En casa de Dereck Parte 12

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*Narra Isabel

En casa de mi amigo se enteraron de lo que dijo la policía y se esmeraron en que por lo menos esos dos días con ellos me llevara un agradable recuerdo antes de marcharme quien sabe a qué lugar.

La mamá de Dereck me hizo dos bonitos vestidos que me gustaron mucho. Nunca había tenido unos así. Me recordaron a Lucia, cuando se veía tan bonita. Y la mamá de Dereck parecía que pensaba lo mismo. Me sentó en un hermoso tocador, donde había un enorme espejo, maquillajes y joyas. Y comenzó a peinar mi pelo.

—Cada vez te pareces más a Lucia. Mira hasta el largo y el color de tu pelo. Los ojos son iguales. Debes cuidarte mucho Isabel, hazle caso a todo lo que te diga la policía. Debes vivir para que tus padres no sufran más. — me dijo mientras puso un lindo collar y unos pendientes que hacían juego.

Luego fui a buscar a Dereck para leer unos comics.

Cuando entre en su habitación me queda viendo.

—Te vez muy bonita Isabel, te voy a extrañar cuando te vayas —me dijo Dereck y sentí en su voz pena.

Yo lo abracé porque también me daba pena dejarlo, era mi amigo de toda la vida y hasta fuimos novios, aunque no resultó cuando nos peleamos y nos tironeamos los pelos y terminamos llorando.

—Isabel, ahora que te vas y quizás no te vuelva a ver puedo darte un beso de despedida? Ya sé que prometí no insistir en eso, pero te ves muy bonita — dijo Dereck.

—Está bien, seamos novios por dos días Dereck — y lo abracé, ni siquiera sabía si podría tener más amigos a donde iba.

Dereck me dijo que había aprendido bien esta vez para no aburrirme y me abrazó. Esta vez no puso sus labios como pato, se acercó lentamente. Y comenzó a tocar mi boca de forma diferente, y sentía cosquillas. De verdad que había aprendido a besar.

—Ahora sí estuvo bien? — me preguntó con ojos expectantes, yo me reí y dije que sí estuvo entretenido.

Y nos recostamos en su cama con forma de auto de transformers y nos pusimos a leer comics.

Luego llegaron sus dos hermanos mayores y nos retaron a una guerra de almohadas. Como ellos eran más grandes nos repartimos dos y dos.

Y nos reíamos a carcajadas, por cómo sonaban los almohadazos. Sus hermanos eran muy divertidos. Y por un momento me hicieron olvidar toda mi pena.

Hasta qué de tanto golpe, se rompieron las almohadas, y empezaron a saltar las plumas.

Entonces entra la madre de Dereck y se enojó.

— miren como dejaron la habitación, se ponen a limpiar en este mismo momento, o les quitó sus juegos por una semana! — dijo enojada

Así que corrimos por escobas y palas, y una aspiradora. Del puro susto de perder sus juegos, los hermanos mayores de Dereck dejaron la habitación impecable.

Luego su mamá mejor no llevó a living a comer pizza y ver películas, para que nos quedáramos tranquilos y no hiciéramos más maldades.

Cuando llegó la noche, me dormí en la cama de Dereck, pero tuve una pesadilla. Fue muy triste, veía a Lucía llorando y a un hombre malo qué le hacía daño. Y yo no podía hacer nada para defenderla, era como si mirara desde la ventana y no pudiera entrar. Y por más que gritaba para que la dejara tranquila no me escuchaba.

Me desperté llorando, pensando que mi pesadilla quizás sí fue real cuando ese hombre se llevó a Lucía.

Mi amigo me escuchó, se despertó y trataba de consolarme, le pedí que se durmiera conmigo. De pronto sentí mucho miedo.

El otro día la mamá de Dereck nos despertó y nos preguntó porque estábamos durmiendo en un mismo colchón.

Entonces él le dijo que yo tuve una pesadilla y que tenía mucho miedo.

— No tengas miedo Isabel, la policía te va a llevar a un lugar seguro, lejos de la vista de ese hombre malo. Te aseguro que no va a poder encontrarte. Y cuando ya seas mayor, podrás volver a tu casa, y volverán a ser amigos — dijo su mamá

Y cómo era domingo, nos dejó levantarnos más tarde que de costumbre, y nos pusimos a mirar caricaturas en la tele.

Mientras mirábamos caricaturas Dereck me dijo.

— y si a dónde vas encuentras otros amigos, me prometes que no vas a ser novia de ninguno? — dijo él

— porque piensas que voy a tener otro novio?

— no sé, pero prométeme qué cuando vuelvas volveremos a ser novios — insistió

— bueno lo prometo, sí conozco a más niños solo serán amigos — le dije

— cuando crezca voy a ser policía, y podemos casarnos, entonces ningún hombre malo se va a atrever a acercarse, porque me dejaran usar pistolas. ¿Y tú qué piensas ser cuando seas grande? — me preguntó

— me gustaría ser investigadora, para atrapar a esos hombres qué les hacen daño a las niñas. Quién mató a Lucía, a él todavía no lo han atrapado. De seguro tienen mucho trabajo, debe haber muchos hombres malos y faltan policías y también investigadores. Podemos trabajar juntos incluso — le dije

— tienes razón, creo que seríamos un buen equipo — dijo él después de pensarlo

Las horas pasaban muy rápido en la casa de Dereck. Hubiese querido que pasaran más lento, me daban angustia de no saber a dónde me llevarían. Quizás me cuidaría alguna señora o señor que no le gustan los niños, y no me dejara ver televisión, o salir a jugar.

A lo mejor habría puras personas adultas, y sería un lugar muy aburrido. Pensaba muchas cosas.

Me hubiese gustado quedarme en la casa de mi amigo mucho, mucho tiempo. Pero también iba a extrañar a mis papás.

La mamá de Dereck para cenar hizo lasaña, le quedó demasiado rico. Me comí dos platos, y mi estómago se veía como si tuviera un bebé.

Después de comer, los hermanos mayores conectaron unos micrófonos y nos pusimos a jugar karaoke.

Los más grandes cantaban bien, pero mi amigo y yo nos escuchábamos horribles. En vez de aplaudirnos, solo se reían de cómo desafinábamos. Pero no nos dábamos por vencidos. Igual ganamos algunos puntos el programa.

Y sentía un dolor en el estómago cuando llegó la noche y supe que debía dormir para que al otro día me llevara la policía a mi nueva casa. La mamá de Dereck me ayudó a ordenar mis maletas y preparó una bonita tenida para que me pusiera a la mañana siguiente. Era un hermoso vestido rojo y unas sandalias negras. Y me regaló las joyas que tenía puestas. De seguro que iba a dar una buena presentación con esa ropa. Y después de conversar un poco con mi amigo me quedé dormida.

Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora