Capítulo 26.

109 5 0
                                    

26.

- Recoged los bolígrafos, el examen ha terminado –dice el profesor de matemáticas. Tal y como había previsto nos han hecho más de un examen sorpresa y este ha sido el último–. Mucha suerte para todos, nos vemos con las notas la semana que viene. Podéis salir.

Como si fueran animales salen de clase y yo, para no perder costumbre, saldré la última. Los exámenes que he tenido han ido bastante bien, pero el de Historia... el de Historia fue caso aparte. Me habían dicho que sus controles no eran para nada fáciles, pero ha sobrepasado las expectativas. De todas formas creo que lo he aprobado. Creo. Respecto a Pablo todo sigue igual, esta semana apenas he podido pasar tiempo con él: yo tenía que estudiar y Pablo que corregir. Nada interesante. Mi madre no ha hecho más que sacarme el tema de mi "novio", cree que me lo he inventado. De todas formas no llevo idea de darle más información.

- Por favor, Laura, date prisa –me ordena Tomás en tono amigable.

- ¡Perdón por tardar! –me cuelgo la mochila de un hombro y salgo corriendo hacia el departamento de Ciencias Sociales e Historia. Llamo a la puerta y una voz, que ya es más que familiar, me invita a pasar–: ¡adelante!

- Se acabó, se acabaron los exámenes –sonrío y miro por toda la sala, no es muy grande pero tardo un rato en inspeccionar todo–. Ahora –murmuro acercándome hasta donde él está sentado– soy toda tuya.

- Esta noche, quédate conmigo esta noche –susurra cerca, muy cerca, de mi cara. Tan cerca que sin mucho esfuerzo puedo observar como se le dilatan las pupilas.

- Lo intentaré –me acerco aún más a sus labios pero alguien toca a la puerta. Rápidamente me aparto de él y, para disimular, saco la agenda y un bolígrafo.

- ¡Pablo! –exclama un hombre a mi espalda, el hombre al que hace apenas unos minutos le he entregado un examen–. Vaya, si estás ocupado hablamos luego –dice con tono avergonzado cuando ve que ha interrumpido algo. Solo espero que no se imagine qué es ese "algo".

- Estábamos... estábamos acordando fecha para una tutoría –suelta por fin–. Dime, ¿qué me venías a decir?

- Te invitaba a tomar algo con los demás profesores, por fin de exámenes, ya sabes.

- Perfecto, en cuanto acabe con Laura iré –Tomás hace un gesto de aprobación con la cabeza–, lleva el móvil cerca para poder saber dónde estáis –un adiós con la mano y la puerta vuelve a cerrarse.

- ¿Una tutoría? –pregunto volviéndome a acercar a él.

- ¿Una agenda de dibujos animados? –me devuelve la pregunta en tono irónico y con una pequeña carcajada.

- Sí, es la que uso para escribir en clase cuando me aburro –antes de que pueda terminar de explicarle el porqué de esa agenda la abre y empieza a leer una de las hojas.

- Si pudiese ser todo lo que pienso las cosas no serían como pensamos. Quizá serían como queremos –toma aire y sigue leyendo–. Más de una vez he leído libertad, pero llegados a este punto puede que quedase en eso; en una simple lectura. No habrá nadie que consiga callarme, nadie que consiga sacar de mi cabeza aquello que en su día se hizo un hueco en mi corazón. ¿Y qué? ¿Qué más da lo que sienta si no es lo que debería? Puedo defraudar por no decir lo que quieren oír, pero que me tapen la boca que seguiré hablando –su voz suena dulce, inocente. Es como si lo que lee le hiciera ablandarse de alguna manera– y seguiré diciendo que te quiero, que yo soy tan tuya como quieras y tú tan mío cuanto me plazca. Que seguiré siendo tuya con la boca tapada por su mano o por tus labios; pero siempre tuya. Que si te vas te persigo y que si no te tengo no sigo. Échame un pulso, que me dejo ganar; me dejo ganar por ti. Que te haré sentir como nunca sentiste, que me dará igual el resto. Haremos la guerra en la cama y el amor en la calle, ¿qué más da dónde si donde vayamos va a estar mal? Me pediste que me enamorase de ti y es que me he enamorado, sí, pero contigo. Una vez, dos veces si hace falta tropezaré contigo si acabas siendo un error, pero porque hasta caerme por ti me da igual. Por ti todo, lo sabes. Por nosotros más aún.

¿Puedes sorprenderme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora