30. Indirecta

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22 de enero de 2021

Ya había pasado casi un mes del esperado 2021 y Agoney se sentía estafado. Había esperado despertarse con ganas de intentarlo, de atreverse, soltarse y divertirse.

Casi un mes después, sentía que el tiempo volvía a correr sin avisarle. Notaba que había mejorado, que tenía amigos, de los de verdad, y su familia estaba más unida. Pero aún faltaba algo que le dejaba insatisfecho y ni siquiera se daba cuenta de lo que era, de lo que quería. A veces se sentía egoísta y desagradecido, pero eran sus sentimientos y desde que les estaba haciendo caso y dándoles valor, como le recomendó su psicóloga, intentaba que estos no le definieran, simplemente trabajaba con lo que sentía e intentaba entenderlo. Entenderse. Pero era un proceso tan lento...

Tenía que reconocer que el nuevo comienzo no estaba saliendo como había pensado. Las expectativas que se había puesto eran tal vez demasiado elevadas, debía elegir objetivos más pequeños, metas más cercanas para no sentir que era un fracaso.

También tenía que reconocer que se avecinaba un mal día y que tenía que sobrellevarlo de la mejor manera. Sobre todo contando con que era su cumpleaños.

Se levantó de la cama bostezando. Anoche esperó hasta las doce para ver quién era el primero en felicitarle. La primera desilusión vino cuando Raoul ni siquiera estaba conectado. Lo entendió porque Raoul debía madrugar al día siguiente para ir a clase, pero aun así se fue a dormir con un dolorcito en el pecho.

Al entrar en la cocina, su madre fue rápidamente a darle un abrazo, cantándole el cumpleaños feliz al que se unieron también Tyler, James y Laia, que estaban desayunando. Al final, se encontró rodeado de tres niños y su madre, que le acariciaba las mejillas.

- Mi bebé ya tiene 22 años... parece que fue ayer que te tenía en mis brazos. – Los ojos de Maryse se cristalizaron, mirándolo con cariño. – Papá estaría orgulloso de todo lo que has cambiado y mejorado en un año.

Agoney se separó, no queriendo llorar. No sabía que responder, así que no dijo nada. Esbozó una sonrisa y se sentó para coger uno de los donuts que había encima de la mesa.

- Ago, hemos ido a comprarlos con mamá y le tienes que poner una vela y soplar. – Le explicó James, subiéndose de rodillas en la silla para alcanzar las dos velas con el número 2.

- Espera, llamaré a Isabelle y a Emma.

- ¿Y Sofía? – Preguntó Agoney, masticando el donut.

- Ha pasado mala noche, la dejaré dormir un poco.

Agoney asintió. No quería culpar a Sofía por actuar como el bebé que era, pero nada estaba saliendo bien. Tal vez estaba demasiado sensible e irascible.

Poco después Emma e Izzy felicitaron a Agoney y entre todos cantaron de nuevo, dejando que soplara las velas y pidiera un deseo.

Aunque fuera patético, deseó que Raoul se acordara de su cumpleaños. Ya que no hablaban todos los días, justamente ese podría tener una excusa para mantenerse al teléfono más tiempo.

Maryse llevó a los niños al cole y las chicas se fueron por su cuenta. Se encontró entonces solo en la cocina, pendiente de cuidar a su hermanita y esperando con el móvil en la mano a que Raoul le dijera algo. Había acabado el primer semestre de universidad y no tenía que volver hasta mediados de febrero, mientras que Raoul aún seguía yendo. Tanto tiempo libre le dejaba pensando en Raoul, en su cada vez más escasa relación. Mucho tiempo para sobre pensar las cosas. No quería volver a lo de antes, no quería tampoco depender de Raoul. Tal vez solo eran muchos días malos juntos.

Estaba volviendo a intentar sacarse el carnet de conducir, el teórico. Harry lograba distraerle la mayoría de mañanas dándole clases. O lo que era lo mismo, acompañándole en el coche para que no le diera un ataque de pánico. Se le daba mucho mejor, menos mal, y ya se sentía preparado hasta para hacerlo solo. La semana siguiente iba a clases con un profesor de autoescuela y seguramente en un mes podría subir a examen.

Seis meses (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora