Parte 11.- Nuevos maestros

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El viento le soplaba en la cara a Charlie abriéndole los párpados y la boca. El Gran Lago de Hogwarts parecía apenas un charco desde la altura a la que se encontraba. Nunca se había subido a una montaña rusa, pero el vehículo muggle de rieles parecía ahora mucho más seguro e inofensivo que el animal que montaba en este momento.

--¡¿En serio ésta es su idea de una entrada discreta profesor Malfoy?! –gritó Charlie tratando de que su voz no se perdiera en el aire.

--¡Tranquilo hijo! ¡Mcgonagall quería una llegada rápida y ésta era la mejor forma! –contestó Draco mirando de reojo a la tierna anciana montada detrás de Spring, que se sujetaba temblorosamente a la montura colocada sobre el lomo del animal.

--¡Pensé que serías mucho más discreto Draco, pero veo que no has cambiado nada! –agregó Ron.

El rugido del dragón colacuerno húngaro que Minerva y Charlie montaban rompió el viento con facilidad, permitiendo un movimiento mucho más fluido para sus imponentes alas.

A pesar del gran temor que podía causar la inminente caída desde esa altura, Weasley se permitió acariciar la majestuosa piel del galés verde que él y Malfoy montaban. El roce de la palma de su mano con las escamas esmeralda que recubrían la piel del dragón lo hizo sentirse muy afortunado de vivir una experiencia emocionante fuera de su atareada y aburrida vida como auror oficinista.

Ambos dragones lanzaron una pequeña bocanada de fuego, cuya alta temperatura hizo entrar en calor el aire, brindando una placentera sensación a los cuatro pasajeros que las dos criaturas llevaban en su lomo.

El Castillo de Hogwarts acrecentaba su tamaño conforme más se acercaban a suelo firme, igual que los árboles del bosque prohibido dejaban ver su tronco y ramas cubiertos de hojas.

--¡Aterricen! –imperó Draco a sus criaturas.

Y de esta manera, los feroces animales alados extendieron e inmovilizaron sus alas, planeando a través del aire y brindando un suave descenso hacia la entrada del castillo, en donde múltiples alumnos aguardaban por el espectacular aterrizaje.

--¡Parece que tu lechuza llegó a tiempo Draco! –gritó Mcgonagall

En el castillo, la noticia de la llegada de los nuevos y emblemáticos profesores se había corrido igual que el fuego. Alumnos de las cuatro casas se reunieron en el patio principal de la entrada de Hogwarts, solo para darle recibimiento a los famosos magos.

--¿Ese no es Charlie? –preguntó Aled

Nick trató de enfocar la borrosa imagen del muchacho con el uniforme de Slytherin que montaba al colacuerno húngaro. Su cabello alborotado y despeinado, así como la sonrisa de niño pequeño le eran inconfundibles.

--Sep. Viene con Mcgonagall y al parecer con los invitados de honor

El colacuerno húngaro aterrizó con elegancia. Sus patas tocaron el suelo con la misma suavidad que el viento acaricia una sábana, retrajo sus alas y se arrodilló de modo que permitió a Mcgonagall y Charlie bajar como si de dos figuras de la nobleza se tratara.

--Escucha Charlie, grábate esto. No importa si llegas tarde a un lugar, lo que importa es que llegues en una pieza –declaró Minerva mientras trataba de reprimir las náuseas causadas por el vuelo

--Disculpe directora, pero si no le gusta montar animales... ¿Por qué no usó un hechizo de aparición para teletransportarnos?

Minerva se quedó atónita ante la sugerencia de Spring, que evidentemente no se le había pasado por la cabeza ni por un segundo.

Heartstopper/Harry Potter Episodio 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora