Helena. (Marcela POV)

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Dicho eso y habiendo visto esa foto, el resto de la visita fue un poquito rara y Helena no era tonta.

—¿Están bien? ¿Dije algo feo? — Se sentía asustada como si estuviéramos por regañarla.
—No, cariño, Marcela a veces se queda pensativa. — Me vieron hasta que volví en mí.
—Si Helena... A veces me pasa. ¿Quieres jugar con tu guante nuevo? Yo también tengo buen brazo para lanzar. — La invité al jardin y las tres salimos un rato.

Llegó la trabajadora y dijo que el tiempo se había agotado. Nos despedimos de la niña y entró a la casa hogar, no sin antes regalarnos un abrazo.

—¿Podemos verla de nuevo? — Pregunté impulsivamente.
—De hecho, ustedes son la primera visita que no rechaza en semanas. Le dieron confianza y eso no sucede muy seguido. Si les parece, en una semana nos vemos. — Firmamos de confirmación y estrechamos la mano de la vieja bruja.

Le abrí la puerta del copiloto a Beatriz y nos fuimos. El viaje fue callado un rato.

-¿Realmente piensas que esa niña es hija de yasabesquién?
-No puedo evitar considerarlo.
-Yo creo que ya es mucha sugestión.
-Yo creo que no y te voy a explicar porqué.
-Te escucho.
-La foto que enseñó la niña, fue hace ocho o nueve años, sacábamos la colección de Otoño, "Tierra y pasión"... Y particularmente todas esas modelos de la foto, siguieron trabajando con nosotros unos años después, incluso actualmente... Salvo una, Andressa, una alta y rubia, que casualmente estaba al lado de él en esa foto que tomaron para un reportaje de backstage shooting. Después de esa colección no se supo de ella, era una muy bien cotizada modelo de ese entonces. Por todo esto te puedo decir que no es sugestión.
-Mierda.
-Ese bastardo...
-¿Y realmente estás segura de seguir viendo a la niña?
-Más que nunca, porque ella no tiene que pagar por los delitos y demás problemas de sus papás.
-Tienes razón, yo también creo que debemos continuar con esto, tal vez corramos con suerte y podamos adoptarla.
-Podemos darle otra vida, amor, a Maxi no le caería mal una hermana mayor.

Llegamos a casa y mis suegros veían tele con Danny dormido en su cuna.

—¡Hijas! Buenas noches, ya estábamos pensando que este retoño se quedaba a dormir aquí. — Don Deme tan lindo.
—Nunca, nunca, menos sin avisar. Queremos platicarles de algo que puede pasar y nos tiene muy ilusionadas. — Mi suegra nos trajo unas tazas con café.
—A ver... — Comenzó Beatriz con el relato.
—... Su nombre es Helena y estamos muy ilusionadas con poderla traer a la familia, ya programamos otra visita para verla pronto. — Mis suegros entraron un poco en shock.
—Veníamos en el auto discutiéndolo, podríamos redecorar el cuarto de mi hermana, para la nena... O sea, el espacio no es problema y el dinero tampoco. — Sus caras se tornaron de incertidumbre a una de dicha.
—¡Otra vez seremos abuelos, mujer! ¡Saca el tequila! — Se abrazaron y nos abrazaron.
—¡Dios te oiga, viejo! Que se les haga el milagro a las niñas, voy a prenderles una vela. — Entre esa celebración, alguien comenzaba a balbucear.
—¡Ay mi amor! ¿Te despertamos? Ven acá. — Lo saqué de su cunita para cambiar su pañal y colmarlo de besos para despedirnos de los abuelos e irnos a casa.

Cada semana veíamos con ansias la llegada del sábado, ya era nuestra tercer visita con Helena.

Llegamos y ya nos esperaba en la entrada, llevaba el cabello en dos coletas, usaba un vestido con sus clásicos tenis negros desgastados, pero no le durarían mucho tiempo más...

—¡Hola! — Corrió a abrazar a Beatriz y la alzó en brazos, porque yo llevaba a Maxi.
—¿Cómo estás, muñeca? — Le di un beso en la frente.
—Bien, alegre que estén aquí, ¿Y ese bebé? — Obviamente notó a Danny.
—Es nuestro, ¿Qué opinas? — Me daba miedo su reacción.
—¡Es muy lindo!... Oigan, hoy yo también me veo muy linda... — Insinuaba algo que ya sabíamos, que era un día especial.
—Siempre te ves bien linda, cariño... Pero sabemos que hoy más porque es un día especial... ¡Feliz cumpleaños! — Beatriz le dio una bolsa que entre otras cosas, tenía unos tenis nuevos.
—¡Wow! Hace mucho no me daban un regalo de cumpleaños, mi abuela no tenía mucho dinero y mi mamá solo estuvo en dos de mis cumpleaños... — Comenzó a llorar emocionada mientras nos abrazaba.
—Felices siete años, nena, te prometemos que será el primero de muchos cumpleaños divertidos que tendrás. — Nos sentamos a comer pastel en la acera.
—No prometan cosas así, no saben si pueden cumplir. — Se entristeció un poco el ambiente.
—No conoces a Marcela, cielo, ella siempre cumple lo que dice, créeme, solo una vez no cumplió una promesa... — Me dedicó una sonrisa cómplice.
—¿Si? ¿Cuándo fue eso? — Preguntó muy curiosa.
—Cuando dijo que me dejaría en paz... Ya ves, aquí estamos. — Beatriz tomó al bebé para yo poder acercarme a Helena.
—¿Ya nos crees? Y de hecho, hoy pedimos permiso para llevarte a comer hamburguesas... — Dejé inconclusa mi frase.
—¿En serio? ¿Vamos a ir a comer hamburguesas? — Se veía adorable así de feliz.
—¡Siii! Y vas a poderte subir a los juegos de ahí y nos vamos a ir después por un helado... — La niña saltaba de emoción con el gesto.

Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora