Seis meses (Ragoney)

31. Seguridad

14 de febrero de 2021

Despertarse un 14 de febrero estando enamorado debería ser precioso. Se le ocurrían miles de frases para canciones cursis sobre amanecer al lado de la persona que más quieres, con el sol dorando su piel, el pecho subiendo y bajando con su respiración relajada, pudiendo alargar la mano para tocarle...

Pero despertarse un 14 de febrero estando enamorado de alguien a miles de quilómetros que ni siquiera sabe que sientes algo por él... Eso. Eso era una mierda.

Jonathan y Gala estaban desayunando en la cocina, su hermano había hecho tortitas, un poco deformes, y les estaba echando sirope de chocolate.

- Buenos días. – Gala le dedicó una sonrisa que no pudo corresponder.

- ¿Qué te pasa? – Jonathan le miró frunciendo el ceño.

- Hoy es San Valentín.

- ¿Sigues rallado con lo de Agoney? Seguro que mentía, no puede ser que ese chico no sienta nada por ti.

- Está todo incómodo entre nosotros y no sé qué hacer. Intento que no se note y actuar como siempre pero disimulo mal y creo que Agoney se está preocupando. Y a lo mejor se da cuenta de lo que siento y deja de ser mi amigo.

- Fue él quien te dijo que no tenía por qué acabarse la amistad.

Raoul cerró fuerte los ojos. Se arrepentía de haberles explicado toda la conversación que tuvieron, pero no se la podía sacar de la cabeza, la tenía en bucle, buscando que otras maneras podía haber contestado para no haber llegado a eso. ¿Por qué no aprovechó y le preguntó sobre la canción? ¿Porque tuvo que salir el tema de Alex y Charlie? ¿Por qué Agoney tuvo que acabar con todas sus esperanzas de forma tan brusca?

- Seguro que lo sabe y le doy pena.

- Eres tonto. – Jonathan le puso un plato de tortitas en frente. – Come.

- Por cierto, te ha llegado una carta. – Gala le acercó un sobre. – No sabía que te interesaba el conservatorio de Londres. Me han dicho que es muy bueno.

Se había olvidado por completo del conservatorio, de la prueba que hizo y de lo que significaba. Todos sus temores se multiplicaron por mil. No quería llevarse una desilusión. Tampoco sabía que haría si le admitían.

- ¿Te vas a desmayar?

Ignoró a su hermano y abrió la carta con nerviosismo. Leyó por encima hasta que llegó a la parte importante.

- ¿Qué dice?

- Me... me ofrecen una beca. Una beca que cubre la matrícula del primer año. – Levantó la vista. Su hermano y Gala le miraban asombrados.

- ¡Enhorabuena! – Gala le abrazó con fuerza.

- Joder, yo pensé que era un hobby pero hay futuro. Cuando seas cantante famoso me llevas a tus giras eh.

- Y a mi también, así conoceré más gente famosa. Oh, puedo actuar contigo, yo bailo y tu cantas.

Raoul no dijo nada. Estaba tan bloqueado que no era consciente de lo que significaba todo eso.

Una beca.

Una oportunidad para estudiar música. ¿Se la habrían dado porque lo había hecho bien? ¿O porque tenía mucho que mejorar? ¿Tal vez porque veían su potencial?

No se dio cuenta de que estaba llorando hasta que se le escapó un sollozo sobre el hombro de Gala.

- No lo sé. Yo... no lo sé.

- ¿Qué no sabes? – Gala le tenía cogido por las mejillas, limpiando sus lágrimas. - ¿Qué ocurre?

Todo. Ocurría todo.