Parte 13.- Profecía

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La oficina de Mcgonagall era demasiado elegante para el gusto de Sybill Trelawney. Tenía libros por doquier, un escritorio muy ordenado, y el pensadero perfectamente limpio, tal como Albus Dumbledore lo mantenía.

En el centro, una mesa redonda de color marrón y de finos acabados que denotaban su elaboración con madera, otorgaba asiento a cada uno de los profesores, dejando un hueco para dos sillas vacías.

El profesor Malfoy miraba atentamente a los profesores Singh y Longbottom, estableciendo una pequeña relación cordial con ellos solo con la mutua mirada.

Ron Weasley esperaba inquieto a su compañera del ministerio y a su esposa, quienes, para su sorpresa, habían esta vez descuidado su obsesiva puntualidad.

--¿Esperamos a alguien? –preguntó Trelawney rascándose la parte trasera del pantalón.

--Hermione Granger no tarda, su entrada tiene que ser discreta para no levantar sospechas en los muchachos. Y en cuanto a Hellen Myers... bueno, todos los estudiantes la odian, así que lo mismo va para ella –aclaró Mcgonagall.

Singh se sentía nerviosa, no había recibido hasta el momento más que información parcial sobre un escándalo Muggle en Canadá y el incidente del pegaso. Hasta ahora la directora no había convocado con tanta urgencia una reunión, pero si esta vez lo había hecho, además de que a ella vendría la mismísima Hermione Granger, era obvio que se trataba de algo grave.

De pronto, una extraña espiral apareció justo en el balcón de la oficina de la directora. Una pequeña deformación del campo visual que se esfumó en un instante, tras lo cual, dos elegantes mujeres aparecieron frente al resto de los profesores. Una con el cabello rojo y la otra rubia, ambas perfectamente peinadas, con los labios pintados de rojo y con un impecable atuendo completamente negro

--Siento el retraso, es un gusto saludarlos nuevamente –dijo Hellen Myers acomodando su cabello rubio sacudido por el hechizo de aparición

--Ojalá pudiéramos decir lo mismo de usted –respondió Singh

La aurora Myers se limitó a tomar su asiento en la mesa redonda, sin dirigirle la más mínima mirada a la profesora Singh, casi como si ésta no existiera.

--Me disculpo a nombre de mi compañera por la impuntualidad –dijo Hermione--. El motivo de nuestro retraso estuvo justificado por un mensaje imprevisto del Valle de Godric. Pero ya podemos proceder, directora.

Mcgonagall levantó su mano e hizo girar su muñeca en un ligero movimiento circular, tras lo cual, el viejo pensadero en forma de cáliz flotó muy lento hacia el centro de la mesa redonda.

--Entonces... sin más preámbulo, hay algo que exponer ante ustedes –inició Mcgonagall la reunión--. Por favor empiece profesora Trelawney.

--En mi clase... --dijo tomando un mechón de su canoso cabello y dándole una ligera olfateada--. Dos chicos lograron abrir su tercer ojo y desvelar una profecía – Sybill sacó de su bolsillo un pequeño frasco de vidrio, que contenía un brillo azulado; el cual vertió en el pensadero, casi derramando el contenido en los bordes dorados del mismo.

El cáliz de recuerdos expulsó una gran nube blanca tras recibir el recuerdo de la profesora, y mostró la imagen de un círculo blanco, siendo opacado completamente por un triángulo negro.

--No se nos reveló nada más, hasta... hasta el final de mi clase. Mi tercer ojo apartó la neblina para ver el futuro... Y cuando volví del trance, algo estaba escrito en mis hojas de papel.

La nube que el pensadero había proyectado cambió de la imagen del triángulo negro a un conjunto de palabras agrupadas en algo parecido a un poema:

El Segundo Eclipse trae oscuridad al castillo

Heartstopper/Harry Potter Episodio 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora