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— ¿Y tú qué haces aquí? — le preguntó con algo de incomodidad.

— Vigilarte — respondió simple, encogiéndose de hombros.

— ¿Me ves como si necesitara vigilancia? ¡JAJAJA! ¿Quién te envió? — preguntó demandante, volteando la cabeza en su dirección de golpe.

— ¿Por qué debería haberme enviado alguien?... Tal vez, tenía curiosidad de ver como trabajas~ — respondió con tono juguetón.

En menos de lo que le tardaba tomar una bocanada de aire, ya lo tenía de cara contra el suelo, sentada sobre su espalda inmovilizando sus extremidades.

— ¿Quién te envió, Haruchiyo?... Responde o te cortaré el brazo y luego lo forzaré a entrar en tu trasero — le susurró al oído, provocando que los dientes del chico rechinaran por haber escuchado el desagradable sonido de la estática producido por la máscara.

— Jeje~ tu velocidad es demoníaca — sintió cómo sus brazos comenzaron a doler por la fuerza que estaba ejerciendo su atacante. Dejó salir un chillido cuando escuchó el crujido que hizo su hombro derecho.

— Responde la pregunta, no tengo toda la vida —.

— Takeomi — decidió delatarlo. Tenía ganas de jugar un poco pero sabía que no estaba tratando con alguien que le gustaran mucho los juegos, lo acababa de descubrir.

— Oh ho~ ¿Así que no me tienen confianza?... No me extraña, yo tampoco me tendría confianza jaja~ — habló al aire, dejando al hombre libre — mueve tu fea cara lejos de mí, no necesito niñera — movió su mano al frente y la sacudió de adelante hacia atrás, una clara señal de que lo estaba echando del lugar.

— Pero si quiero ver cómo trabajas — se quejó.

Intentó seguirla en silencio, hasta que sintió el filo de una cuchilla rozar su garganta, creando un pequeño corte que enseguida comenzó a sangrar.

— Me sabe a culo el hecho de que seas el segundo al mando de Boten — dijo con tranquilidad, caminando a recoger la cuchilla que anteriormente le había lanzado — la próxima te la voy a clavar en el cráneo... Lárgate — le dió la espalda y comenzó a caminar, metiendo las manos en los bolsillos.

— Que aburrido~ — bufó fastidiado el de cabellos rosa, colocando una mano en la reciente herida. Era muy pequeña, pero no había dejado de sangrar.

Estaba seguro de que no se rendiría, quería ver cómo trabajaba ese tal Snake. Además, no entendía porqué los demás le tenían tanta desconfianza, debía admitir que si se veía algo sospechoso pero parecía alguien de fiar.

=•=•=

— ¿Cómo haces eso? — preguntó en su oído, ganándose un certero golpe en sus genitales y un disparo que le pasó a centímetros de la cara.

— Imbécil, no me sorprendas así — regañó, reacomodando el cuerpo que llevaba en su hombro y guardando el arma. El pelirosa había tenido suerte, ella lo reconoció segundos antes de disparar.

— Lo... Tendré... En cuenta — respondió en un hilo de voz, alzando su pulgar como afirmación. Estaba en posición fetal, sujetando sus partes por el dolor que prevalecía en la zona.

— Más te vale — lo amenazó, para seguir caminando.

La alcanzó corriendo cuando se logró recuperar del golpe, bueno, más o menos, comenzaba a cuestionarse mentalmente si no le había roto un testículo.

Trato de llegar haciendo mucho ruido para no ser golpeado nuevamente, y estando a un lado de ella se quedó caminando a su misma velocidad, poco le importaba molestarla.

— Hasta que no te responda lo que buscas, no te irás ¿Verdad? —.

— Exactamente —.

— ¿Qué quieres saber? —.

— ¿Cómo lo dejaste así? — le dió un toque al cuerpo que estaba todo triturado por dentro.

Ella volteó la cabeza a su dirección, lo miró con molestia –cosa que no se notó por la máscara que llevaba puesta– y guardó silencio para comenzar a caminar más rápido.

— Bien, si no me vas a responder eso al menos dime qué edad tienes ¿Puedes? —.

Se quedó en silencio un momento, luego soltó un pesado suspiro y decidió responder.

— Veinticuatro — dijo simple.

— Te hacía más viejo, honestamente... ¿O vieja? ¿Eres hombre o mujer? — preguntó con una mano en su barbilla, mientras la miraba fijamente, intentando notar por encima de esos ropajes anchos algún bulto cómo pechos.

— Eso no te interesa — respondió cortante.

— De hecho, si me interesa... No sé cómo referirme a tí ¿Él o ell- uh~ — todo el aire salió de golpe por el puñetazo que había recibido en su estómago. Cayó de rodillas al suelo, sujetando esa zona con fuerza, sentía que iba a vomitar en cualquier momento.

— Maldito drogo —.




Bye bye~

Snake • Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora