Parte 28.- Emperador Palpatine

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El jardín del purgatorio era ideal para encontrar paz. Un último regalo para los criminales más peligrosos antes de ser llevados a aquella sala en donde serían hechizados para no sentir dolor, y su cuerpo sería disuelto hasta los huesos.

Aunque no hubiera aves, el cantar de los pájaros podía oírse. Y en conjunto con su dulce sonido, sonaba de fondo una hermosa melodía: "Serenata nocturna. Kv 525 II Romance. Andante".

Arbustos llenos de rosas habían florecido por completo, mientras que otros aún eran botones. Un gran árbol bonsai se erguía en el jardín, mientras varios cerezos y árboles de pino se entremezclaban con la flora del lugar.

Una cascada artificial se dejaba caer de una de las paredes blancas, bañando varias rocas con su agua cristalina, y haciendo crecer un hermoso musgo sobre ellas.

Unas blancas antorchas, colgadas en las paredes, imitaban el destello creada por la luz del sol, iluminando el lugar como solo el día podría llegar a hacerlo.

Una mesa redonda, hecha de oro blanco. En la que los condenados a muerte disfrutaban de su última cena. Pero en ese lugar no se sentaba un criminal. Alguien más estaba ahí.

Disfrutando de la música y del banquete, un tierno anciano gozaba de los placeres visuales que el lugar le otorgaba.

Usaba el cuchillo con elegancia para cortar directo desde su plato, un pedazo de pavo horneado a la naranja, y con el tenedor adornado con tiras de oro, introducía la carne en su boca.

Y después de deglutir semejante manjar, daba un sorbo a la copa de vino que acompañaba a su servilleta blanca.

--¡Oh! Queridas damas. ¡Adelante! Tomen asiento si son tan amables

El anciano tenía un cabello blanco, tan suave como el algodón. Y un rostro que parecía ser increíblemente afectuoso.

Levantó la mano izquierda. Y tras esa orden, dos platos vacíos y dos copas llenas de vino tinto flotaron directo hacia la mesa, justo frente a dos sillas vacías.

--¿Gustan un poco de vino? En serio tienen que probar la carne de este animal ¿Cómo se llamaba? ¡Oh sí! ¡Pavo! ¡En ningún planeta había conocido a un animal tan sabroso! ¡Pero miren mis modales, no me he presentado! Yo soy...

--Sheev Palpatine. Emperador muggle. Si quería tomarme por sorpresa, lamento decepcionarlo –respondió Hermione--.

--Entonces... sí te llegó el presagio que te envié. Es un alivio. Así me ahorraré un enorme discurso. Aunque lamento que hayas entendido el mensaje a medias. Si estás aquí para enfrentarme, eso quiere decir que no captaste lo que quise decirte. En serio lamento que no hayas sentido miedo al tener esa visión.

--No lo entendí a medias. Vi lo que usted planea hacer.

Palpatine probó un poco del delicioso y suave flan que tenía como postre, sin importarle que sus invitadas no hubiesen tomado asiento.

--Entonces sabes lo que puedo hacerle a tu pequeño y azul planeta, a tu modesta y patética escuela de Hogwarts, a tus queridos estudiantes... tus amados hijos...

En un impulso descontrolado, Hermione apuntó su arma mágica a la cara del anciano. Dispuesta a lanzar el peor maleficio imperdonable si era necesario.

--Me he portado muy razonable con los mortífagos últimamente. Y esta será la última vez que lo haga. Se lo aseguro Emperador Palpatine.

Sheev no pudo evitar sonreír. Escuchar ese título ahora que había perdido su trono, le daba una inmensa alegría. Era una cortesía como ninguna otra.

Heartstopper/Harry Potter Episodio 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora