*Narra Isabel
Llegó el día del evento, mi hermana Lucía se veía más bella que nunca. Para la gala le hicieron un hermoso vestido rojo adornado con piedras de colores. Solo le faltaba la corona para verse como una verdadera reina.
Su hermoso cabello rubio y largo adornado con bucles, lo adornaron más hermoso, con mechas brillantes y flores que hicieron juego con el vestido.
De verdad parecía una reina de una historia de cuentos.
Era imposible que esta vez no ganará, durante los cuatro años que estuvo sin concursar, tocar el piano y el canto definitivamente eran un talento qué haría que se lo hiciera.
Nos fuimos todos al evento.
Yo me quedé en la galería con Dereck y su mamá. Mis dos papás acompañarían a Lucía.
Y salió el presentador para que iniciara el concurso. Hubo varias categorías. Nosotros solo llegamos a la última a la que le tocaba Lucía, la categoría adolescente.
Comenzaron todas las chicas a lucir sus talentos, y mi hermana se veía como todo un artista cantando con su dulce voz y tocando el piano. Hasta parecía un artista profesional.
Luego llegó la parte en donde tuvieron que desfilar en bikini. Y debo decir que, de todas, su figura realmente era la más hermosa. La disciplina en la alimentación y el ejercicio que hizo durante los cuatro años eran evidentes.
Luego llegó la etapa de las preguntas y respuestas, en donde también se lució.
Y finalmente llegó la muestra del vestido.
La mamá de Dereck, sonreía orgullosa por cómo se veía su trabajo puesto sobre el bonito cuerpo de mi hermana.
Todo el evento estuvo realmente hermoso, y de hecho me sentía más segura porque había varios policías rondando, como nunca antes.
Solo haría falta de que mamá y papá no se descuidaran en ningún momento de ella por si acaso.
Hasta que llegó el momento en que eligieron a las finalistas.
Primero nombraron a la miss simpatía, una joven en verdad agradable, de rasgos asiáticos y muy graciosa.
Luego eligieron a la segunda princesa, una chica muy parecida a la última reina que habían elegido de pelo negro piel blanca y ojos verdes, de solo verla me trajo malos recuerdos.
Y por último llamaron a Lucía y a otra chica para ver quién sería la primera princesa y quién la reina.
Cómo era tradición, al decir el nombre de la primera princesa, la chica que estaba al lado se convertía inmediatamente en reina.
Pusieron música de suspenso, y desde donde estaba pude notar los nervios de mi hermana Lucía.
Luego de unos segundos que parecieron eternos, vi a mi hermana saltar de alegría. Me puse feliz por ella, pero al mismo tiempo estaba preocupada.
No hallaba la hora de que le entregaran su corona y nos fuéramos a casa.
Todo transcurrió en calma, papá y mamá no sé despegaron ni un minuto de ella.
Y cuando por fin estuvimos en casa, creo que me relaje.
Era verdad que el asesino estaba en la cárcel, y nadie intento acercarse a Lucía en el concurso.
Entonces corrí abrazarla.
Ambas saltan vamos de alegría, mientras las flores del ramo se desarmaban, pero no importaba, yo era feliz con la felicidad de mi hermana.
Y esa noche nos fuimos a dormir todos contentos.
Ahora solo restaría que Lucía continuará con su vida para irse a la universidad.
Luego de que ganara la corona, los días transcurrieron normales.
Lucía seguía yendo a la escuela, mamá la llevaba y la recogía, y los días seguían pasando.
Un día que tenía que ir a recogerla el auto de mamá fallo, revisó la batería, pero al parecer estaba todo bien conectado el problema era que el auto no arrancaba.
Llamó por teléfono a Lucía a decirle que se quedara dentro del instituto, en cuanto arreglara lo del auto iría por ella.
Pero tras varios minutos que mamá no pudo hacer nada, entonces llama un taxi, que por cierto tardo bastante en llegar.
Le dijo el taxista que esperara afuera porque iría por su hija, y con el mismo auto volverían a casa.
*Narra la madre de Lucia e Isabel
Esa chatarra que tengo de auto fallo de nuevo, así que tuve que llamar un taxi. Lucía debe estar más que aburrida esperándome.
Llegó el instituto y entró por la puerta, se supone que Lucía me espera en el patio interior, pero cuando llego no la veo por ningún lado.
Entonces llamo a su celular para preguntarle en dónde está, pero me doy cuenta que está apagado.
Entonces me empiezo impacientar. Les preguntó a varios jóvenes que estaban ahí si la habían visto, uno me dijo que le había dirigirse a la puerta.
Entonces me volví hacia la puerta por donde había entrado, quizás estaba a un costado hablando con algún amigo.
Miraba todos los jóvenes que estaban afuera, pero no pude ver a mi hija.
Entonces realmente me empecé a preocupar.
Me fui corriendo hasta la oficina del director, quién tenía un altavoz para que la pudieran llamar a través de los parlantes.
Y tras varios minutos de que la llamaron, indicándole que tenía que verme en la puerta principal del instituto, ella sencillamente no llegó.
Comencé desesperada a hablar con todos los jóvenes que estaban afuera de la puerta, uno de ellos me dijo, qué la reconocía porque salió ganadora como reina en el concurso, y que la última vez que la vio salía por la puerta principal y aparentemente estaba chateando con alguien. Y un auto oscuro, le esperaba en la entrada. Y ella sin oponer resistencia se subió a ese auto.
Entonces sentí que se me doblaron las piernas, no tenía fuerzas para sostenerme en pie. Sí era verdad lo que me decía ese joven, mi hija se había subido al auto de un extraño, cosa que jamás pensé que pasaría.
Perdí la cordura y me puse a gritar su nombre como loca por todos lados, hasta que llegó la policía.
Pidieron a varias patrullas que rondarán el sector buscando un auto oscuro y a mi hija adentro con un extraño, no me acuerdo en qué momento le avisé a mi esposo. Y cuando llego al instituto estaba desesperado sin saber qué hacer. Llamó a la casa para ver si había llegado ahí primero que nosotros. Pero Lucía jamás llegó a la casa.
Después de buscarla por todos lados y en el instituto nos ayudaron todos los profesores y todos los alumnos. Nos dimos cuenta que en el instituto ya no estaba.
Luego una patrulla nos llevó a nuestra casa, alertamos a todos nuestros vecinos, Lucía no apareció por ningún lado, y su teléfono seguí apagado.
No sé cuántas horas pasaron hasta que tuve la terrible certeza de que se la había llevado un asesino, y caí sobre mis rodillas en el frente de mi casa dejando salir toda mi impotencia y mi dolor en un tremendo grito.
Mi marido no me abrazó, ni siquiera se acercó a consolarme. Sin siquiera mirar su rostro, sabía que mi culpaba.
Siempre me culpo por haberle hecho participar en un concurso tras otro, y no haberme conformado nunca, con todos los premios que ganó.
A lo lejos podía oír el llanto de Isabel, pero ni siquiera tenía fuerzas de mirarle a la cara. Cómo decirle a mi pequeña de diez años. Que se habían llevado a su hermana, quizás el mismo tipo de hombre que acabó con la vida de las otras dos niñas.
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Todas eran reinas
Mystery / ThrillerIsabel es una niña que crece rodeada del mundo de los concursos de belleza. No porque ella participe, sino porque su hermana mayor participa en ellos impulsada por su obsesiva madre. Que quiere tratar de ganar en un certamen tras otro. Con su herman...