Un sentimiento divertido prt.1

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Antiguo Egipto

En los encantadores jardines del imponente palacio del Antiguo Egipto, un joven de cabellos rubios se encontraba sentado, sumido en sus pensamientos. Aquel rincón secreto se había convertido en su refugio, su oasis de paz en medio de un país extranjero donde se sentía perdido y desconocido. El joven, llamado Jono, no sabía explicar por qué, pero cada vez que se adentraba en aquel lugar mágico, experimentaba una profunda sensación de serenidad.

Estar en una tierra extraña, donde no conocía a nadie y luchaba por dominar el idioma, no era tarea fácil. Sin embargo, con el paso del tiempo, Jono logró hacerse con un par de amigos que le ayudaron a adaptarse y comprender las costumbres del lugar. Descubrió que sumergirse en conversaciones con los nativos era una forma efectiva de mejorar su comprensión.

Mientras Jono se dejaba llevar por sus pensamientos, un joven de cabellos castaños y ojos azules apareció de repente, interrumpiendo su paz. Era Seth, el faraón de Egipto, quien se acercó con una sonrisa en el rostro y se sentó a su lado.

—Sabía que te encontraría aquí, Jono —dijo Seth con tranquilidad.

Sorprendido, Jono preguntó: —¿Cómo me encontraste? Literalmente, este lugar es enorme.

Y no exageraba en absoluto. Los jardines del palacio eran tan extensos que estaba seguro de que podría pasar desapercibido durante horas.

—No importa a dónde vayas, siempre te encontraré. Además, llevo años viviendo aquí, conozco este lugar como la palma de mi mano —El faraón respondió con una seguridad envidiable mientras sonreía.

A pesar de la respuesta confiada de Seth, Jono respondió bruscamente: —La asamblea debió haber comenzado hace rato, ¿no deberías estar allí? Después de todo, tú eres el faraón.

Sin inmutarse, Seth replicó con la misma sonrisa en su rostro: —No te preocupes por eso, joven Jono. Realmente no me necesitan en estas reuniones mensuales. Por lo general, solo hablan de cosas mundanas.

Aquellas palabras dejaron entrever que la gente aceptaba a Seth únicamente por su poder como faraón y antiguo sumo sacerdote, sin importarle sus opiniones. Jono comenzó a sentir una ligera tristeza por el faraón, quien parecía estar rodeado de aduladores.

—Aun así, deberías ir. No saber de qué hablan a tus espaldas es peligroso. ¿Y si quieren arrebatarte el trono? —advirtió Jono, tratando de mantener una clara distancia entre ellos. El hecho de que sus países fueran ahora aliados no significaba que fueran amigos.

Aunque estuvieran viviendo en tiempos de paz, nunca era buena idea bajar la guardia. Por mucho que los reinos vecinos cooperaran con Egipto, nunca se sabía qué estaban tramando en secreto.

—Supuestamente, también deberías asistir a estas reuniones. Entonces, ¿por qué me criticas cuando tú tampoco vas? —contraatacó el castaño.

—Simplemente no me invitaron esta vez. Y, de todos modos, prefiero estar solo en esta ocasión, por indicación de mi superior —explicó Jono.

—Bueno, eso no importa ahora —respondió el castaño con tono relajado, sacando algo de su bolsa—. Tú y yo tenemos cosas más importantes que hacer en este momento, como comer.

—Aun así, deberías ir. No saber de lo que hablan a tus espaldas puede ser peligroso. ¿Y si quieren quitarte el trono?—, advirtió Jono, tratando de mantener una distancia clara entre ellos. Después de todo, aunque sus países fueran aliados, eso no significaba que fueran amigos. En tiempos de paz, nunca era prudente bajar la guardia, y quién sabe qué maquinaciones se tramaban en los reinos vecinos.

Golden Boy (PuppyShipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora