Una jaula de oro Parte 30

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Blake tenía en esa casa todo el lujo que alguien pudiera desear. Las joyas, los vestidos, el maquillaje, llegaban por montones. Era más que real su conexión con la mafia, solo fue policía para ser un soplón de los delincuentes. Y él no era el único corrupto, por eso supo donde me escondía todo el tiempo, los mismos policías que debían esconderme me delataron con él.

Me sobrara todo lo que quería, y deseaba y pedía solo para, a mi manera, hacerle la vida imposible. Cada cosa costosa que veía en televisión o revistas. Ya que los machistas acusan tanto que las mujeres solo sirven para gastar el dinero de sus parejas, me esforzaba al máximo por arruinar sus finanzas. Pero no servía de nada, usaban mi cuerpo cuando quería. Y no podía hacer nada por impedirlo.

Después dejé de pedir cosas porque me jugaban en contra, al pedir las cosas me exigía usarlas y solo hacía que me viera más atractiva ante sus ojos. Y no se cansaba de obligarme a tener sexo con él. Repetía a cada rato como un estúpido que yo era su reina.

Un día llego un mafioso creo, era alto, musculoso, de ropa cara y ese aspecto arrogante e imponente de los que se creen los dueños del mundo. Solo porque son buenos en robar y cometer ilícitos. Era italiano, se llamaba Franco. Su piel bronceada seguramente porque no trabajaba nunca le sobraba tiempo para tomar sol. Su cabello crespo y fino, de tonos dorados, y su mirada coqueta y provocadora con la que pensaba me iba a impresionar. Hablaba perfecto el castellano.

—Blake me dijo que te trajera noticias de tu novio Dereck — me tensé de solo saber que lo conocían, lo primero que pensé es que lo había mandado a matar, en mi atormentada cabeza a veces soñaba con él, que volvía a casa.

Me paso un sobre, rogaba que no fueran imágenes de él muerto.

Las primeras fotos lo mostraban en su graduación del instituto sonriendo feliz, después con sus padres, luego entrando a una universidad, por el cartel no estaba estudiando para policía sino algo relacionado con la economía. Y en las últimas fotos vi, como siguió con su vida, se besaba y acostaba con varias chicas pero con una en especial, a esa la vi entrando a su casa, seguro se la presentaba a sus padres porque era especial para él.

Me costaba contener las lágrimas, volver con Dereck algún día fue mi tonta forma de animarme a no quitarme la vida y seguir luchando. Pero creo que un noviazgo de dos días con solo un par de tontos besos no fue un lazo lo suficientemente fuerte para que no me olvidara.

Y en otro sobre más noticias malas, en una estaba Blake hablando con Sofia, seguro le estaba informando que su venganza era tenerme secuestrada por el resto de mi vida y la siguiente imagen era de mi segunda madre con un balazo en la cabeza. Y se terminó de romper lo poco que me quedaba de corazón. Era tanto la impresión que podía no llorar. Esa mujer se comportó conmigo como una madre y me dio todo el amor y el apoyo que mi propia progenitora nunca me dio. Pero el malnacido de Blake no paraba con sus sorpresas.

Las siguientes cosas eran reportes de los sucesivos intentos de suicido de mi madre hasta que al fin tuvo éxito. Definitivamente nunca paso por su cabeza vivir para la otra hija que le quedaba y no hizo el más mínimo esfuerzo porque la policía me encontrara. Tampoco mi padre que siguió sumido en el alcohol y ya había desarrollado cáncer por el consumo excesivo de cigarros y licor.

Después de ver todo eso solo podía sentir el olor a podrido del mundo, la traición de Rebeca, el olvido de Dereck y la falta de amor de mis padres, la falta definitiva de Sofia y la corrupción de la institución que pensé haría justicia. No me quedaba una sola razón más para quedarme en este maldito mundo. Aun rodeaba de todo lo material que podía desear.

Luego entra Blake con una mujer rubia que se parecía a mí, y la lleva directo a la habitación, y desde la sala se escuchaban los gritos de como tenían sexo. No sé si en su mente pensaba que eso me pondría celosa, pero la verdad lo único que me preocupaba es que esa mujer tuviera una enfermedad contagiosa y luego me la pagara a mí.

—No te molesta que te humille a si de esta manera con esa mujer — dijo Franco

—Planeo secuestrarme desde que era una niña de 6 años y lo hizo cuando tenía 16, me violó sin ninguna delicadeza siendo virgen y cada vez que me obliga a acostarme con el solo siento asco. Por mí y se enamorara de ella para que me pudiera largar de una vez de esta maldita casa —respondí

El italiano solo me miraba mientras yo veía televisión.

En algún momento me quede dormida en el sillón, ya que Blake con la mujer que tenía en el dormitorio tenían su propia maratón de sexo.

Al otro día me desperté, con el ruido de ellos dos desayunando en la cocina, seguro que tanta acción les dio hambre.

Me levanté como una muerta en vida por las noticias de cómo no le importé a nadie más que a Sofia, que ahora estaba muerta y solo atine a salir un rato de esa casa que me ahogaba.

Caminé hasta el acantilado porque necesitaba respirar. Lo único que me conformaba un poco era a haber matado a balazos al gemelo de Blake, al menos en eso tuve éxito.

Y solo cerraba mis ojos sin que supiera como podía escapar. Mi mente y mi corazón estaban tan dañados que ya no era la de antes, no tenía esa fuerza y la perseverancia implacable para luchar.

Blake estaba realizando un excelente trabajo con acabar con todo lo que había dentro de mí.

Y me había quitado todo lo que me podría impulsar a seguir luchando, si por lo menos siguiera viva Sofia, tendría a alguien por quien luchar por salir de ahí. Pero ahora sí que no tenía a nadie ni nada por lo que seguir. Y mi propia vida solo era escoria.

Me acerque más al acantilado para mirar como rompían las olas contra las rocas, era una altura enorme. Me preguntaba si dolería mucho caer desde donde estaba.

—Isabel, que haces ahí? — escuche la voz de Blake

—Contemplando el paisaje — respondí

—Vuelve a la casa, hablemos — dijo él

—Primero ventila todo el aroma a semen que dejaste de tu maratón de anoche y cambia las sábanas. Y no te olvides de comprar condones no volverás a tocarme sin protección no quiero que me contagies nada — respondí

—Está bien, pero aléjate del borde es peligroso — dijo preocupado

—No me digas? Creí que más peligroso es estar cerca de ti, después de cómo le volaste los sesos a Sofia. Estoy más segura aquí — entonces escuché que se acercaba seguramente para sostenerme por la fuerza y se acerque más al borde, tanto que estaba solo un paso de caer.

—Isabel por favor quédate donde estas — se puso nervioso

—Si crees que me afecta que te acostaras con ella te equivocas, lo único que me duele es que mataste a mi única madre — le dije —si querías destruirme te felicito ahora que ni siquiera tengo a Sofia ya no queda nada dentro de mí, has hecho un excelente trabajo. Espero que todavía te divierta violar un cuerpo vacío.

—Está bien, pero hablemos —insistió

—De que; ¿de cómo piensas resucitarla? ¡Solo ve y limpia tu orgía maldito! — y levante unas piedras y lo obligué a que se alejara a punta de golpes.

Me quedé por horas en la orilla del acantilado, era el único lugar en donde sentía que podía respirar.

Cuando me cansé solo me senté y seguía allí con mi mente perdida en un pasado que no tenía remedio. Y por fin pude desahogar un poco de mi llanto mientras me recostaba en la tierra. Hasta que se hizo de noche.














Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora