Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]

Ay, Marce. (Marcela POV)

-Tal vez precipitamos este matrimonio. Yo no te estoy haciendo bien.

En cuando dije eso, vi como se transformó su rostro y entendí la gravedad de mis palabras, se los juro, fue sin pensar.

-Vaya.
-Beatriz, discúlpame, no quise decirte eso, eres lo mejor que me ha pasado, claro que te amo y no hay día donde no lo haga.
-Ten.
Me lanzó las llaves del auto.
-Amor, no es lo que siento, perdón, perdón.
Yo seguía llorando, para esto.
-Tal vez necesitas tu espacio, a lo mejor yo te atosigo, a lo mejor mi atención te asfixia, o entorpezco tu proceso, discúlpame.
-Mi vida, por favor, tu sabes que no siento nada más que amor por ti, estos días me han estado tratando mal mis emociones.
-Te he tenido mucha paciencia, Marcela, te aguanté cada grosería y desplante en la empresa, cada explosión de gritos... Todo lo comprendía, pero... ¿Esto?... Nunca te creí capaz de dudar de este matrimonio, de nosotras... O peor, DE MI AMOR POR TI.
-Hablemos, por favor.
La tomé del brazo.
-Yo creo que tu necesitas descansar, probablemente de mi también. Ve a casa, yo dormiré con mis papás.
-Beatriz... Te lo suplico, vamos a casa, vamos a hablarlo.
-No, Marce, yo te amo, por eso te voy a dejar que hagas y deshagas lo necesario para que estés tranquila, no quiero discutir porque no quiero DECIR COSAS DE LAS QUE ME PUEDO ARREPENTIR DESPUÉS. Hablamos cuando te calmes.

Me dió un beso en la mejilla, detuvo un taxi y se fue. Yo no sé si estábamos bien o mal, no me gritó, no me maltrató, pero su indiferencia dolía más que cualquier golpe.
Eso era lo que necesitaba para darme cuenta que estaba siendo una mierda últimamente. Llamé a mi terapeuta para ver la posibilidad de que me atendiera en el momento, y si, salí a su consultorio.
Pasaba por bares, expendios, tabernas, y solamente me aumentaba la ansiedad, tal vez un trago me iba a calmar... Pero no, fui fuerte, seguí adelante hasta mi destino.

Toqué al consultorio y me abrió la psicóloga. Tomamos asiento y me dió agua:

-En fin... ¿De qué me perdí? ¿De qué quieres hablar primero?

Comencé con el juicio, con mis emociones al verlo ahí, frente a mi, después de tanto, y de pensar que lo tenía superado, luego le platiqué de lo mal que me he comportado con todos, mis pesadillas, y por último, lo que acababa de suceder con Beatriz.

-Dionne, ¿Qué sentiste cuando le dijiste a tu esposa lo que le dijiste?
-Me sentí mal, fue como un balde de agua fría cayendo sobre mi, me di cuenta de todo lo que hacía, recordé cada desplante que les he hecho, no solo a ella, sino a la gente del trabajo, recordé todo, porque mis días pasaban sin pensar, yo no tenía consciencia, era como si viviera en automático o mecánicamente.
-Quiero que retomemos nuestras sesiones diarias.
-Yo también, pronto me toca declarar y quiero hacerlo, también quiero recuperar mi relación, ser la Marcela de antes.
-Estás frustrada, yo entiendo, pero sabes que no tiene nada de malo llorar, tu esposa a lo que me cuentas, ha sido una gran compañía en estas semanas.
-Si, y no me daba cuenta, seguro la ha pasado fatal.
-¿Y qué vas a hacer ahora?
-Arreglar las cosas con ella, pero mañana, hoy ya es tarde, me siento muy avergonzada, yo no soy así.
-Yo te he dado herramientas para que manejes tus emociones, sabes que desde hace mucho tienes lo necesario para enfrentar lo que debas.
-Si, pero antes bebía, supongo que eso amortiguaba algo del impacto, estoy sobria desde hace casi un año. No sabes la ansiedad que me daba por querer echarme un trago de alcohol a la boca, una paloma, una cuba, un mezcal, un carajillo, una cerveza, tequila, lo que fuera.
-También considero prudente que vayas a un grupo de apoyo...
-Fui un par de veces, pero me sentía mal con el hecho de que todos estaban en puntos mas bajos que yo.
-No eres nadie para juzgarlos, ni tampoco para juzgarte, toda historia es única, cada alcohólico es diferente, y toca un fondo diferente. Supongo que tu sabes cuál fue tu fondo.
-Claro que sé...