30. Soy capaz de... (borrador).

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Rashta...

¿Que había significado para ella?

¿Se lamentaba o se entristecia de su presencia? No había pensamiento positivo en cuanto a Rashta se refería, no porque fuera mala persona o hubiera sido cruel con ella en algún punto, sino porque desde su llegada al palacio solo habían ocurrido desgracias.

Había ido hasta su despacho, quedándose de nuevo en completa soledad.
Debía admitir que no le gustaba estar sola, pero los asuntos del reino no podían resolverse con nadie, por muy buen lugar y posición en la que se encontrara.
Solia venir con Rashta anteriormente, recordaba las pláticas que solían tener entre ambas y las risas que normalmente Rashta le provocaba al tener esa personalidad amable y descuidada que a menudo la hacían avergonzarse de sus propias palabras. Recordaba los momentos en que tomaban el té o salían a caminar, los momentos en que la emperatriz solía abrirse un poco y hablar de sus problemas con su esposo.
Muchas veces se encontraba a ella misma sorprendida de estarle contanto sus problemas a Rashta; se preguntaba porque era tan fácil expresarse con ella.

Y lo mismo se pregunto con Heinley cuando ella se encontró a si misma teniendo una estrecha relación amistosa con el, una persona que al igual que Rashta se habían metido en su vida hasta el punto de ser muy importantes y tan valiosos. Y por lo tanto, le había dolido perder aquellas amistades por errores cometidos por ellos.

Si, después de un tiempo, se había dado cuenta que la personalidad de Heinley y Rashta era muy parecida, pero incluso podía notar ciertas diferencias casi imperceptibles.
Y aún así, eso no había impedido que ellos tuvieran alguna especie de romance extraño.
Ella debía admitir que no se había percatado, Heinley solía disimularlo bastante bien.
Su semblante era bastante serio cuando Rashta se encontraba con ellos, incluso le pedía que no se acercara tanto o que los dejara estar un momento a solas, así que fue gran sus sorpresa cuando los rumores respecto a la supuesta relación de Heinley y Rashta se habían presentado.

Ella trató de convencerse de esta idea, intentaba pensar que era sólo un malentendido y rumores. Pero no era así.
Ella misma lo había comprobado cuando había ido a la habitación de Heinley esa noche, dispuesta a brindarle su apoyo. Aunque quisiera creer que el bebé era de Heinley y no de Sovieshu, solo para aliviar un poco su dolor al haber permitido entrar en su vida a alguien tan mentirosa como Rashta, su apoyo se había ido a alguna parte del castillo hasta perderse cuando la albina había salido de la habitación de Heinley con el semblante nervioso, hasta toparse de nuevo. Y la pobre albina había espaciado como si fuera un roedor frente a su depredador.

Desde ese día había decidio que Heinley y ella cortarian su amistad definitivamente. Ella no quería seguir siendo motivo de rumores y sabía que ambos se habían metido en ese embrollo, así que era su deber salir por sus propios méritos.
Ella ya estaba bastante ocupada con los problemas del mana con los magos, las peleas con Sovieshu y la concubina de este. También la partida de la duquesa de Tuania le había hecho darse cuenta que ya estaba casi completamente sola.
También se había presentado el problema con el gran Duque Kauffman, quien se había tomado a propósito la poción de amor que le había obsequiado para que ella "recuperara" al emperador, así como la penosa situación que había ocurrido cuando el Duque le había dado un fuerte puñetazo en la cara al Emperador por haber dicho palabras tan mordaces respecto a su persona, específicamente por el bebé que esperaba Bridgget.

Dada las circunstancias, era muy probable que ambos no pudieran concebir, y que el hijo de Bridgget sería el próximo heredero. Y lo que más le preocupaba, es que lo más probable era que ella fuera la del problema de fertilidad (era lo más obvio hasta el momento, ya que Sovieshu había logrado embarazar a una amante en muy poco tiempo). Ella no podía aceptar la idea de ser la futura madre del bebé, no cuando su madre seguramente idearia muchas maneras de hacerla quedar mal frente a el y ocasionar un odio innecesario para ella. También estaba el hecho de que ella dudaba alguna vez poder tomarle algún aprecio a aquella criatura.

La nueva Rashta (la emperatriz divorciada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora