9.
- Pues eso tía, en resumen: que tengo novio.
Y es que no he hecho otra cosa más que comer y coger mi móvil para llamar a Emi para contarle todo aprovechando que mi madre no estaba ya que hoy era su primer día de trabajo.
- Has perdido los papeles, Lau, se te ha ido la cabeza pero por completo... —suspira- ¡pero es muy bonito!
- A pesar de todo tú me apoyas, ¿verdad?
- Claro que sí, idiota, pase lo que pase y hagas lo que hagas tendrás mi apoyo.
- Muchas gracias, Emi, eres la mejor.
- Oye, ¿pero de verdad que ha habido tema? —suelta seguido de una risa nerviosa.
- Te tengo que dejar porque he quedado con Pablo, luego hablamos —evito contestarle porque a pesar de que sea mi mejor amiga y que tenga mucha confianza con ella me da vergüenza hablar sobre estos temas.
- ¡Contéstame, por favor!
- Sí, hubo tema. Hasta luego, te quiero —y cuelgo.
Como echo en falta estas conversaciones con ella, reírme de sus caras de sorpresa y que me cuente hasta del color que lleva sus calcetines. Irme de Zaragoza me ha cambiado todo y eso que solo llevo aquí unos días, creo que los días más raros de mi vida, y es que ¿quién me iba a decir a mí que encontraría lo que necesito en alguien que no conozco y todo así, por sorpresa? La verdad que nunca me podré arrepentir de algo así, de haber dejado atrás la vergüenza y de no pensar en el resto, pase lo que pase el no será un error sino un acierto.
- Hey, mami, ¿qué tal va tu primer día? —sonrío al teléfono nada más coger la llamada.
- Muy bien, cielo. ¿Tú qué tal?
- Bien, mamá. Oye, te tengo que dejar, he quedado. Luego te veo, te quiero mamá.
- Pásalo bien, anda. Un beso —y cuelga.
¡Mierda! Son las cinco y diez y yo sigo sin cambiarme ni pintarme y Pablo debe estar abajo esperándome. Lo mejor será que suba, bueno, igual lo mejor no es pero sí lo más justo.
- Pablo —digo cuando oigo que ha cogido la llamada.
- ¿Dónde estás, Laura? —parece nervioso, mi novio el que pierde los papeles por diez minutos de nada.
- Sube, anda, no me he dado cuenta de la hora que era.
- Ya te vale... -suspira- ¿qué piso es?
- Portal dos, tercero D.
Y cuelga. Vaya modales tiene este profesor, ni adiós ni nada. Cuando suena el telefonillo con un ruido espantoso voy a abrirle lo más rápido que puedo y, en menos de dos minutos, el timbre de mi casa suena. Casi no llego a mirar por la mirilla de la puerta, así que no me queda otra que abrir directamente.
- Eres una tardona —suelta nada más dejarle pasar.
- Oh, perdone usted, don perfecto, —una sonrisa suya viene seguida de mi comentario. Me gustaría preguntar qué es lo que le hace tanta gracia, pero es tan bonito verle así de feliz que me da igual qué es eso tan gracioso- te has empanado.
- Vístete rápido, anda —me ordena.
- Yo pensaba que podríamos quedarnos aquí... -sugiero mirando al suelo.
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¿Puedes sorprenderme?
Novela JuvenilAlguien me dijo una vez que las pequeñas cosas son las que te hacen feliz y que el destino lo escribes dependiendo de eso, de las pequeñas cosas, así que ¿por qué no hacer de lo pequeño algo grande y de algo grande nuestra felicidad?