26. Un buen momento (borrador).

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Rashta tocaba su vientre, estaba muy nerviosa por lo que se avecinaba. Ergy por su parte, le alegraba salir de la monotonía del palacio por un día.
Ambos sabían que era un riesgo lo que planeaban hacer, pero tambien estaban decididos.

Planeaban inculpar a los Lotessu de lo que había sucedido respecto a la apuñalada hacia Rashta y no sería tan difícil, pues era obvio que ya se habían conocido con anterioridad.
Rashta también quería llevarse al señor Pix, pues había sido de gran ayuda cuando ella quiso escapar, incluso sacrificandose para que ella pudiera tener una vida feliz.

Y era su turno de ayudarlo también.

El trayecto a la mansión parecía estar con completo silencio, pero Ergy sabía que sus planes podían verse ligeramente dañados si ella continuaba con la cara asustadiza.

-Hace mucho que no tenía la oportunidad de ver el imperio. Pensé que sería un poco diferente al reino Occidental. Aún así, estoy feliz de salir del aburrido palacio.

-Tiene razón. -Rashta no nego lo que el le decía. -El palacio puede volverse... monótono.

-Claro que si. Estas a punto de hacer algo muy caliente Rashta. -su cumplido hizo que sus mejillas se sonrojaran, mientras que su corazón daba pequeños saltos de felicidad.

-G-Gracias... Espero estar haciendo lo correcto.

Hubo charla. Charla en la que Ergy intentaba poner feliz a Rashta, haciendo ocasionalmente varias bromas y haciendo que la albina olvidara por un momento lo que iban a hacer.
El tiempo pasó rápido, sin darse cuenta ya estaban frente a la mansión.
Ergy detuvo su habla al estar frente al lugar, para después salir e ir a la otra dirección del carruaje para abrirle la puerta a Rashta.

Rashta tomó su mano, bajando por los pequeños y delgados escalones de metal, para después posar su vista en el lugar. Agora se veía mucho más pequeño de lo que recordaba a comparación del palacio. Y eso no quitaba que su corazón diera tumbos, como si el estar frente a ese lugar se viera mucho más imponente que el propio palacio. Probablemente era por su historia en aquel sitio.

De inmediato las enormes puertas de aquel lugar fueron abiertas. El lugar se veía un poco demacrado,  las paredes necesitaban mantenimiento urgente ya que la pintura estaba en si mayoría despegada, la parte de afuera estaba muy sucia y Ergy no tardó en darse cuenta el porque.
Los esclavos estaban trabajando, algunos tenían varios arañazos en la parte de sus brazos, otros aún tenían algunas cortaduras abiertas y aún estaban acarreando a los animales, o dándoles de comer. Incluso algunos en peores condiciones estaban limpiando la suciedad.

Se preguntaba cómo Rashta había pasado por todo eso y seguía viéndose igual de bella. No tenía cicatrices aparte de en sus manos, las cuales eran prueba de que había tenido trabajos muy pesados, incluso para los de una aldeano de clase baja.
Por esta razón Ergy había sospechado que ella había optado por ponerse guantes sobre sus cicatrices.

El Conde Lotessu no podía estar más feliz.
Había visto un carruaje magnífico y elegante, perfecto en cualquier sentido.
Era más que obvio que este provenía del castillo, ni siquiera las personas de muy alta clase social tenía la elegancia del carruaje real, por lo que sus gritos resonaron por todo el lugar.

Libetti y Allen fueron los primeros en salir, seguido de algunos sirvientes.

El conde había exigido que sus ropas fueran arregladas, las mucamas comenzaron a abotonarle la camisa, otros rápidamente fueron hacia sus zapatos y comenzaron a arreglarlos para que se vieran en las mejores condiciones posibles.

Allen y Libetti por su parte, arreglaron los pocos desperfectos de su ropa y cabello, sin saber porque había tanto alboroto.

Cuando los tres estuvieron presentables, se reunieron escaleras abajo, en la sala de su casa.

La nueva Rashta (la emperatriz divorciada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora