Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]

EL gran día. (Betty POV)

Mi mamá acomodaba la corbata de mi papá y a mi me daban los últimos retoques de maquillaje...

—Hija, te amamos, no se te olvide que somos los últimos en entrometernos en tu vida y solo vinimos a esta vida a velar por ti y tu felicidad. — Me veían enternecidos mientras me acomodaba el vestido.
—Yo sé, papá, gracias. — Mi mamá me dio un beso en la frente y me ayudaba a ponerme de pie.
—Queremos que en seguridad y confianza, te cases con esa gran muchacha, y que nunca más pienses que debes ocultarnos algo tan importante para ti, porque si te hace feliz, no debe ser secreto. — Le creía al fin esas palabras a mi má.

Salimos de la habitación y bajamos.

Antes de entrar al salón, nos revisamos por última vez, todos impecables.

Me tomé del brazo de cada uno y entramos. La decoración era preciosa, los invitados siguieron el código de etiqueta, cosa que la verdad no me interesaba, la única que me importaba estaba esperando al fondo.

Ahí estábamos, mis padres me entregaron a Marcela, era imposible no llorar de verla, siempre se ve increíble, pero hoy, hoy brillaba más bello que la estrella mas grande.

Intercambiamos cumplidos y la ceremonia comenzó, habíamos dicho que queríamos a alguien que diera unas palabras, ella eligió a su hermano y yo al mío, el Nicolástima... Les voy a contar cómo fue que lo elegí, aunque prácticamente no tenía de otra.

Esto fue días antes... Estábamos tomando el sol en la alberca:

-Nico, ¿Tu me quieres?
-Ah caray, pues claro, Bettys, ¿Por?
-¿Mucho mucho?
-Mucho, mucho.
-¿Tanto como para superar tu miedo a hablar en público?
-Ay, no... Ya sé para donde vamos...
-Andale, eres mi hermano, no puedes decirme que no.
-Betty, hermana... Tu sabes que me pongo peor que resorte cuando hablo frente a una audiencia, ¿Recuerdas aquella vez en la escuela donde me desmayé a media exposición? De ahí en adelante, los maestros me permitieron entregar ensayos en lugar de someterme a esa tortura espantosa.
-Nico, i have nobody else to do this.
-Betty...
-¡POR FAVOOOOOOOOR!
-Betty...
-Bueno... Déjame reformular mi petición... O das un discurso bonito o te olvidas de BAR.
-¿Me estás chantajeando?
-Soy tu jefe... ES UNA ORDEN.
-Ahora que lo dices así de lindo... Creo que ya me estoy inspirando.

Y así fue como amablemente, SOBRE TODO, SIN NINGUNA PRESIÓN DE POR MEDIO, Nicolás aceptó...

Volviendo a ese día. Le tocaba dar esas palabras que según él, eran un gran discurso, pero primero fue el hermano de Marcela, me conmovió verdaderamente, no me imaginé que tendría semejante gesto para con nosotras, seguramente Marcela ya les contó lo que dijo, así que no voy a repetírselos.

Nico tomó el micrófono y sacó unas tarjetas de la bolsa de su pantalón.

—Marcela, amigos, familia, se casa mi Betty, mi hermanita, con quien yo dudé mucho que sería la persona indicada, y sin embargo, me demostró todo lo contrario y henos aquí, estamos presenciando al par de enamoradas más honestas que he visto en mi vida, Marce, cuñada, te llevas a la mujer mas importante de mi vida, cuídala, protégela, y sobre todo, DÉJATE PROTEGER POR ELLA, porque es una gran guerrera y cuida lo suyo con garras y dientes. Por favor, te casas con ella con la encomienda DE HACER QUE SE RELAJE UN POCO y suelte la vida, que no se tome todo tan en serio y se divierta más. Las quiero y no caben más que buenos deseos de mi parte para ambas... ¡AH! Si tienen un niño pónganle Nicolás, gracias. — No seria un discurso de Nico si no saliera con sus tonterías.

La ceremonia continuó y se llego el momento de los votos matrimoniales, empecé yo con el papelito arrugado y sudado que llevaba en el vestido, lo abrí y comencé a leer.