Plan fallido Parte 27

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Mientras íbamos al cuarto con Rebeca me sentía tan decepcionada. Tanto esfuerzo para nada.

— ya dime amiga, de qué se trata lo que contiene la caja — pregunto Rebeca

— puros errores amiga — respondí completamente cansada

— y tienes más errores por ahí — me preguntó

— a qué te refieres? — pregunte frunciendo el ceño

— me refiero a más evidencia — pregunto de pronto y por su seguridad no quise involucrarla

— no solamente tenía eso, esperaba que algo malo pase, pero me equivoqué — dije sin vacilar

Entonces llegamos a la habitación y dijo que me tenía un regalo.

— cierra los ojos reina — dijo riéndose Rebeca

— okay los tengo cerrados

Y tras unos instantes, me dijo que abriera los ojos, tenía preparada una botella de champaña, por si ganaba la corona.

— por una bella soberana — me dijo Rebeca mientras me pasaba la copa

Yo esboce una sonrisa sin ganas, solo para complacerla. En realidad, jamás estuvo en mis planes ganar la corona por el solo hecho de tenerla. Mi plan era, terminar con la carrera del asesino que se llevó la vida de mi hermana. Lo que parecía una victoria, en realidad era mi más grande fracaso.

Pero como Rebeca se veía tan feliz, brindé con ella y bebí todo el contenido de la copa.

— cómo te sientes de haber ganado— me preguntó Rebeca

— bien, en realidad lo hacía por la memoria de alguien más. Pero fue una linda experiencia — respondí

— sabes amiga, en realidad te aprecio mucho — de pronto dijo Rebeca con un tono nostálgico y de pena

— por qué estás triste Rebeca — le pregunté extrañada

Pero ella solo me miraba, con tal aire de tristeza pensé que le había pasado algo malo.

— qué te pasó Rebeca? — le pregunté tratando de que me contara, pero solo se quedó mirándome en silencio.

De pronto me empecé a sentir rara, y la copa sencillamente cayó de mi mano. En ese mismo instante, Rebeca comenzó a llorar, y entendí qué algo puso en el trago que me dio.

Caí de espaldas en mi cama, me sentía cada vez más drogada, al punto de que no era capaz de levantarme.

Y escucho entrar al instructor, sentía su voz de lejos.

— ahora lárgate Rebeca, ya sabes lo que te pasará si abres la boca — la amenazó y ella salió llorando

Lo último que alcancé a ver antes de perder la conciencia, fue su cara sonriente mientras me cargaba en sus brazos.

Cuando me desperté todavía estaba aturdida. Y me senté lentamente en la cama, por la droga tarde unos segundos en darme cuenta que estaba en un lugar completamente desconocido. Era una especie de sótano, las paredes eran de puro concreto. Y no se escuchaba el menor ruido.

Y cuando miré un mueble que había un costado, solté una expresión de horror al darme cuenta qué había toda una colección de coronas. Y mis ojos se clavaron, al reconocer la corona de Lucia. Pero en medio de que todavía no estaba tan lúcida, pensé que no podía ser de ella, porque ella se lo llevaron del instituto, a menos que el asesino hubiese tenido la osadía de entrar a nuestra casa.

De pronto siento que unos pasos, bajan por las escaleras y de inmediato me tensé.

No me sorprendió ver de pie frente a mí al instructor, Blake, pero esta vez aun semi drogaba vi una expresión distinta a la habitual. Su mirada era de pura lascivia y no tardó en subirse a la cama y comenzar a besarme y a tocarme, mientras me obligaba a sentir con mi mano su entrepierna.

Entonces se detuvo y se levantó de la cama, fue hasta el mueble y puso música, la típica que usan en los concursos.

Y me ordenó que desfilara para él.

Entonces supe, que llegaba la hora más difícil. Seguir los consejos de Sofía, mostrar mi lado bello y elegante, para ganar su confianza y esperar el momento adecuado, para atacar.

Me levanté lentamente, y él me alcanzó la corona que acababa de ganar en el concurso. Y se sentó en una silla para observar.

Ordene mi pelo y mi Corona en un espejo que había cerca, y acomode bien el vestido de reina que todavía tenía puesto. Y traté de desfilar lo mejor que pude, en medio de la mareada que me sentía.

— mi hermosa reina — decía Blake más que emocionado — no hallaba la hora de tenerte en mis brazos

Se acercó a mí, y otra vez apretó mi cintura y comenzó a besarme como un desquiciado, mientras yo tratado de hacer fuerza, para soltarme de él y poder respirar. Cuando su respiración estaba completamente descontrolada, comenzó a desnudarse, y creo que, de la impresión de ver por primera vez a un hombre desnudo, se me espantó el efecto de la droga. Su cuerpo realmente era imponente y daba miedo. Y se recostó sobre la cama y me ordenó que me desnudara para él.

Entonces me mentalicé en la meta que tenía, miré todas las coronas acumuladas, especialmente la que se veía como la de Lucía.

Y solo pensaba en la imagen que vi en clases de su cuerpo desnudo y muerto, y sus aterradores ojos abiertos que no tenían vida.

Me acerqué lentamente a la cama, y esboce mi mejor fingida sonrisa, levante una pierna para apoyarla en el borde de la cama, y según mi plan saqué debajo de mi falda la pistola cargada.

Entonces toda la mirada de lascivia de Blake, se tornó en preocupación.

— qué piensas hacer? — dijo Blake con grandes ojos

— justicia — le respondí yo

Y como me dijo Sofía, dado el momento en que tuviera que elegir entre la vida de otro y mi propia vida, quité el seguro del arma, y descargué todos los tiros en su pecho, excepto el último, qué fue a parar a su cabeza.

Por fin había vencido, y la muerte de Lucía y las demás niñas había sido vengada. El asesino ya no rondaría más los concursos. Y respiré hondo, y hasta sentí que dolía menos la muerte de mi hermana.

Dejé a Blake ahí tirado, y me dispuse a subir las escaleras, debería salir sola, sí bien Rebeca me traicionó, de todas formas, los correos salieron.

Llegué a la planta alta, y era un departamento amplio, de aspecto industrial. No se veía absolutamente a nadie, ni se escuchaba nada.

Mientras llegaba el comisario y su gente, me dispuse a recorrer el lugar. Al parecer este era un departamento en dónde dormía de vez en cuando Blake, tenía sus víctimas en el sótano y el luego descansaba arriba. Tenía de todo, un gran televisor, un enorme cama, cocina con refrigerador. Todo lo necesario para vivir cómodamente mientras torturaba a los niñas en el sótano.

La droga, el día agitado que tuve y la traumática situación me agotaron a tal punto que se me cerraban los ojos. Y me recosté en la cama grande esperando que llegue el comisario.

Caí a dormir tan profundamente que se hizo de día. El sol pegaba fuerte por las ventanas amplias, calcule que seria medio día. Y el comisario no había llegado.

De pronto siento que alguien carraspea su garganta y me doy la vuelta y mis ojos vieron con horror a Blake justo frente a mi parado, con una sonrisa maliciosa y completamente vivo.

—Pero si yo te disparé — dije casi llorando del desconcierto

Y él lanzó una gran carcajada, luego se me quedó viendo mientras mordía su labio inferior.






Todas eran reinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora