25. Intentar

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8 de noviembre de 2020

Movía su brazo con fuerza, sin parar, soltando pequeños jadeos del esfuerzo.

La masa estaba aún demasiado espesa, mientras que la de Agoney ya parecía cremosa. Resopló y dejó de batir.

- Jope, pajarito, ¿por qué te sale todo bien?

Agoney se rio, su cara medio pixelada porque no llegaba bien el wifi a la cocina del apartamento.

- Un poco más Raoul, lo estás haciendo bien. – Le animó, apoyándose en la encimera.

Por un momento la imagen pareció aclararse y Raoul pudo admirar su sonrisa, una mancha de harina cerca de la ceja y las venas de sus brazos y manos. Respiró hondo y siguió batiendo.

- Espero que las madalenas estén buenas. Nunca le he cocinado a Jonathan, pero como es su cumple y no le he comprado nada...

- Le encantaran. Dile que yo te ayudé así que es de parte de los dos.

Asintió sin mirarle, concentrado en la masa que ya empezaba a ser más homogénea. Nunca había probado la repostería, le gustaba cocinar y descubrir nuevas comidas pero siempre pensó que lo más difícil eran los dulces.

En los meses que llevaba en Londres había visitado algunos restaurantes extranjeros. Fueron a un indonés a probar cosas nuevas y Raoul quiso aprender esas recetas porque estaban muy sabrosas, pero algunos ingredientes eran incluso impronunciables. También se empacharon a base de tacos en un mexicano y probó el sushi por primera vez en un japonés cerca de Hyde Park. Le estaba gustando visitar la ciudad como turista pero también como ciudadano y Peter le llevaba por sitios que solo conocían los londinenses de nacimiento.

Un grito le hizo levantar la vista y salir de sus pensamientos, no provenía de su piso, pues se encontraba él solo, sino del móvil. De pronto, un pequeño spiderman apareció en medio de la pantalla

- ¡Raoul!

Raoul sabe que no está bien hacer favoritismos, pero entre los hermanos de Agoney, James era con el que mejor se llevaba, además le gustaba Marvel así que era imposible que no fuera su favorito.

- Hola James. Digo, hola Spiderman. – Se corrigió enseguida, mirando a Agoney con una sonrisa.

- Hola. ¿Estáis haciendo comida? ¿Puedo ayudar?

El niño se quitó la máscara. Agoney le había contado que desde el día de Halloween James no se había quitado el disfraz, y él mismo no le había visto sin el traje, lo que le parecía algo adorable y asqueroso al mismo tiempo.

Él también celebró Halloween allí, el grupo de Peter hizo un concierto especial en un bar, disfrazados de fantasmas. Matt, Helen y algunos más de la universidad habían ido de cazafantasmas. Se dio cuenta cuando lo explicó en alto a Agoney que era algo muy tonto, pero al menos lo pasaron bien esa noche. Además, el moreno se había disfrazado de vampiro solo para reírse de él por la historia de su primer beso.

- Está bien, ¿qué tal si me ayudas a poner la masa en los moldes? Luego puedes lamer las sobras. – Propuso Agoney, agachándose un poco para estar a la altura de James.

- ¡Bien!

Raoul también puso su masa en los moldes, los cuales había comprado esa misma mañana, y mientras Agoney y él escucharon las divagaciones de James.

- Pero el Ago se deja atrapar muy fácil y así no es divertido. No sabe jugar a los spiderman Raoul, tu sí.

Sonrió orgulloso. Le habría gustado tener un hermano pequeño, ese sentimiento de tener a alguien a quien proteger y que cuidar. Él siempre fue al que cuidaban y mimaban. Aunque cuidaba a Agoney, le gustaba eso.

Seis meses (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora