Bajan la guardia Parte 8

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* narrador omnisciente

Llegó un momento en que la policía pensó haber dado con el asesino que mataba a las jóvenes reinas.

Era un pedófilo que había estado ya condenado por el asesinato de jóvenes de edades similares a las reinas asesinadas, había cumplido condena y en el momento de los asesinatos se encontraba viviendo cerca de la ciudad.

En un intento desesperado por encontrar a los culpables de ambas muertes pensaron que tenían al hombre correcto.

Y se valieron de todos los medios legales e ilegales para hacer que confesará. Pero el hombre que ya estaba perturbado término por confesar algo que no había hecho.

Anunciaron felices en las noticias que ya tenían al asesino de las dos jóvenes reinas y todo el mundo se sintió feliz. Y hasta los padres de las dos pequeñas asesinadas sintieron que podían descansar en paz por fin. El que le arrebató la vida a sus dos amadas hijas por fin pagaría por su aberrante crimen.

Entonces el consejo y la agrupación que dirigían los concursos de reinados vieron que ya no era necesario postergar estas actividades. Más aún eran necesarias para poder dejar atrás el dolor de haber perdido a dos hermosas jóvenes.

Reabrir un concurso en memoria de las dos jóvenes asesinadas y abrieron varias categorías para que concursarán jóvenes de distintas edades.

Entonces la noticia llego a oídos de la hermana de Isabel.

— mamá ya te enteraste no solo encontraron al asesino de las dos reinas, sino que además van a volver los concursos en grande — dijo la hermana de Isabel

— hija mejor olvídate de eso, tú ya sabes lo que piensa tu padre, y yo no quiero problemas — dijo la mamá

— pero ya no hay peligro mamá por favor — insistió la hermana

— ya te dije hija, olvídate de eso sigue con tu vida, tienes tantas cosas más por hacer. Piensa en una carrera universitaria, pronto saldrás del instituto y verás que es difícil ganarse la vida. Ese tiempo de los concursos ya pasó, ahora tienes que centrarte en una vida de verdad. ¿Yo creo que ya te divertiste lo suficiente no? — dijo su madre

Pero la hermana de Isabel estaba empeñada en competir una vez más, ya que la última vez había perdido, y tras el instituto debería llevar una vida más seria y llena de responsabilidades. Pensaba que está sería su última oportunidad para divertirse con algo que le gustaba antes de llegar a la vida adulta.

Cuando fue a darle la noticia a su papá este se espantó.

— me da lo mismo que crean que ya tienen un asesino atrapado en la cárcel, este mundo está lleno de degenerados, ya eres lo suficiente mayor para darte cuenta. No te doy permiso para que te andes exhibiendo. Dedícate a estudiar será mejor — dijo resuelto

Pero la hermana de Isabel insistía todos los días, era inflexible en sus solicitudes tanto a su madre como a su padre.

— está obsesionada con esos malditos concursos por tu culpa— le dijo a su esposa

— pero si yo también me he negado a que vaya— respondió ella

— sí claro ahora te niegas, pero la metiste a esos malditos concursos desde que era una bebé, cómo le quitas ahora de su cabeza que existe otra cosa más allá que esos benditos concursos. Yo no estoy de acuerdo ya te lo dije — dijo el padre

Y la discusión fue grande entre ambos padres, el que por un lado culpaba a la mamá de no haberle mostrado otra cosa en su vida que no fuera los concursos, de no haberle incentivado desde pequeña a que existían más cosas que andar luciendo la belleza.

Y por su parte la madre, se defendía, diciendo que en si, los concursos no tenían nada de malo, que todo el problema se generó por el asesino que tanto se pudo obsesionar con las reinas como cualquier otra niña porque en realidad era un pedófilo. Y a un pedófilo le sobran excusas para buscar niñas. No importa si participan en concursos de belleza o no.

Al final para que en la casa hubiera un poco de paz cedieron a la petición de la hermana de Isabel. Con la condición de que durante el concurso ambos padres estarían pendientes de ella y no la dejaría sola ni a sol ni a sombra. Ya que la última joven asesinada fue raptada desde el mismo establecimiento del concurso.

La hermana de Isabel estaba feliz, lo único que quería era disfrutar la última instancia que tendría de luchar por una corona. Luego les prometió a sus padres que se dedicaría en exclusiva a elegir la carrera que seguiría tras el Instituto.

*Narra Isabel

Mi hermana de nuevo competiría en un concurso.

Por una parte, me gustaba verla hermosa de nuevo en sus trajes elegantes, pero me daba miedo de recordar las otras dos jóvenes que asesinaron.

— Lucía no te da miedo concursar y que haya otro asesino mirando? — le pregunté

— no te preocupes Isabel, ya tienen en la cárcel al asesino, y esta será mi última oportunidad de divertirme un poco antes de que tenga que dedicarme de cabeza estudiar — dijo Lucía

— mejor no vayas — le insistí

— no va a pasar nada Isabel

— y si te prometo que limpiaré tu habitación durante un mes? — traté de convencerla no sé porque me dolía mi estómago

Pero ella solo se rio, y me abrazó.

— no va a pasar nada Isi, papá y mamá estarán conmigo todo el tiempo, mientras tú estas en la galería con tu amigo.

Entonces supe que nada la convencería, así que solo me dediqué a colaborarle para que se preparara y esta vez sí ganará.

Como la última vez pidieron la colaboración para el vestido a la mamá de Dereck. Quién también estaba sorprendida de que Lucía compitiera. También tenía desconfianza.

Pero al final como se dio cuenta que Lucía estaba decidida acepto colaborarle.

Llego a casa a tomarle las medidas ya que habían pasado cuatro años de la última vez que compitió.

Ahora a sus casi 16 años, ya tenía curvas, cintura y hasta una estatura mayor, por lo cual, todo el molde debía medirse de nuevo.

Dereck subió conmigo a mi habitación y nos pusimos a leer unos cómics.

— no te da miedo que tu hermana compita y otro asesino esté mirando — dijo Dereck

— claro que sí, pero Lucía no escucha nadie. Mamá y papá la estarán mirando, estarán con ella todo el tiempo, mientras que yo estoy contigo y tu mamá es la galería — le dije

— y si tratamos de convencerla que no vaya — dijo Dereck

— ya traté, incluso me ofrecí a limpiar su habitación por un mes, pero no quiso, es muy terca esa Lucía. Además, a nuestra edad quién nos toma en cuenta — le dije

— sí tienes razón, nuestras edades apestan. —refunfuño Dereck

*Narra el asesino

No podía estar más feliz al escuchar la noticia.

Otro imbécil estaba pagando por mis culpas. Y por si fuera poco mi dicha reabrirán los concursos. Y podré elegir nuevamente a mi reina.

No más asquerosas prostitutas. Después de que las uso, tengo que prácticamente arrancarme la piel para dejar de apestar a ellas.

Voy a ordenar lo mejor posible este lugar, para recibir a mi hermosa soberana.

Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora