Epílogo

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Al final solo he hecho un epílogo, el que sentia que era el correcto, espero que os guste  y si resulta que no pues os podeis quedar con el último capítulo. Esta historia es tan vuestra como mia, así que gracias. 

10 años después

Ser músico tenía sus ventajas, como copas gratis en los bares donde tocaba y productos gratis a cambio de promoción. Las ventajas también eran para sus amigos, que no tenían que contratar a alguien para que actuara en su boda.

- Piensa que es vuestro tu regalo de bodas hacia nosotros. – Le dijo Charlie, con una sonrisa inocente.

- Aunque, si quieres, puedes comprar algo de lo que hay en la lista...

- Alex, no te aproveches.

La relación entre esos dos no había cambiado nada. Alex seguía siendo el mismo chico infantil, lo que le venía bien ya que era profesor de inglés para niños pequeños. Charlie había conseguido trabajo como técnico de sonido en uno de los teatros más famosos de la ciudad. Les iba tan bien que podían permitirse contratar a Raoul. Pero lo habían conseguido gratis. Los muy cabrones.

- Obviamente voy a cantar en vuestra boda, pero ya podéis poner un buen buffet libre.

- Sí. – Alex rodó los ojos y tachó algo en la lista que llevaba en la mano.

Fue el rubio quien le pidió matrimonio a Charlie, ya hacía dos años. Habían tardado un poco en celebrar la boda y ahora que quedaba apenas una semana estaban comprobándolo todo. Seguramente le habían preguntado a última hora para que no pudiera negarse.

- ¿Ya te han confirmado todos los invitados? – Preguntó Raoul.

- Sí, Raoul, Agoney estará allí. Menuda obsesión.

- No es obsesión. Hace mucho que no nos vemos. Nos abandonó para irse a otro continente, dime si no es feo.

- Esta de voluntario en Uganda, haciendo algo bueno por los niños.

Raoul refunfuñó. Él y Agoney estuvieron saliendo cuatro años hasta que decidieron dejarlo, sin malos rollos. El amor se había estancado y actuaban más como amigos que como pareja. Si seguían forzándolo habrían acabado odiándose, así que prefirieron darse un tiempo. Su amistad continuó igual hasta que Agoney se fue a África hacía ya un año y medio.

- Me dijo que traía una buena noticia. – Dijo Charlie.

- Eso me suena a churri. – Alex levantó las cejas.

- ¿Quién tiene nuevo churri? – Se escuchó una voz y la puerta del piso cerrándose.

Un chico alto y moreno entró quitándose las gafas de sol y sonriéndole a Raoul.

- ¡Adri!

Fue corriendo y se lanzó a sus brazos. Su novio había estado de viaje ese fin de semana, cubriendo una noticia sobre una familia desahuciada bajo muy malos tratos. Era periodista y pasaba la mayor parte del tiempo en la oficina con artículos basura, pero cuando surgía una oportunidad así, era el primero en ofrecerse.

- Bebé, que pesas. – Se rio Adri, aunque recogió a Raoul por debajo de sus muslos y caminó hasta el sofá de nuevo.

- ¡Agoney viene a la boda!

Adri le dejó caer sobre el sofá y saludó a Charlie y Alex. Después se giró hacia Raoul de nuevo y sonrió brillante. Y dios, Raoul amaba esa sonrisa.

- Entonces estás feliz porque viene él no porque yo haya vuelto, mamón.

- ¡Por las dos!

Alex se echó a reír mientras Charlie negaba con la cabeza.

Seis meses (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora