Rumbo a lo desconocido Parte 29

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De su bolso sacó zapatillas, pantalón y poleras de mi talla y me cubrí.

Me llevo afuera donde había un helicóptero, un solo hombre pilotaba, y puso esposas en mis manos y cubrió mi cabeza con una bolsa de tela negra.

Fue un viaje de horas, porque después de bajar del helicóptero subimos a un avión privado. De mis clases con Sofia pude reconocer que hablaban en Italiano. Pero no entendía lo que decían, solo el acento.

Hasta para ir al baño no pude sacarme la bolsa, y se dio el lujo de verme hacer mis necesidades.

Mi vida no pudo caer mas bajo hasta ese momento. Se habían acabado mis planes y el control completo de mi vida. Tenia razón no tenia intenciones de matarme, pero ser su esclava para siempre creo que era una peor idea. Al menos Lucia solo sufrió por tres días y todo terminó.

Pero y yo, que me esperaba. Lo primero y mas evidente es que abusaría de mi. Pero me aterraba de solo recordar las imágenes de las pequeñas con sus muslos internos ensangrentados. Yo con suerte había dado dos besos en mi vida y siempre pensé que volvería a casa a ser la novia de Dereck.

Era como caer al vacío darme cuenta que quizás nunca volvería a casa siquiera a ver la miseria de vida que tenían mis padres, volver a ver a Dereck, terminar de estudiar mi carrera y hasta ver a Sofia. Todos mis planes de vida se derrumbaban conforme avanzaba el avión a quizás que parte del mundo, alejándome para siempre de mi vida. Con Blake me sentía completamente derrotada e insignificante para poder planear nada.

Y así como era injusto que Lucia muriera por ser vista en un concurso de belleza, mas injusto era ser la obsesión de un psicópata por el solo hecho de haber tomado un puñado de dulces cuando solo era una niña. 

Cada vez me sentía mas aturdida e incapaz de reaccionar.

—Tienes sed, o hambre —pregunta Blake

Ni siquiera contesté.

—Te estoy hablando! — dijo enojado y apretó con fuerza mi brazo, aunque dolía seguí en silencio

Cuando llegamos a quizás que parte, me subieron a un auto y tras varias horas mas de viaje llegue a quedarme dormida. Cuando me azotó para que me despertara ni sabia cuantas horas de viaje habíamos realizado entre el helicóptero, el avión y el auto. Podía perfectamente estar al otro lado del mundo.

Me bajo del auto y me llevaba del brazo, cuando por fin me saco la bolsa que cubría mi cabeza, vi una casa estilo mediterráneo con un solo camino como acceso y estaba frente a un acantilado que daba al mar. Definitivamente estaba segura de estar en otro continente. Y era verdad sus contactos con mafiosos. No se puede uno mover de país en país sin siquiera pasar por una aduana o presentar pasaportes en algún lado.

La casa era amplia y no se veía a nadie mas, cuando el auto que nos trajo se fue, solo quedamos los dos. Me quito las esposas y dijo.

—De ti depende la clase de vida que quieras tener, puedo ser tierno contigo o ser sádico es tu decisión. —y paso sus dedos por mi pelo — yo puedo disfrutar de ambas maneras.

Me empujo de mi espalda para entrar en la casa y me indico donde estaba el cuarto, me siguió hasta el lugar y dijo

—Ponte algo bonito, mientras preparo la cena 

Entonces me ducho, quería estar un poco mas despierta, entre el viaje y todo lo que había pasado quería despejar mi mente para poder pensar.

Habían solo vestidos y hasta la ropa interior era de mi talla. De proto sentí que todo lo que había planeado él ya lo sabia solo me dejo avanzar como un conejo que se apresura directo a la jaula que lo encerrará.

Sali a donde estaba él con un vestido que había blanco, se veía el mas holgado de todos y mi pelo sin secar.

—Siéntate te serviré enseguida, debes tener hambre después de tantas horas de viaje — dijo él

Comí un poco, pero no tome el vino que puso, el solo recuerdo de la traición de Rebeca me quitaba las ganas de probar cualquier tipo de alcohol.

Tras la cena, lavo los platos y me llevo de la mano a la habitación.

—Y bien que has decidido? — me preguntó

—Acerca de que? — pregunté desconcentrada

—De como quieres vivir aquí

—No quiero vivir aquí

—Lamento informarte que esa ya no es una opción para ti, decide

Yo no podía hablar, ni pensar, mucho menos decidir lo que sea.

Entonces me agarro con tremenda fuerza mi pelo haciéndome quejar y me tiro contra la cama, luego se subió sobre mi y me dio tremenda bofetada, que me saco lagrimas y sangre de mis labios.

—Así es una de las opciones y peor que eso que acabas de recibir, ya te dije que puedo causarte mucho dolor si me lo propongo. Ahora decide —me presionó a elegir

Y yo ya no tenia fuerzas en mi alma para seguir luchando, entonces respondí

—No quiero mas sufrimiento

—Esta bien, seré tierno contigo mientras te comportes, roba dulces — dijo y empezó a quitarse la ropa.

Cuando quedo completamente desnudo supe que era mi hora de ser abusada. 

—Te quitas tu la ropa o lo hago yo — dijo con tono impaciente

Y para no hacer que me golpee de nuevo me quite la ropa yo, mientras me miraba atento con esa mirada intensa y respiraba cada vez mas agitado.

—Por fin el momento que tanto esperé — y empezó a besarme y acariciarme con vehemencia hasta que ya no se pudo contener mas y separo mis piernas sin que estuviese preparada, entro en mi provocándome dolor. Que paralizo mi cuerpo y saco sin poder evitarlo un grito.

Siempre pensé que mi primera vez seria algo bello con alguien que me guste, jamas pensé que seria de esta manera. La situación, la casa desconocida, el país que ni quiera sabia y este hombre trastornado que se enamoro de mi al tomar unos cuantos dulces. Por que a esto le llamaba amor. Y me obligaba  a mirarlo para que mi incomodidad fuera completa y el trauma no saliera jamas de mi mente.

Queria fijar en mi, su rostro de facciones atrayentes pero nalevolas y sus ojos verdes pero intimidantes. Era como si quisiera encarcelar hasta mis sueños, dominar por completo mi ser hasta el punto de que jamas quisiese o sintiese la necesidad de escapar, presentia eso. Queria transtornar mi mente para que jamas me alejara de él.

Y los minutos se hacian eternos al ver su cuerpo moverse sobre mi, me esforzaba por llevar mi mente a otro lado, pero creo que hasta eso notaba, ya que de a ratos me daba ordenes de que acariciara su cuerpo sudado y me besaba metiendo su lengua en mi boca. Cualquier cosa para que mi mente no se fuera de ese momento aterrador.

Luego cayo rendido sobre mi, sonreia euforico y yo solo sentia dolor.











Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora