Después de los negocios: B.E.N.Y. [Parte 2]

Epílogo.

La vida les terminó sonriendo a Betty y a Marcela, lograron construir lo que tanto anhelaban, se realizaron como madres y se atrevieron a seguir sus pasiones. Marce fue una exitosa escritora infantil, logrando varios Bestsellers, incluso sus libros fueron adaptados a cortometrajes y películas. Por su parte, Betty fue premiada en diversas ocasiones por sus fotos, National Geographic utilizó algunas en sus revistas, también incursionó en la dirección, logrando interesantes documentales sobre la vida en la Sabana.

Los hijos de este feliz matrimonio fueron igual de exitosos que sus madres.
Helena volvió a NY después de terminar sus estudios y al tiempo se incorporó a V&M, conoció a un joven maravilloso y a los años, se casaron. Tuvo una hija de nombre 'Dionne Aurora'.
Victoria fue pieza clave en el desarrollo de múltiples experimentos importantes para el gobierno, ella y su novia colaboran con diversos laboratorios en el desarrollo de vacunas y corrección de medicamentos experimentales.
Maximiliano se convirtió en un jugador de béisbol de grandes ligas, nada más y nada menos que en el equipo favorito de Marcela, además, estudió ciencias políticas y cada que podía, colaboraba con casas hogar y participaba activamente en manifestaciones y organizaciones contra los sistemas que amenazaban contra la integridad de los niños huérfanos.

Malú y Nicolás vieron crecer a su hija Susana, quien al pasar de los años se convirtió en una maravillosa mujer. Estudió Teatro, Danza y medios, para después convertirse en actriz, tuvo una carrera llena de éxitos, cabe aclarar.

¿Las secretarias? No creerán que duraron toda la vida en esa empresa... ¿Verdad?
Mariana al tiempo salió de V&M para abrir su empresa de representación artística y manejo de redes sociales.
Sandra puso una academia de boxeo y junto a Wilson, hicieron de su hija una gran boxeadora.
Martha se retiró a poner unos cuantos camiones de comida, era lo más lógico porque... Ya saben, era su pasión. Todo para pasar mas tiempo con su hija.
Sofía expandió la fumigadora, Charlie era un gran administrador. Ambos de los hijos de Sofía terminaron siendo jugadores exitosos de fútbol soccer en méxico.
Aura María con Giovanny y el hijo de ella, se mudaron a Canadá, donde abrieron una agencia de seguridad privada... Rindió sus frutos, pues el niño, ya no tan niño, acabó estudiando en una escuela militar y enlistándose al ejército.
Inés, al tiempo de su jubilación, falleció dormida tranquilamente en casa de Hugo, en una de las siestas que compartían.
Hugo tardó en reponerse de esa pérdida, ya que se trataba de la mujer que adoraba como su madre... A los meses al fin pudo con su esposo Jorge, tener un bebé, gracias a una amiga que les prestó su vientre... Para ser más exactos, tuvieron una bebé preciosa de nombre Inés, a quien de cariño llamaban 'Inesita'.

Armando y su esposa Diana tuvieron gemelos, a quienes llamaron 'Roberto' y 'Julio', en honor a su padre y al de los Valencia, que quiso tanto como a su misma familia.

Daniel en uno de sus viajes a España a revisar uno de los hoteles, terminó encantado, tanto, que decidió quedarse a vivir en el resort, donde conoció a una alemana y ya saben, ahí se terminó de caer la carcasa de hombre duro y reacio que solía usar por la vida.

El tiempo pasa y uno quisiera que sus padres no envejecieran, al menos eso pensaba Beatriz, quien un día recibió la llamada que ningún hijo quisiera recibir, su padre tristemente le comunicaba que la salud de Julia cada vez se deterioraba un poco más, que no sabía cuanto seguiría en este mundo. Afortunadamente los niños estaban en casa y todos podían ir a verla... Julia se despidió dulcemente de cada uno de los miembros de su familia, incluida Marcela, que escuchó unas últimas disculpas (innecesarias ya a ese punto) por haberla juzgado años atrás. A Betty le agradeció por la maravillosa familia que formó y por esos niños increíbles que educó. A cada nieto abrazó con amor y dejó un consejo, escrito en un papel. La última despedida fue con Demetrio, el que más se negaba, pues creía que si no vivía ese momento, la vida de su amada se alargaría un poco más. Se repitieron una y otra vez cuanto se amaban, y mientras aquél marido devoto le cantaba su canción favorita entre besos en la frente, Julia soltó su mano y emprendió el viaje a su siguiente vida.

Demetrio trató de reponerse de semejante dolor. Vivió tranquilo unos años en casa de su hija, hasta que un día, decidió tomar la que sería su última siesta de la tarde. Soñó con su amada Julia, pero no como otras veces, esta era distinta, ambos vestían de blanco y ella le contaba lo maravilloso que era vivir en ese edén, que ninguna de sus afecciones la molestaba más y no necesitaba medicamento alguno... Esa vez, Demetrio estuvo listo para reunirse con el amor de su vida.
Marcela lo encontró en su cuarto con la televisión prendida, había ido a buscarlo porque habría partido en la noche. El funeral fue sencillo y privado, tal como lo hubiera preferido él. Beatriz tardó en sanar esas heridas, pero, con el tiempo y la ayuda de su familia, aprendió a convivir con el dolor, después de comprender que nunca cerrarían del todo.

Nuestras amigas Betty y Marce, felizmente podían voltear a ver sus caminos y sonreír de la satisfacción de ver que todo resultó para que su amor triunfara y sobre todo, DURARA HASTA LA ETERNIDAD.

FIN.

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Aquí queda este viaje que hemos recorrido durante año y meses, aquí queda la primera historia (Espero de muchas o algunas más), escrita con mucho amor y cariño.
Me resta agradecerles por todos los minutos que me dedicaban cada que subía actualización, cada comentario, no saben cuanto me animaban a seguir con esto.
Decidí hoy 31 de diciembre subirles este cierre, para despedir este año que me ha traído de todo, y para desearles un feliz año nuevo, si todo sale bien, después de mi descanso, en un tiempo volveré con otra historia Marcetty, porque ya saben, NUNCA ES SUFICIENTE MARCETTY.

Mis lectores, les deseo lo mejor siempre. Sean atrevidos y valientes como Marcela, humildes e inocentes cómo Betty, y sobre todo, sigan siendo tan únicos cómo sé que lo son cada uno de ustedes.
Les quiero, Merulhannia.