Parte 2. - Carta a un Malfoy

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--¡Nick Nelson! Tú sí que sabes cómo dar un espectáculo –lo felicitó Harry Greene.

Mientras en los vestidores, el resto de los varones del equipo rojo de Quidditch se quitaban sus protecciones y sus uniformes de juego, Nick Nelson hacía lo mismo con las suyas. Sus músculos estaban fatigados, se sentía agotado y le costaba recuperar la consciencia después del gran momento de adrenalina que acababa de experimentar hace unos minutos.

--No lo habría hecho sin ti capitán –correspondió Nelson--. Espero que para la próxima confíes más en mí y no pienses en tirar la toalla frente a una desventaja.

--¿Tirar la toalla? ¡Yo no dudé de ti ni un instante!

--Ajá.

--No seas princesa Nick, ya no importa. Ahora lo que sigue es irnos a una fiesta de proporciones divinamente apocalípticas.

--No me digas. ¿Harás aparecer vino en todas tus botellas de vidrio vacías y nos harás emborracharnos para celebrar?

--¡Pero claro que no amiguito! ¿Cómo se te ocurre semejante atrocidad? –Harry llevó la mano a su pecho en señal de gran indignación frente a una mediocre idea--. Una victoria tan fina merece una celebración igual de fina. Así que voy a intentar convertir toda el agua del Gran Lago en un Whisky de categoría sommelier. Beberemos hasta que salga el sol o hasta que se llene la enfermería, lo que ocurra primero.

Nick meneó la cabeza mientras reía, tratando de disimular la pena ajena que su amigo Harry le daba cada vez que se le ocurría una idea tan impulsiva.

--Nunca cambias ¿verdad?

--Nunca cambiaré amiguito –respondió Harry dándole palmaditas a Nick en la mejilla—. Oye, por cierto, tu galán te está esperando ahí afuera –le guiñó el ojo--.

Nelson acomodó todo su uniforme y equipo de Quidditch en la maleta deportiva, empujando todo hasta que el cierre pudiera embonar, sin importarle lo arrugada que su ropa pudiera quedar.

--No faltes esta noche Nick, te espero después de clases, y será mejor que lleves a Charlie para la fiesta de sus vidas.

--¿Desde cuando te da gusto que yo salga con un Slytherin?

--¡Dah! –se burló Harry--. Desde que convenció a Mcgonagall de traer a Draco Malfoy para dar la clase de Defensa contra las Artes Oscuras por supuesto.

Nick siguió su camino fuera de los vestidores, solo se limitó a levantar y menear la mano desde lejos para despedirse de su amigo Harry, abandonando así el vestidor de hombres.

Finalmente, Nick tuvo oportunidad de estar a solas después del partido, de encerrarse a sí mismo en sus pensamientos. La distinguida arquitectura del castillo, la sensación de encajar perfectamente con sus amigos, la renuncia de los aurores como profesores del colegio y la victoria que acababa de experimentar hacían sentir a Nick en la cima del mundo.

Era el sueño de muchos niños el poder estudiar para aprender a ser un mago, era el sueño de muchos niños tener grandes amigos, y era el sueño de muchos niños ser un gran jugador de un equipo deportivo. Por tan solo un momento, quería permitirse a sí mismo soñar un poco. Visualizarse como el campeón mundial de Quidditch. O tal vez... siendo un auror bondadoso a diferencia de su ex profesora, la aurora Hellen Myers. O tal vez...

--¿Otra vez soñando despierto? --Recargado en la pared y cruzado de brazos, un muchacho de túnica negra, corbata verde y cabello rizado lo esperaba sonriente.

--No Charlie, solo estaba...

--Oye, oye... no está mal permitirte disfrutar del momento –lanzó un gran bostezo que se escuchó por todo el pasillo--. E incluso presumir un poco... yo diría que está bien. No siempre se atrapa una Snitch Dorada, ¿Cierto?

--Intentaré que no se me suba a la cabeza

Nick tardó en percatarse de los libros que Charlie cargaba en su mano: "Estrategias básicas para el duelo mágico", "Introducción a la Aritmancia", "Guía mágica para los aurores". Las ojeras en su rostro indicaban una falta de sueño bien marcada, eso sumado al bostezo que acababa de escuchar, hicieron a Nelson llegara una conclusión evidente. No pudo evitar sentir ternura tras recordar que Spring se estaba esforzando para que Draco Malfoy aceptara venir a Hogwarts, después de todo, es probable que un mago antes conocido por su vanidad no le enseñaría a cualquier persona.

--Oye Charlie... Enséñamela –dijo extendiendo la mano

Charlie tragó saliva abruptamente, su cara empezó a ponerse roja y no pudo evitar tartamudear.

--N... Ni... Nick... ¿Aquí? Lo que pasó en Hogsmeade... creo que...

Nicholas comenzó a reír a carcajadas, mientras se ruborizaba de vergüenza.

--Eso no tonto. Me refiero a tu carta para el señor Malfoy.

--¡Oh! Claro... ¡Eso!... Sí... ¡Claro!... No es que yo tenga ganas de... ni que todo el tiempo piense en... --de su bolsillo sacó una hoja de papel doblada en cuatro partes--. Aquí tienes –dijo tapándose la cara con una mano.

Nick desdobló la carta mientras su cara volvía a su color normal. Leyéndola en silencio:

"Estimado señor Malfoy. Aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo y así mismo exponer ante usted lo siguiente: Para los alumnos de la Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts nos sería verdaderamente grato tenerlo como maestro en nuestro colegio, particularmente en las materias de Defensa contra las Artes Oscuras y/o Pociones; dado que somos conocedores de su gran habilidad mágica, la directora Minerva Mcgonagall, un servidor y los estudiantes, nos sentiríamos muy complacidos de contar con una respuesta positiva de su parte. Le agradezco su gran gentileza para tomarse el tiempo de atender mi solicitud. Charles Francis Spring".

Si Nick sentía ternura por su novio, la lectura de esa carta lo hizo sentir aún más conmovido.

--¡Es impecable! ¡En serio lo es! –gritó Nick aplastándole los cachetes a Charlie como si de un peluche se tratara--. ¡Charlie! ¡Es que...! Si Draco acepta, tenemos que tomarnos una foto con él. Y subirlo a Instagram en definitiva.

--¿Y con qué celular? Mcgonagall los deshabilitó desde que los paranoicos del Ministerio creen que los muggles los usarán para espiarnos –mostró Spring la pantalla de su celular cuya imagen casi completamente negra mostraba un mensaje: Imposible acceder al dispositivo. Disculpe las molestias. Colegio de Hogwarts--. Creo que no saben que las apps tienen ilusiones anti-muggles.

--Cierto... ¡Entonces debemos pedirle un autógrafo! Por fis Por fis...

--Todavía no celebres –Charlie dobló su carta y la guardó en el bolsillo--. Mcgonagall le envió la carta en una lechuza hace tres días, pero el señor Malfoy no ha respondido. Eso sin mencionar que la directora está bajo mucho estrés; las cosas después de lo de lo que pasó con los aurores y el profesor Allen aún están agitadas. De hecho, Hermione Granger quiere que yo vaya a presentar directamente mi testimonio al Ministerio esta tarde.

Esas palabras disminuyeron por un momento la alegría de Nick Nelson. A su mente vinieron fugaces y horribles recuerdos: Charlie a punto de llorar mientras hablaba de la crueldad de su profesor, la aurora Hellen Myers rompiendo en pedazos el pergamino que le había costado tanto elaborar, Ben Hope sometiendo a Spring bajo la supervisión de Andrew Allen, Tori a punto de morir...

--¿Hoy? ¿En serio tienes que ir hoy? ¿Esa mujer no puede esperar un tiempo más? Te estás recuperando apenas... Si quieres puedo ir contigo.

Charlie tomó la mano de Nelson, tratando de tranquilizarlo de todos aquellos pensamientos que probablemente estaban secuestrando su bienestar.

--Mcgonalgall me acompañará, a fin de cuentas, ella tiene que arreglar el asunto de un unicornio o algo así. –Charlie trató de suavizar un poco las palabras tajantes que acababa de decir–. Además, me sentiría culpable si no festejas tu primer partido de Quidditch por estar en una aburrida oficina conmigo. Volveré para la noche ¿está bien? Tal vez me divierta un poco cuando me cuentes tu primera experiencia con la profesora Sybill Trelawney –se mofó Spring

Ambos se dieron un pequeño beso de despedida, antes de partir cada uno a los asuntos que les correspondían, agregando al denso aire de victoria, una pequeña pizca de incertidumbre.

Heartstopper/Harry Potter Episodio 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora