Último concurso infantil Parte 3

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Mi hermana comenzaba prepararse para su último concurso en la categoría infantil. Luego de los 12 años, cualquier participante se consideraba adolescente. Por lo tanto, esta sería una transición importante en su joven carrera por la corona.

Ya había ganado antes concursos, pero este era uno especial.

La mamá de Dereck le confeccionaría el vestido de gala, ella trabaja en diseño de ropa y las dos madres se habían vuelto amigas debido a que nosotros sus hijos siempre estábamos jugando juntos.

Así que Dereck iba más seguido a mi casa, la mayoría de las veces solo sin su hermana, que estaba en clases de ballet.

Un día cuando estábamos con nuestros juguetes en mi habitación, se le ocurrió una idea rara.

— te gustaría ser mi novia Isabel? — y me quedó mirando a ver qué respondía

— tu novia, y para qué? — le pregunté extrañada

— mis hermanos mayores ya tienen novia, y veo que se ríen y se diviertan mucho — dijo él

— y qué tiene de diferente ser amigos y ser novios — le pregunté yo

— que yo te puedo tomar de la mano, y nos podemos besar —dijo Dereck

— y eso qué tiene de entretenido? — le pregunté yo

— debe serlo, siempre que veo a mis hermanos darles besos a sus novias se ríen mucho —dijo Dereck

— no creo que mi mamá me deje tener novio, ni siquiera deja tener novio a mi hermana que tiene 12 y yo tengo solo 6 —le dije

— pero no le digamos nada, de todas formas, están siempre ocupados, ni se darán cuenta — dijo Dereck

— no lo sé, se ve aburrido — dije yo

— podemos intentarlo unos días y si nos aburrimos volvemos a ser amigos — dijo Dereck

Y lo pensé un rato, ninguna de mis amigas tenía novio, así que seguro sí sabían que yo tenía uno, me vería como la más importante del grupo. Cómo la más adulta.

— está bien, pero tiene que ser un secreto, de seguro si nos descubren nos van a castigar muchos días — le contesté

Y él se puso feliz, de seguro se sentía adulto igual que sus hermanos. Y lo primero que hizo fue tomar mi mano.

Al rato de que estábamos armando un rompecabezas y casi lo terminábamos se me queda viendo.

— ahora que soy tu novio, me gustaría darte un beso — dijo Dereck

Y yo lo pensé detenidamente, había visto películas en donde las personas se besaban, pero nunca se me había ocurrido intentarlo yo. Me preguntaba si se sentiría algo raro, porque la gente se veía tan feliz cuando se besaba, así que me ganó la curiosidad.

— está bien, pero tú sabes cómo hacerlo? — le pregunté

— solo se tienen que tocar nuestros labios, ¿cómo en las películas, lo has visto? —dijo Dereck

— pero ellos son adultos, de seguro ensayaron mucho, y tú seguramente no sabes nada — le dije

— pero puedo aprender Isabel, tampoco soy tonto, puedo aprender de todo — dijo enojado

— está bien besémonos — le dije sin mas

Entonces Dereck tomo mis manos se acercó a mí y puso su boca como un pato.

Yo solo cerré mis ojos, y quedé esperando a ver qué cosas hacia él.

De pronto siento su boca que choca contra la mía, pero no sentí nada especial, solo su aroma a chocolate.

— parece que no lo hiciste bien, no se siente entretenido — le dije

— bueno voy a preguntarle a mis hermanos cómo se hace y después practicamos — dijo Dereck

— está bien — le dije

Y terminamos de armar el rompecabezas.

*narrador omnisciente

Había un hombre que permanecía en las sombras.

Era el secuestrador y el asesino de la joven que encontraron muerta y de la que nadie más habló.

Tras meses de búsqueda de algún sospechoso, el caso quedó detenido. No había sospechosos, ni testigos, ningún indicio que llevara el caso hacia alguna parte. Por más que los policías se quebraban la cabeza tratando de encontrar alguna conexión con el desconocido que tomó la vida de la pequeña. No pudieron encontrar nada.

Y sospechaban que se trataba de alguien que sabía bien lo que hacía, pues al parecer siguió a la víctima, hasta encontrar un momento en dónde se encontraría sola, asegurándose de que nadie más estuviera mirando.

El asesino, vivía en uno de esos departamentos industriales, dónde ya casi no quedaba nadie, y contaba con un buen sótano. Que había aislado de todo ruido y le daba completa privacidad, para cometer sus aberraciones.

En aquel sótano se entretenía, tenía fotos y videos de la pequeña asesinada. Y los veía una y otra vez, orgulloso de su obra.

Hasta tenía en uno de sus muebles, en una repisa, una corona que fue de la pequeña. Era el trofeo, que conservó de la vida de su joven víctima. La pequeña reina, que tuvo entre sus manos.

Y recordaba en su mente retorcida, cuando la tuvo amarrada en el sótano. Despertando en su ser la necesidad de salir a buscar a otra reina, porque el deseo de volver a sentir aquello que experimento con la pequeña, le quitaba la calma cada vez más.

Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora