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Capítulo 33.
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Sunoo se hacía pequeño en su lugar, a pesar de que no estaba en un sótano oscuro lleno de ratas con secuestradores malos como lo pintaban en las películas, sentía mucho miedo de estar en ese lugar.

Frota sus brazos con sus manitos para generar más calor a su cuerpo y busca alguna frazada que esté cerca.

Con la mirada la encuentra y la toma rápidamente para después acurrucarse de nuevo en la cama y acobijarse con esta.

Estaba sumido en sus pensamientos, anhelando el momento en donde su Sunghoon llegara por él y lo sacara de ahí, cuando empieza a escuchar mucho ruido, que se convierte en disparos y de ahí en gritos desesperados de dolor.

Chilla bajito cuando escucha unos pasos por el pasillo y la puerta se abre dejando ver a su secuestrador desesperado, y como siempre, con el pasamontañas encima de su rostro que no lo permitía identificarlo.

— Levántate, nos vamos.

Toma su bracito y lo aprieta con fuerza para hacer que se levantara de su lugar, pero antes de salir de la puerta, Sunoo empieza a forcejear con él.

— ¡No estamos para juegos, niño estupido! ¡Camina, joder!

— ¡No! ¡Déjeme, suélteme!

— ¡Si no te sueltas por las buenas, te soltarás por las malas, maldito bastardo!

Sunoo deja de forcejear cuando siente la punta de una pistola en su cabeza, quedándose inmóvil mientras sentía sus ojitos llenarse de lagrimas.

— Muy bien, justo como te quería, quieto.— lo arrastra hacia él y lo posiciona frente suyo, creando un escudo con el cuerpo del menor.— Iremos afuera y tú te portarás muy bien, si no quieres recibir una bala en la cabeza y después hacer que mate a tu noviecito, ¿entendiste?

Sunoo asiente con su cuerpo tembloroso y empiezan a caminar a donde él piensa que es la salida del lugar.

Cuando abren la puerta, ambos quedan en shock al ver el desastre que había en toda la explanada.

Decenas de cuerpos tirados en el piso, autos bloqueando la entrada de la casa y a sus amigos mirándolo ansiosos con las ropas desarregladas y salpicaduras de sangre en sus ropas.

Puede ver a su madre saliendo de una camioneta mirándolo con lágrimas cayendo de sus ojos, siendo detenida por el padre de Sunghoon.

Y su mirada llega a él, al amor de su vida, mirándolo con desesperación y angustia, pero aún podía notar el gran brillo en sus ojos al verlo, sus ojos se encontraban rojos y gracias a su boca abierta que soltaba jadeos, podía ver sus colmillos manchados de sangre, al igual que una de sus mejillas y ropa.

— ¡Sunghoonie, mami!

Chilla forcejeando olvidando al arma apuntando a su cabeza, sintiendo presión después y el agarre más fuerte.

— No te muevas, sino mueres en este instante.

— ¡Suéltalo hijo de puta!

Gruñe Sunghoon caminando hacia ellos.

— No no no, ni un paso más, sino quieres que le vuele la cabeza frente a todos ustedes.

犬 : Colmillos.  ⌗‾  » sungsun «. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora