Hora de la verdad. (Betty POV)

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Estábamos estacionadas frente a mi casa. Me sudaban las manos. Quería llorar y tenía un nudo en la garganta del tamaño del mundo.

-Tengo miedo.
-Aquí estoy y estaré a tu lado todo el tiempo.
Marcela extendió su mano para encontrar la mía.
-¿Y si no lo aceptan? ¿Qué voy a hacer?
-Siéndote honesta, no nos hagamos, tu papá bien sabe y está de acuerdo, así que ya tenemos la mitad del terreno ganado.
-Pero mi mamá...
-No te preocupes si no nos acepta, el tiempo es el mejor aliado, solo se paciente y no le recrimines nada. Nuestros padres ponen expectativas en nosotros desde el primer día de nacidos... ¿Vamos?
Respiré profundo.
-Vamos.

Bajamos del auto, abrí la puerta y llamé a mis padres a la sala.
Marcela y yo estábamos en un sillón de dos, mientras mis padres tomaron lugar cada uno en un sillón individual frente a nosotros. Mi papá nos veía con una seriedad fingida, porque él sabía lo que diríamos y podría decirse que esperaba este momento.

Aquí voy...

—Mamá, pá, seguro se preguntarán qué fue todo lo que pasó en el aeropuerto, que si me voy, que si me quedo, que si Marcela, Dante... QUÉ ESTOY HACIENDO CON MI VIDA... Verán, la cosa es sencilla... Marcela es mi pareja desde hace tiempo, y yo no quiero ocultarlo más. — Temblando saqué su mano de su blazer y la tomé firmemente para llenarme de valor.
—¿¡Qué estás diciendo?! ¿Y EL MUCHACHO QUE VINO HACE DÍAS QUÉ? ¿¡NO ESTABA INTERESADO EN TI?! ¿¡TU NO ESTABAS CON ÉL?! — Su cara se veía descompuesta... Desentendida... No decía nada después de eso.
—No, mamá, yo no estaba interesada en él, él si en mi... Yo siempre estuve enamorada de Marcela. — Volteé y le sonreí.
—Betty, amor, tu eres libre de vivir tu vida como tu quieras, si Marcelita te hace feliz, yo estoy bien con ello, no me puedo poner a decirte cómo o con quién debes vivir tu vida. — Tomó la mano de mi mamá y empezó a llorar.
—Betty, esto no es normal, hija, reacciona... Tu... — Se le cortó la voz por el llanto pero mi papá continuó.
—No, Julia, lo que no es normal es que supongas cosas de nuestra hija, porque eso sigue siendo, mi niña Betty, y tu no puedes decir qué es "normal" o no. — Me vio con compasión y amor.
—Si, má, sigo siendo yo, no ha cambiado nada, mis valores son los mismos, mi crianza es la misma, solo, solo me enamoré de alguien de mi mismo sexo, y no hay nada malo en ello... — Me solté llorando y Marcela me abrazó para brindarme contención emocional.
—Hija, dame tiempo para asimilar todo esto, esto que es nuevo para todos, dame tiempo para comprenderte, para educarme, se paciente conmigo, pero, si estar con Marcela es lo que quieres, no te detengas ni por mi ni por nadie, que, aunque me tarde, es cuestión de tiempo para que mi cabeza lo asimile, espero entiendas que mi educación fue muy distinta, conservadora, machista, antigua. — Ambos se levantaron de sus lugares y me abrazaron.
—¡Marcelita, m'ija, bienvenida a la familia! — Mi papá rompió la tensión y abrazó a Marcela.

"Bueno... Pudo ser peor..."

Platicamos un rato, de otras cosas, boberías, de la empresa, de todo y nada a la vez... Como que nosotras pasamos a segundo plano... En ningún momentos solté su mano, entre palabras notaba que mi mamá veía fijamente nuestras palmas entrelazadas y caía en un divague imperceptiblemente rápido para reincorporarse a la plática. Creo que le va a costar acostumbrarse.

"Mi padre nos veía con tanto cariño, tal vez era el qué más esperaba esta noticia, él es el ser humano que mas me conoce, gracias al cielo se lo tomó bien. Aunque mi mamá, por otro lado... Le está costando pero es por lo reciente de la noticia, igual, aprecio que lo intente y esté dispuesta..."

—Bueno, supongo que ya se nos fue la tarde charlando. Les agradezco mucho la comprensión, es muy importante para mi que estén enterados y de acuerdo con mi relación con su hija, espero no se asuste, señora Julia, pero amo a Beatriz, y ella me hace inmensamente feliz. — Sentí sus manos rodeando las mías, inevitablemente volteé mi mirada para con ella y compartimos una sonrisa llena de complicidad.
—Si nuestra Betty es feliz, nosotros estaremos bien, hija. — Don Deme siempre abordando la charla con mucho amor.
—Así es, m'ijo, si Betty es feliz, no nos queda de otra. — Mi mamá nos vio con la mayor tolerancia que podía.
—¿Nos vamos, Marcela? — Intento sonar tranquila para que me vea firme en esto.
—Con permiso de tus padres. — "Alguien está nerviosa..."
—Adelante, temprano nomás. — Hablaron al mismo tiempo.

Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora