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Conduciendo de regreso a casa luego de otra buena paga por sus excelentes servicios; definitivamente trabajar para esa organización fue una de las mejores decisiones que pudo tomar en su vida, excepto por el molesto de cabello rosado que ocupaba el segundo puesto más importante en Boten.

Insistente y fastidioso. No paró de hacerle todo tipo de preguntas referentes a su persona en todo lo que llevó cargando el cadáver sobre su hombro, incluso se ofreció a ayudarla con eso, aunque realmente no sé le dificultaba llevar ese peso.

Tenía tan claro como manantial de montaña que si ese hombre con cicatrices en la boca seguía pegado cual chicle en un zapato, todo se volvería más fastidioso y el porcentaje en la posibilidad de tener que aumentar su nivel de discreción crecería.

— Drogo idiota — soltó un fuerte bufido — aunque debo admitir que es lindo... ¿Un Imbécil? Totalmente... Pero uno lindo — se rió de ella misma por pensar de esa manera.

El sonido de otra moto viniendo a toda velocidad justo detrás de ella, la sacó de sus entretenidos pensamientos. Pasó por su lado sin cuidado alguno y segundos después la sirena de una patrulla policial se escuchó a poca distancia.

— ¡Mierda! — insultó al aire.

Aceleró hasta rebasar la moto en frente, entrando en el primer callejón que encontró, volviéndose prácticamente invisible por la oscura sombra mezclándose con el negro de su vehículo y su traje.

La otra moto frenó estando frente al mismo callejón, se mantuvo en completo silencio cuando se percató de que era una pareja en plena discusión.

— ¡Ya te dije que es una maldita carga, sólo estorba! — exclamó el hombre — deshazte de él, alguien lo encontrará o se terminara muriendo de hambre —.

— ¡No es un jodido perro! — respondió la mujer — sé que es un estorbo pero es mi hijo —.

— Pero no el mío... Dame acá — con una mano tomó al pequeño del abrigo que llevaba puesto y lo arrojó hacia el basurero antes de que la mujer pudiera decir algo al respecto — nos atraparán si no arrancamos ahora —.

Abandonando a un niño que lloraba de manera silenciosa, aceleraron la moto sin mirar atrás tan siquiera para verificar que había caído en buen estado.

Para su buena suerte, cayó sobre unas bolsas de basura que amortiguaron el impacto.

La patrulla siguió detrás de la moto unos instantes después. Poco a poco los sonidos de aquella persecución se fueron apagando hasta que sólo quedaron los leves ruidos de la cuidad por la noche.

— Mhg~ — soltó quejido una vocecita que la obligó a bajarse de la moto. Si era sincera, se había olvidado por unos segundos del pequeño cuerpecito.

Se quitó la máscara para no asustarlo y se agachó a su lado, viendo cómo se acurrucaba tembloroso del miedo, también sollozaba sujetando uno de sus bracitos adolorido.

— Oye, chiquito... — lo llamó en un susurro, acercándose hasta poder tomarlo en brazos. El pequeño estaba rígido ante el tacto y pareció congelar su respiración — tranquilo, tranquilo... Nada más va a pasarte, yo estoy aquí ¿Está bien? —.

La voz femenina tan suave como terciopelo le regaló una sensación de seguridad que sentía experimentar por primera vez, los fuertes pero delgados brazos lo acomodaron en una mejor posición y le brindaron ese calor tan reconfortante que creyó no existía. Su llanto cesó y su miedo disminuyó.

— ¿Ves? No hay porqué temer — acarició con suavidad su cabello y decidió preguntarle — ¿Qué edad tienes, renacuajito? —.

— ... Tesh — trató de levantar tres de su deditos pero terminó enredado, decidió levantar sus dos dedos índices y uno pulgar, dando a entender que igual sabía cuál era el número mencionado.

— Jeje~ eres muy listo — dijo entre pequeñas risas.

Al ver que el pequeño de cabellos naranja y ojos gris plomo no mostraba resistencia ante ella, se levantó con él en brazos y se colocó su máscara nuevamente, tomando asiento sobre la moto. Si, se lo llevaría a su casa.

— ¿Y como te llamas? —.

— Ta-iii-shi — respondió mostrando sus pequeños dientes en una sonrisa radiante, tal parecía que esa era la única manera en la que podía pronunciar correctamente su nombre — ¿Y ushted? — preguntó de vuelta.

— Para ser tan pequeño, eres muy educado jajaja~ — hizo una pausa — yo me llamó (N)... Moreau (N) —.

— (N) — repitió a su manera.

— Ya practicaremos eso — ella se rió, cosa que contagió al menor, pero paró al sentir dolor — habrá tiempo para reírse... Ahora debes descansar y no te preocupes, yo voy a protegerte — dejó que el pequeño se acostara en su hombro y enroscara las piernas en su cintura. Quedando como un pequeño koala.

— ¿Tómo un hédoe? —.

— Hmm nop... Digamos que cómo un villano, uno que ama mucho lo que recoge en la calle jajaja~ —.

— Me gushta —.

— Jeje~ eso es bueno... Porque de ahora en adelante, vivirás junto al villano más peligroso de la historia —.

Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora