Golden Boy (PuppyShipping)

#17 La primera misión

"La luz más fuerte es la que está dentro".

-Lux - Elementalista

"«Son las voces de los muertos, humano»"

Era lo que le había contado Lapis al rubio acerca de aquellas criaturas que ahora rondaban por las calles de Ciudad Domino en la oscuridad de la noche. Hasta donde él rubio había podido lograr entender, esas criaturas eran las almas de aquellas personas que no lograron pasar el juicio de Osiris (o más bién, lo que quedaba de ellas).

Por un lado tenemos los espacios para aquellos que superan el juicio de Osiris, lugares placenteros e idílicos como los campos fértiles y campiña de las Juncias, con muros de cobre y campos de cebada de cinco codos, etc., mientras que para los que no superaban el juicio eran destinados a sectores o áreas de sufrimiento para el difunto, como la Montaña doble, donde habita la serpiente "Lanzadora de cuchillos" y que vive de los muertos del Más Allá. La Duat se era un mundo complejo, invadido por espacios misteriosos e inexplicables, donde habitaban seres dañinos pero también benéficos.

Pero con los que les tocaba tener que lidiar en esta ocasión contaban con la capacidad de matar a un mortal con un solo toque y la única manera de desterrarlos era reparar el velo que los mantenía en las profundidades del Inframundo.

¿Cómo luchas contra algo que no puedes tocar? Los poderes de Joey aún eran muy débiles y, aún si ese no fuera el caso, no habían pasado más que un par de meses desde que empezó a entrenar con Lapis y necesitarían más que sólo eso. Y para empeorar las cosas si bien era cierto que esos espíritus no eran capaces de moverse durante la día (el haber estado en la oscuridad durante tanto tiempo los había vuelto sensibles a la luz), si que eran capaces de hospedarse en el cuerpo de alguien.

Los hospitales de Domino pronto estarán llenos de cadáveres de víctimas que han estado al borde de la muerte gracias al toque de esos espíritus. Gente de toda la ciudad se reunirá en algún lugar para protegerse. Joey estaba aterrorizado de esas cosas gracias a que su magia sería inútil contra ellos. Nunca se había sentido tan débil. Cuando Joey decidió preguntarle a Lapis, la cual estaba aparentemente tranquila, si es que ella también tenía miedo, esta última acabo por confesar que:"Probablemente tenga más miedo que tú".

-Estamos jodidos-. Confesó Joey. Estaba sudando frío y se le hizo un nudo en la garganta mientras se abrazaba a si mismo como una especie de auto consuelo.

Si Lapis, quien era una usuario de magia experimentada con alrededor de mil años a sus espaldas tenía miedo de esas cosas, es por que la situación era en verdad mala.

-Lo siento, pero por ahora, no podemos hacer nada contra esas cosas.-. Dijo Lapis, su voz quebrada por lo mucho que lo dice en serio,-Soy consciente de que un montón de personas sufrirán debido a esta situación. Pero como de momentos somos los únicos que pueden frenar a esas cosas, el ir contra ellas sin un plan de por medio no es una buena idea-.

Ella se mordió el labio inferior mientras intentaba despejar su mente de nuevo, moviéndose y observando cuidadosamente dónde se encontraba. Esta flotando en medio de la habitación del rubio. Era una especie de costumbre el que ella hiciera eso para relajarse.

Joey se relajó lentamente, gimiendo en voz baja, -Está bien-.

Una amargura se deslizó en su tono. La mandíbula del rubio se tensó, las palabrotas que quería decir luchaban con el conocimiento de que no tenía poder para hacer nada al respecto. Al menos por ahora.