Año nuevo, vibras nuevas. (Betty POV)

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Era 31 de Diciembre y ahora mis padres nos invitaron a pasarla en su casa, llegamos en la tarde porque quería ayudarle a mi mamá con la cena, Marcela tuvo que llevar su almohada, necesita un soporte especial en el cuello. Le llevamos a mi papá unas cervecitas, de las que tanto le gustaban a mi esposa, pero ya no se permitía beber.

El postre estaba horneándose y los tamales en la olla, listos y calientitos, mi papá planchaba su camisa en la sala, y mi mamá bañándose, mientras Marcela y yo estábamos en el que solía ser mi cuarto, seguía idéntico.

-Y pensar que hoy dormiremos en tu cuarto de soltera.
-Qué fantasia de adolescente, ¿No?
Me acerqué y desabroché un par de botones de la blusa blanca con azul que usaba.
-Amor, tus papás pueden entrar.
-¿No te tienta la adrenalina?
-¡Beatriz!... Espérate a que se duerman, al menos.
Me acercaba tentativamente a sus labios, a milímetros, sin besarlos, porque me encantaba sentir como aumentaba esa sensación de deseo con el simple hecho de provocarla.
-Amo como evocas a la sensualidad sin tanto esfuerzo.
-Años de práctica.
-Tan humilde ella.
Jalé suavemente de su blusa y esos milímetros se volvieron nada, y no, no pasamos de ahí, en ese momento.
-¿Qué curiosidades guardas aquí en tu alcoba? Cuéntame... ¿Qué secretos albergan estas cuatro paredes?
Se levantó y comenzó a manosear un poquito las cosas que se encontraba, claro, sin hacer tanto desajuste.
-Te cuento, ¿Te acuerdas cuando alguna vez estuviste aquí ayudándome con mi rehabilitación?
-Si, tus ejercicios.
-Yo ahí sentía algo por ti, aunque no identificaba qué, del todo, solo que me encantó como dejaste impregnado este cuarto con tu aroma, recuerdo que esa noche soñé contigo.
Me encontraba sentada en una esquina de la cama y ella recargada en mi tocador.
-Y ahora yo soy la que te considera un sueño cumplido... Todo lo que pasamos tenía que ser así, porque de otra manera, tal vez no hubiera resultado así de bien.
-No nos engañemos, Marcela, tu no te hubieras fijado en mi, si nos topáramos en la calle ni siquiera voltearías a verme.
-No digas eso...
-Lo digo sin pena porque es cierto, yo era el patito feo y tu un cisne, una mujer imponente, segura de sí, encantadora, atractiva y de mundo, nunca se hubiera fijado en una fea.
-¿Tan superficial me crees?
Se sentó a mi lado.
-La sociedad así nos hizo, no eres tu el problema.
-Mira, yo siempre te admiré, en secreto, porque me encantaba verte feliz, sin importar lo que dijeran los demás de ti, estabas tranquila con tu aspecto porque tienes algo mejor que ofrecerle al mundo que una cara bonita, ese ser humano que eres, tan maravilloso e inteligente, vale mucho más que cualquier modelo, que cualquier miss, yo estaba encantada de tu libertad, como ibas por el mundo con este estandarte de "yo soy así", yo quería ser así.
-¿O sea que no te importaría si vuelvo a los vestidos con suéteres y los lentes?
-Me enamoré de ti por todo lo que eres, no lo que usabas para vestir.
-Le diste al clavo.
Me levanté y le extendí los brazos para sentir su cuerpo junto al mío, claro que entendió la señal.
-Gracias por amarme, por esta maravilla de historia que estamos viviendo juntas.
-Gracias por venir a revolucionarme el mundo.

Nos hablábamos al oído, permaneciendo unidas y con los ojos cerrados. En eso escuchamos un "¡Niñaaaaas!", señal que éramos requeridas en la planta baja de la casa de mis señores padres.

Pusimos música, platicamos con mis parientes en México, con eso que les regalamos una tablet de mejor capacidad a mis padres, en eso la usaban mas que nada.

La cena estuvo deliciosa, ahora nosotras llevamos el postre, un par de veces mi mamá se disculpó por la simpleza de la comida, como si no supiera que a mi esposa no le interesaba eso, era una gran anfitriona como siempre.
"La relación entre ella y Marcela ha ido mejorando de poco a poco, realmente lo ha intentado, se lo reconozco y agradezco..."

Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora