12. Directo al manicomio. (borrador).

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El palacio del Oriente siempre a sido uno de los lugares más enormes que he podido ver después del bosque.
Pero tristemente aveces puede parecer tan pequeño, especialmente cuando necesitas que sea lo suficientemente grande como para evitar a las personas.

La emperatriz Navier envió una carta al sacerdote, esperando que pudiera darme su perdón y liberarme de aquella esclavitud que siempre puede llegar a recordarme que no valgo nada en este mundo.
Ella dijo que sería un trabajo demasiado difícil, probablemente tendría que volver a la casa del Conde Lottesu en el peor de los casos. Si bien me asusto, la verdad prefiero la cruel realidad que vivir una falsa fantasía donde todo estará bien; la emperatriz me hace saber que la realidad, siempre a sido una persona realmente realista.

A pesar de eso, la emperatriz normalmente quiere estar sola, aveces tengo un poco de tiempo para que me enseñen a leer.
Es algo bastante laborioso, considerando que no se muy bien ese idioma, y parece que olvide cualquier rastro de lectura o letras.
Es bastante complicado, pero tampoco estoy dispuesta a darme por vencida.

Henley sigue tratándome de forma tan hostil, pero eso lo agradezco demasiado, pues la gente o poca gente que era amable conmigo allá en el palacio, o cualquier otro sirviente, me dejaron de lado.
Últimamente me he sentido demasiado sola, especialmente porque no tengo opción; también, me he sentido especialmente debilitada, los mareos y vómitos han ido en aumento. Me siento gravemente preocupada por todo lo que sucede. La voz en mi cabeza no a regresado, aunque muchas veces no sigo sus consejos, más me valdría seguir algunos por un tiempo. Tal vez mis descuidos fueron los que habían provocado tales acontecimientos.

He escuchado a la emperatriz y al emperador hablar sobre mi. Esperaría que el emperador quisiese sacarme cuanto antes del palacio, sin embargo, el trata de ayudar a la emperatriz en este asunto. No sé si sea bueno o malo para mi amistad con aquella mujer de dorados cabellos, pero supongo que por ahora es lo de menos. Mientras eso no llegue a afectar mi estadía.

Finalmente, me encuentro en aquella biblioteca, esperando poder entender algunas de las palabras escritas en ese libro.
Observo cuidadosamente, pero no me encuentro en las condiciones exactas para leer algo. Especialmente aún no se muy bien de lectura.

Sin darme cuenta, alguien se acerca a mi.

-Vaya. Quien lo diría. La rata con sedas está tratando de estudiar. Eso no te salvará de ir de nuevo a donde perteneces. -Esta vez me sorprende la forma tan directa de decir aquellas palabras. Pero ¿qué tanto podría afectar la reputación de alguien de tan bajos niveles por tales insultos?

-¿Quien es usted? -pregunto.

-Quien soy es lo de menos. No me trates como si fuéramos iguales. -su sonrisa burlona me hacía imposible que mi cara mostrara algo más que gestos desagradables. Podía sentir su mirada asquerosa recorriendo mi cara, bajando sutilmente. Me hacia sentir bastante incómoda. -Tu belleza es impresionante. Lastima que sea fuertemente desperdiciada en una sucia celda.

No comprendía nada.

-No necesito de mi belleza. Se que puedo lograr muchas cosas sin ella. Le pido que deje de insultarme como si usted tuviera un poco de cerebro. Si lo tuviera, no estaría insultandome, pero prefiere perder el tiempo. Eso habla más de usted que de mi.

Por un momento, hizo una mueca, pero rápidamente se compuso y me tomó bruscamente del hombro.

-Creo que lo que menos te conviene es hablar de esa manera de mi. -el sonreía demasiado para mi gusto, y su aroma estaba peligrosamente cerca del mío.

-Escuchame mocosa. Lo único especial en ti es tu belleza, no tienes algo mejor. Puede resultar beneficioso para ti, utilizarla para t máxima conveniencia. -su mejilla se posicionó al lado de la mía. -Yo puedo ayudarte a sacar el máximo provecho, solo en caso de que te lleven de nuevo a la esclavitud. Y créeme, lo harán. Puedo ayudarte, o prefieres morir entre las malditas ratas.

La nueva Rashta (la emperatriz divorciada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora