犬 : Colmillos. ⌗‾ » sungsun «.

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Capítulo 29.
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Heeseung bufa con fastidio mientras ordenaba unos papeles del escritorio.

Un par de horas antes había comunicado a Soobin y a Beomgyu para solicitar una junta de imprevisto, pues los días habían pasado y ambos chicos no se habían presentado por su cuenta para darle la información que necesitaba.

Escucha como abren la puerta, y cuando está a punto de reclamar tal acto tan irrespetuoso, puede ver que es Jay, pues en ese momento era su mano derecha, y también debía estar atento a todo.

— Joder hermano, me has asustado.

— Lo siento... los que deberían estar asustados son los otros dos idiotas.

— ¿Por qué? ¿Que ocurre?

— Heeseung, Riki es un puto loco, por supuesto que empezará a sospechar de ellos, y a la primera que metan la pata, cortará sus cabezas.

Heeseung bufa y se deja caer en el asiento, sabía que meterse con Nishimura era casi como meterse con el diablo.

— Lo sé, por eso debemos de actuar rápido.

— Por cierto, Sunghoon está planeando pedirle a Sunoo que sea su novio.

— ¿En serio? Eso es genial.

— Quería que Jake también estuviera involucrado en la preparación.

Heeseung se reincorpora mirándolo con preocupación.

— No, Jake le podría estar dando todos los detalles a Riki, podría sabotear su día.

— Por supuesto que lo pensé, por eso le dije que lo mejor sería que solo él y yo lo supiéramos, porque Jake era muy malo guardando secretos.

— Joder Jay, eso estuvo fantástico, gracias.

— No hay de que, hermano.

La puerta se abre dejando ver a uno de los guardias, informándoles que Soobin y Beongyu ya habían llegado y se encontraban en la sala principal.

— Vamos para allá en un instante..— Heeseung habla y el guardia da una reverencia y se retira.— Bueno, manos a la obra.

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Jake camina por los ya conocidos y elegantes pasillos de la casa Nishimura.

Hace ya un par de semanas que había empezado a trabajar para el japonés, y aunque no lo admitiera, poco a poco su miedo hacia él iba acabando.

Con el paso de los días, al estar casi en contacto todos los días con Nishimura había aprendido a leerlo y a conocerlo, aunque admitiera que Riki era muy hijo de puta, el pelinegro japonés tenía sentimientos y debilidades, cuando no estaba a la defensiva —aunque solo fuera el 2% de su personalidad.–, era un buen chico.

Bufa cuando llega al despacho donde Riki se encontraba la mayoría del tiempo, y puede ver a los dos grandes gorilas bloquear la puerta.