozco a ese hombre y sé cómo tratarlo apropiadamente, ¿no lo recuerdas?—

Esmeralda apretó con fuerza los puños, —Nuestro hermano está bien. Sólo en caso de que quisieras saberlo.

—¡Ah, cierto! Casi me olvido de él.— soltó una risa amarga, tirando del cuello de su camisa.

Se tumbó en la cama, cruzando los pies después de finalmente estirarse un poco. Esmeralda no es la única que se encontraba cansada y estresada por allí. Recientemente había regresado de un viaje de Egipto para conseguir algo "especial". Dejó escapar un suspiro agitado después de cerrar los ojos.

—Me aseguré de que su padre saliera de la cárcel. Eso lo mantendrá ocupado por un rato.— señaló, apuntando con su mano el sillón cerca de su cama. El padre del rubio contaba con antecedentes de alcoholismo los cuales hacían de él un candidato vulnerable a la par que perfectamente manipulable. —Ahora siéntate aquí.—

Esmeralda se mordió una cutícula debido al comportamiento de su hermano. Dio vueltas por la habitación, con los ojos fijos en el pizarrón que estaba lleno de notas, dibujos y palabras que no podía entender en absoluto con intriga antes de aceptar la petición de su hermano.

—¿Para qué es todo eso?— Cuestionó.

Él levantó la barbilla y mantuvo los ojos cerrados mientras sus brazos permanecían cruzados.

—Esas cosas de ahí, mi cómplice, son parte de mi próximo plan.—explicó suavemente.

La mujer de cabello negro volvió a girar su mirada hacia la pizarra, levantando una ceja, la curiosidad y la duda tiraban de ella en igual medida.

Golden Boy (PuppyShipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora