Estaba completamente dormida a orillas del acantilado a pesar del frio, cuando siento que me sujetan fuerte y me levantan.
Me lleva cargada hasta la casa y me recuesta sobre la cama.
Blake me miraba con gestos de preocupación, pero yo sabía que los psicópatas no sienten culpa ni mucho menos remordimiento.
Luego intento acariciar mi pelo.
—No me toques me das asco, no te das cuenta que solo me produces ganas de vomitar. Quizás cuantas enfermedades venéreas tienes y te atreves a tocarme a mí que no he estado con nadie más. Además de enfermo ni tienes estómago, por lo menos búscate una mujer limpia para que no me contagies
—Ya basta, cállate, la traje a ella porque tú no sientes nada cuando estás conmigo. Vives pensando en escapar y recordando a esa gente que vive sin problemas su vida sin ti. —dijo Blake enojado
—Menos voy a sentir ahora que mataste mi alma y mi corazón, y solo dejaste un cuerpo vacío, una muerta en vida que jamás se recuperará, buen trabajo estúpido. —le grité
Y como me di cuenta que estaba en la misma cama donde tuvo su orgia, me levanté y fui a la de invitados.
—Que haces? —pregunta Blake
—Yo no voy a dormir en esa inmundicia, déjala permanentemente para tus putas, me voy a una cama limpia— y me seguía.
Me tapé y seguí durmiendo.
—Me destapo de un tirón y dijo.
—Entonces has el trabajo tú para que no ofenda esta casa— dijo enojado
—Te bañaste al menos asqueroso? — respondí y se puso sobre mi para que sintiera su perfume
—Ahora trae los condones bolsa de enfermedades venéreas! —le grite
—Como diga la reina! — dijo enojado
Luego volvió con lo pedido en la mano y me queda mirando, lo ignoré y mi mirada quedo al vació. Que hiciera lo que quiera ya no importaba nada.
Se puso sobre mí y quede como estatua, ni siquiera me inmute por empujarlo o como otras veces o golpearlo. Comenzó a acariciarme, a quitar mi ropa y yo ahí, sin moverme ni decir nada.
Hasta que me tuvo completamente denuda y me obligaba otra vez a mirarlo.
Mi respuesta era nada. Antes por lo menos eran luchas, o golpes, o quejas. Ahora completo silencio y un cuerpo que de verdad parecía muerto.
Sentí su rabia y su frustración, entonces me dio una bofetada y ni así reaccioné.
Entonces se sentó sobre mí y estaba apretando mi cuello y yo simplemente lo deje.
—Crees que no puedo matarte yo mismo? ¿Que no puedo hacerte sufrir o tortúrate para que te veas en la obligación de complacerme? ¡Te dije que no me desafíes! — y empezó a apretar más y más pero no hice el más mínimo intento por defenderme. Estaba quedando sin aire y se detuvo justo antes de perder el conocimiento por la falta de oxígeno.
No sé si dormí o estuve desmayada, pero seguía desnuda como una muerta sobre la cama y Blake estaba acostado al lado y solo me miraba. Después de tantas amenazas ni siquiera fue capaz de matarme de liberarme de esta muerte en vida en la que el mismo me hundió.
— No voy a matarte. Te dejaré vivir; ¿porque matarte es tu salida verdad? Prefieres morir a estar conmigo ya que no puedes escapar. Pero te aseguro que vivirás, tendrás que verme la cara todos los días. No te facilitaré las cosas Isabel, he esperado mucho y perdido toda la vida que tenía por ti. Para que estuviéramos juntos. ¿Crees que para mí es muy fácil dejar mi vida atrás, ignorar que mataste a mi gemelo y esconderme aquí junto contigo solo para tenerte? ¿Estoy pagando un precio muy alto por ti y vas a compensarme, me oíste?
Luego oí que salió de la habitación y hablaba por teléfono con alguien. Quería irse de la casa porque pensaba que saltaría del acantilado.
Buscaba donde trasladarnos para seguir teniendo un lugar seguro donde no pudiera hacerme daño y escapar de él.
Luego habló en otra llamada en italiano, pero no pude entender que decía.
Cuando terminó de hablar, volvió a entrar a la habitación donde yo estaba y con fuerza me puso boca abajo y ató mis manos con las esposas al respaldo de la cama.
—Cada parte de tu cuerpo es hermosa, esto me va a doler más a mí que a ti Isabel, pero ya que no te cansas de hacer travesuras como una niña mala te castigaré.
Y entonces entendí que tendría que afrontar su plan B para someterme, el dolor.
Primero se dio gusto en acariciar todo el revés de mi cuerpo con sus manos y dejando besos.
Luego miré de costado como se quitaba su cinturón.
—Si no eres capaz de sentir placer conmigo entonces debo concluir que te gusta más el dolor, vamos a comprobar mi teoría — dijo Blake
Y tras el primer golpe de las correas en mis glúteos fue imposible no quejarme, lo hacía con toda la fuerza de su frustración.
Los golpes que vinieron después fueron peores, porque la piel ya estaba hinchada y adolorida. Y mis quejidos eran completamente involuntarios, no podía ignorar esa situación, mi cuerpo respondía solo y mi boca se abría sola en quejidos primero y luego en gritos. Mientras de la desesperación sentía hasta mis lagrimas calientes correr por mis mejillas.
Un golpe tras otro hasta el sonido de la correa contra la piel era terrible. Y mi cuerpo se retorcía solo tras cada golpe, parecía que el dolor y los calambres se expandían hacia mi espalda y mis piernas. Y golpe tras golpe parecía que no tenía intenciones de parar.
Apretaba inconscientemente las almohadas en un intento desesperado de disminuir el dolor, pero no servía de nada, hasta que escuche su respiración cansada de tanto esforzar el brazo para provocarme dolor.
Mi visión estaba cegada por las lágrimas y mi cuerpo temblaba sobre la cama.
Luego se acerca a mi oído y me dice
—Esto lo sientes mejor Isabel? ¿Te gusta más que lo que hacíamos antes? Solo dime y yo te complazco. —y se puso a tocar mi trasero, pero su solo contacto por más suave que fuera dolía.
El dolor hacía que respirara con la boca abierta y hacia más ruido al tragar aire.
—Estas excitada Isabel? pregunto por la forma como respiras — dijo burlándose — aun con tu trasero lastimado te vez sexy, me dan ganas de hacerte el amor
Y cuando pensé que el dolor y el castigo habían parado, fue y busco unas almohadas que puso a la altura de mis caderas para elevar más mi trasero.
Y se esa forma nuevamente uso mi cuerpo.
Al moverse era imposible no quejarme del dolor del contacto de su cuerpo chocando contra el mío y Blake estaba feliz.
—Por fin escucho que haces ruido, es bastante similar al gemido de placer, no sé cómo no se me ocurrió hacer esto antes para avivar el fuego de nuestros encuentros — dijo con voz agitada.
Si antes sufría cuando mi cuerpo estaba sano, esta vez parecía que estaba por demás entusiasmado y no terminaba nunca. Alargando mi agonía.
—Por favor Blake, no más, ya no más — le suplique, pero hizo caso omiso.
Solo quería que parara, pero esta vez su maratón fue de sexo conmigo divirtiéndose de mis lamentos y quejidos de dolor, aunque tratara de ahogarlos con la almohada.
Siempre que pensaba que mi vida no podía ser peor, solo era para bajar un peldaño más en el nivel de miseria y sufrimiento.
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Todas eran reinas
Mystery / ThrillerIsabel es una niña que crece rodeada del mundo de los concursos de belleza. No porque ella participe, sino porque su hermana mayor participa en ellos impulsada por su obsesiva madre. Que quiere tratar de ganar en un certamen tras otro. Con su herman...