Capítulo 13.

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13.


-        ¿Pablo? –pregunta mi madre extrañada.

-        Buenas tardes, señora López –le saluda mi novio con tranquilidad, como si no hubiera pasado nada.

-        ¿Cómo es que estás aquí?

-        Es que quería repasar el temario para el examen y como en el instituto no nos dio tiempo y no le pude preguntar las dudas pues le dije que viniera aquí –contesto yo antes de que Pablo diga nada- ¿y eso que has llegado aquí tan pronto? –pregunto para disimular.

-        Oh, vale cielo –parece que se ha creído la mentira que le he contado-. No he llegado pronto, es que salgo de trabajar sobre esta hora y está cerca, ya te acostumbrarás al horario.

-        Yo creo que debería ir yéndome –sugiere Pablo acariciando su hombro izquierdo con su mano derecha.

-        Es tarde, si quieres quédate a cenar.

¿Hola? A mi madre se le debe ir la cabeza por momentos porque esto no es normal, acaba de invitar a cenar a un profesor de mi instituto, que casualmente es mi novio pero no lo sabe, no le conoce de nada, pero ¡eh!, le habrá dado la hora generosa. La respuesta de mi tutor no se hace esperar:

-        ¿No le importa?

¡Y espera, que se lo está pensando! Le debe ir el riesgo, porque me está entrando un mal humor... ¡huy qué nerviosa me ha puesto!

-        ¡Pues claro que no! –exclama mi madre.

-        Entonces me quedo, muchas gracias –dice satisfecho y mi madre, tras regalarle una sonrisa, sale de la habitación cerrando la puerta.

-        ¿Tú eres tonto? –le pregunto susurrando.

-        Encima que acepto lo que la suegra me ofrece... -parece que tiene ganas de reírse de mí, o de reírse de la situación o yo qué sé de qué tiene ganas.

Recojo todo lo que habíamos puesto en la mesa para disimular y, cuando acabo, mi madre nos llama para cenar.

-        Cena rápido y vete, por favor –le pido a Pablo antes de salir de mi habitación.

Su respuesta es una sonrisa que no sé interpretar exactamente. Todo va con normalidad hasta que la periodista que lleva mi madre dentro aparece:

-        Bueno, Pablo, cuéntanos algo sobre ti, ¿qué tal te va con tu novia?, porque tienes novia, ¿verdad? –pregunta.

-        Mamá, no creo que quiera hablar de su vida privada.

Intento calmar la situación con ese comentario, evitar que no responda o que mi madre siga insistiendo en el asunto.

-        No te preocupes, Laura –me calma él– . Y sí, algo tengo por ahí.

-        ¡Oh, vaya! –se lamenta mi madre. Es obvio que mi novio le gusta, le atrae, y no me extraña porque es guapísimo, pero joder, que es mi novio y tiene veinte años menos– ¿lleváis mucho tiempo juntos?

-        No, no mucho.

Y después de este breve momento de cotilleo, empezamos a hablar del instituto, de los exámenes y demás cosas relacionadas. El resto de la cena transcurre rápida y cuando me quiero dar cuenta mi profesor ya se ha puesto su chaqueta y está despidiéndose de su suegra dándole dos besos.

-        ¡Adiós, guapo! –exclama mi madre tras darle dos besos. Cuando va alejando Pablo mi madre le da un repaso de arriba abajo con los ojos, sus ojos arden y es normal teniendo en cuenta lo increíble que es este hombre– ¡Lau, acompáñale! –me ordena.

¿Puedes sorprenderme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora